Compositor, cantante, músico, actor y presentador, Manuel Wirzt es un artista que lleva presente su terruño, San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires y lo ha expresado en composiciones tan distantes en el tiempo como ‘La noche de la Lechuza’ o ‘Fotos y canciones’, entre otras. Con cariño, este nicoleño recuerda sus inicios, amigos y la actualidad de su ciudad.
¿Cómo era tu hogar en San Nicolás de los Arroyos?
Vivíamos en el barrio Don Bosco, estaba mamá (Olga Retta), papá (Osvaldo Wirzt), Daniel, mi hermano mayor cuatro años, yo y después llego Javier. Siempre algún andando por ahí y perros, éramos muy perreros.
¿Qué recuerdas del barrio?
Hoy con los años recuerdo Don Bosco como si fuera Disney. Fue ese espacio y lugar que me ayudó a descubrir y entender un montón de cosas, esa cuadra maravillosa, Almafuerte…
Recuerdo el campito en diagonal a casa donde un día era la cancha de futbol y otro un campo de batalla, donde nos transformábamos en esos personajes que veíamos en la televisión y jugábamos a los cowboys o a Combate donde yo era el Sargento ‘Chip’ Saunders.
Andábamos por arriba de los techos porque todos eran horizontales y parejos y nos comunicábamos con los amigos por ahí y hacíamos una que otra tropelía.
¿Cómo fue tu infancia?
Feliz, éramos una pandilla enorme que se mezclaba con gente de la otra cuadra, aunque, siempre había rivalidad. Estábamos los de Almafuerte y los de Peatonal 1 y Peatonal 2.
Recuerdo a Fabián, al Mono Félix, a Walter, a Toto Buarck, todos de la cuadra y salíamos a la hora de la siesta a juntar mandarinas y naranjas o a cazar pajaritos, era normal y hoy lo veo como algo terrible, los tiempos cambian y uno cambia.
¿Cuándo se despertó tu vocación?
A los nueve años mi papá y mi mamá me regalaron para mi cumpleaños mi primera guitara era criolla de Antigua Casa Núñez, la tengo hoy en mi estudio y fue mi primera relación con algo que permitió conectarme con la música.
Fue increíblemente mágica, poder imitar y sentir que era Horacio Guarany, Los Chalchaleros o Cafrune. Con el tiempo apareció la música progresiva y luego el Rock nacional y artistas como Charly García o Spinetta, los Beatles.
Siempre fui muy curioso, formé parte del elenco estable del teatro Municipal de San Nicolás con el glorioso Maestro Verandi y empecé a estudiar teatro a los 15 años.
Al ir a Buenos Aires, ¿Seguiste conectado con tu ciudad?
Estudiaba en Buenos Aires y volvía los fines de semana a San Nicolás. Nunca dejé de ir. Mamá me dada un “tupper” con medio kilo de queso cremoso y unos 300 gm. de paleta, porque el jamón era muy caro y papá me daba algunos pesos.
Los tres primeros meses dormí en los bancos de la estación de Retiro hasta que un amigo del conservatorio me brindo su casa y ahí, fui alternando con otros, hasta Lito Vitale me bancó en su casa un tiempo. Fui un nómade y al conseguir un trabajo pude bancar una pensión.
¿Algo entrañable de San Nicolás?
El árbol de El paraíso que estaba en la puerta de casa había uno en cada una porque era barrio obrero. En la canción que compuse, ‘Fotos Y Canciones’, describo mi barrio, mi cuadra Almafuerte ese lugar que me enseñó a soñar. Y, en la letra hablo de El Paraíso que me esperaba en la puerta. Para mi ese árbol se transformaba en nave espacial, en casa, en castillo, era fantástico, era mi portal de la imaginación y me lleva a donde yo quisiera. Cada amigo tenía su árbol y era sagrado y era su templo, su laboratorio, su cueva…
¿Quién está en San Nicolás?
Tíos y primos, tengo contacto con los del barrio Somisa. Mis padres se vinieron para Buenos Aires en el 1998 con mi hermano menor.
Si fueras guía de turismo, ¿Qué lugares recomendarías?
El teatro municipal de San Nicolás, uno de los más hermosos porque el arquitecto que lo hizo viajaba a Buenos Aires y copiaba el Colón mientras se estaba construyendo.
La zona de la costanera porque de pibe la ciudad le daba la espalda al río y hoy está impactante, hasta han hecho puentes para comunicarla con la isla de en frente.
La Catedral a la Virgen de San Nicolás y las zonas donde se ha desarrollado mucho la culinaria.
Desde afuera, ¿Qué cambios son más destacados en tu ciudad?
Los urbanos, las calles asfaltadas, los barrios bien cuidados, llama la atención de cómo fue prosperando. Hoy hay murales con pinturas maravillosas en edificios, en paredones, es una ciudad que está cada día más linda en todo sentido.
¿Has realizado o realizas alguna colaboración con la ciudad?
Sí, a menudo. Sigo el consejo de mi padre, ‘Cuando hagas algo, hacélo sin que nadie se entere’.
Siempre y por sobre todas las cosas Dios ha tenido que ver mucho con mi crecimiento, en mi bienestar y en ayudarme a llegar a donde estoy hoy para ayudar, dar. Desde 1989 abrí mi corazón a Jesús y la vida me cambio, estoy donde estoy, gracias a Él
¿Tu familia se vinculan con tu ciudad?
Conozco y comparto mi vida con Andrea mi mujer, la más hermosa que conozco desde el 93, a quien le escribí ‘Hoy te necesito’ en 1996 y en 2020, ‘Loca de mi corazón’, tenemos tres hijos maravillosos, Juan (22), Bianca (20) y Mora (16) y a todos les encanta San Nicolás.
Hoy en tu vida, ¿Qué lugar ocupa San Nicolas?
Está en mi corazón con todo lo que fui allí, la visito de vez en cuando. A veces corre la fantasía junto con Andrea de volver a vivir allá, le encanta, aunque ella es de Olivos (Buenos Aires).
Veo tan linda la ciudad, sin embargo, esa idea dura lo que dura la fragancia, un momento. Es una caricia que me hago como nicoleño porque San Nicolás, es mi casa.