El cooperativismo frente a un nuevo escenario

El 2025 fue declarado como Año Internacional de las Cooperativas por resolución de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, para destacar el papel fundamental que tienen en el fomento del desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo.

En un contexto global donde el 10% más rico de la población mundial obtiene el 52% de la renta; mientras que el 50% más pobre, alcanza el 6,5% del total de la riqueza producida, crecen los índices de pobreza, indigencia y desigualdad.

En contraposición al modelo de concentración de la riqueza en cada vez menos manos, se contrapone el modelo cooperativo que en nuestro país tiene una trayectoria que inicia en las últimas décadas del siglo XIX, con los inmigrantes europeos, que impulsaron el modelo solidario y de apoyo mutuo en los ámbitos agrarios, del consumo y del crédito.

La sanción en 1926 de la primera Ley de Sociedades Cooperativas, consolidó y permitió ampliar el movimiento cooperativo.  Treinta y dos años más tarde se fundó el  Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos  con el objetivo de “difundir los Principios y Valores de la Cooperación, representar a sus cooperativas asociadas ante los poderes públicos, promover la creación de cooperativas y movilizar a través de una red solidaria los fondos ociosos de las cajas de crédito cooperativas, desde unas regiones del país hacia otras, según los requerimientos estacionales de la actividad económica”.

En sus primeros años el IMFC fundó cerca de 1.000 cooperativas de crédito en casi todo el país, que se redujeron con el transcurso de los años a 450.  Por la reforma financiera de 1977,  la mayoría de las entidades se fusionaron y dieron origen a 76 bancos cooperativos, de los cuales, por un proceso similar, se concentraron en el Banco Credicoop Cooperativo Limitado.

La entidad cuenta con 178 cooperativas asociadas que abarcan diferentes ramas de la actividad económica, la Tarjeta Cabal (la única de carácter netamente cooperativo), la constitución de FAESS, la Federación Argentina de Entidades Solidarias de Salud Coop. Ltda., Residencias Cooperativas de Turismo en Chapadmalal, provincia de Buenos Aires, Cooperativa de Seguros Segurcoop.

AreaUrbana dialogó con Juan Carlos Junio, presidente del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, para saber cuál es la realidad actual de la organización.

¿Cómo describiría el alcance de los objetivos que se planteó el instituto del Fondo en el momento de su fundación?

Estamos hablando de un balance histórico de 65 años, ya que el Instituto se fundó el 23 de noviembre de 1958 en Rosario, provincia de Santa Fe y su origen fue aglutinar cajas de crédito cooperativas que había en un conjunto no muy numeroso en algunas provincias, muy particularmente en la provincia de Santa Fe, donde el cooperativismo de todas las ramas tiene un viejo arraigo, un poco en la provincia de Buenos Aires y Córdoba. El sentido era entonces aglutinarlas, pero con una perspectiva, social, cultural, por qué no decirlo, política. Que la caja de crédito, el cooperativismo de crédito no solamente sea un instrumento de los productores pequeños, de cada pueblo y cada ciudad para obtener crédito y favorecer la producción, sino que además a través de ese aglutinamiento tengan una perspectiva de compromiso social, cultural, en línea con una idea de una nación y de un país que se vaya uniendo, con un sentido democrático y popular.  O sea, que haya un cooperativismo que atienda necesidades específicas del pueblo y de la producción del lugar, pero que tengan un compromiso con la comunidad. Bien, ese fue el origen. ¿Si eso se plasmó en la realidad? Yo diría contundentemente que sí.

En primer lugar, porque a principios de la década del 60, a poco de andar, tuvo un crecimiento fenomenal, casi inesperado, porque salió al encuentro de una enorme necesidad que había en las pequeñas empresas, tanto de la ciudad como del campo, de acceder al crédito porque los bancos no les daban. Así es que hubo una fenomenal explosión.   Recorrimos todos los avatares de la vida y del país desde entonces. Tuvimos avances y tuvimos grandes derrotas y retrocesos, fundamentalmente durante los gobiernos de facto que son, en general, hostiles al cooperativismo como concepto y otros grandes momentos donde se pudo avanzar y llegamos hasta aquí, e insisto, en que ya somos ahora una gran organización cooperativa fundamentalmente nucleada en el Banco Credicoop, que es una organización bancaria, pero de carácter cooperativo con 276 sucursales que en realidad son casas cooperativas en cada uno de sus pueblos y ciudades donde se reciben los depósitos del público, de las pymes, de las empresas inclusive grandes y tratamos de revertir esos depósitos en servicios y créditos a la comunidad y también siguiendo aquel mandato fundacional, sosteniendo participación de los socios en la gestión de la cooperativa y sosteniendo una actitud sensible a la comunidad.

¿Cómo impacta el contexto político económico actual en el en el ámbito cooperativo? 

El movimiento cooperativo y el Banco Credicoop históricamente y ahora también nos nutrimos de las pequeñas y medianas empresas. En una época era solamente de las pequeñas porque no teníamos el volumen, el patrimonio para atender empresas medianas y empresas grandes, siempre hablando de las de carácter nacional. Nosotros no nos nutrimos de empresas multinacionales. Diría entonces que el destino de la PYME siempre ha sido el mercado interno.  O sea, las PYMES crecen y se desarrollan cuando hay proyectos económicos que privilegian el mercado interno, el crecimiento del salario, que haya reactivación del mercado interno y un fuerte consumo, que haya políticas estatales de fomento a las pymes a través de los bancos oficiales y de la banca privada para contribuir a líneas especiales, en fin.  Ese es el modelo con el que en general crecen y se desarrollan y eso genera un impacto benéfico en el movimiento cooperativo.

El modelo actual, está en la en la antítesis, es un modelo que privilegia la importación de bienes del exterior con la idea de que de ese modo se van a bajar los precios internos, porque el ingreso de mercadería del exterior implica productos más baratos.  No trepida en que eso va a generar una gran destrucción del sistema productivo argentino, que la mayoría de las ramas no tiene posibilidad de competir con esos productos que vienen de países que tienen un volumen fenomenal de producción, un desarrollo tecnológico y financiero mucho más grande. Este es un modelo que niega el rol del estado, el propio presidente nacional habla de que es un topo para destruir al estado.  Nosotros en cambio sí creemos que tiene que haber un estado activo que fomente lo social, lo cultural y que el sistema financiero esté al servicio del sistema productivo y a su vez se nutra del sistema productivo.

Por lo tanto, si bien tenemos una enorme solidez producto de los 65 años que decíamos antes, nos preocupa y en general somos críticos de este modelo porque nos debemos a nuestra base social que son las pequeñas empresas y a la perspectiva de un proyecto político, social de carácter nacional y no un proyecto que esté absolutamente inficionado por la venida de capitales extranjeros que en general son capitales especulativos que vienen y se van.  Estamos navegando en esta situación que es hostil en términos económicos, sociales al sector que atendemos y bueno, lo atravesaremos. Otra cuestión importante del instituto es la relación con los municipios y comunas.

¿Cómo es este vínculo hoy y cómo los asiste el IMFC? 

Sí, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos es el organismo, orientador diría y que lo representa en muchos lugares en términos institucionales. Pero el que tiene, los recursos económicos es el Banco Credicoop. En tal sentido, efectivamente nosotros tenemos un vínculo con los municipios desde hace ya algunas décadas muy fuerte.  Tenemos acuerdos de pago de sueldo, acuerdos de préstamos, recibimos en muchos casos los fondos excedentes del municipio, participamos de las actividades institucionales, más allá del color político que circunstancialmente pueda haber en cada uno de ellos, porque hay cambios en este sentido, pero nosotros sentimos que tenemos que tener, nos interesa tener una fuerte superficie de contacto con la comunidad y el municipio es una institución determinante de la comunidad local.

A nosotros nos interesa ese vínculo, desde el vecino, el pequeño comerciante, la escuela, la biblioteca,  al propio municipio también. Así que la es que sí, nosotros tenemos un vínculo muy fuerte, los apoyamos y nos apoyan.

¿En qué proyectos se podría visualizar esta relación?

Según los proyectos de cada municipio, cuando nos solicitan algún crédito, por ejemplo, son proyectos específicos de cada localidad, más que nada proyectos de infraestructura, relacionados con lo que sería la obra pública municipal, todo lo que tiene que ver con electricidad, pavimento, agua, en fin, a veces esas cosas se hacen entre la cooperativa de servicio del pueblo, la cooperativa de servicio de electricidad en un acuerdo con el municipio con financiamiento del Banco Cooperativo que somos nosotros.  Eso suele ocurrir y es muy interesante porque es la potenciación de proyectos sociales o públicos, no estrictamente privados para un destino social o público. 

La cooperativa de electricidad, la cooperativa de agua, la cooperativa telefónica, de pavimento, a veces incluso agraria y el financiamiento de su banco cooperativo y el que lo recibe eventualmente es el municipio. Atendemos desde un municipio en el extremo sur del país hasta Jujuy, así que son situaciones muy diversas. 

¿Se produjo un incremento de municipios y comunas que recurren a esta posibilidad teniendo en cuenta lo que fue el recorte de fondos para la obra pública a nivel nacional?

Sí, nosotros tenemos, una fuerte relación con los municipios, porque muchos de ellos colocan sus fondos en el banco, excedentes que en general son circunstanciales, y nosotros eventualmente los apoyamos si ellos necesitan para algo.  Los municipios, si bien hay situaciones muy diversas por razones políticas y estructurales, ahora están en un momento de restricciones importantes producto de la política del gobierno nacional de fuerte reducción de envío de fondos a las provincias y consecuentemente éstas aplican la reducción de recursos destinados a los municipios.

Por lo tanto, hay un fuerte sufrimiento de recursos en este momento que genera una restricción muy severa, muy extrema de las posibilidades de inversiones, fundamentalmente en obra pública. Ni que hablar en inversiones de carácter social o educacional y cultural.  No olvidar que, por ejemplo, todo lo que sea infraestructura escolar, infraestructura sanitaria, proyectos de carácter cultural, bibliotecas, en fin, festivales, todo eso está muy restringido, yo diría incluso deteriorado por esta política de que el estado se retira de todo, así que vivimos en este sentido una época negativa. 

¿Se avizora un panorama más alentador en el horizonte?

Esa pregunta solo puede tener una respuesta política, O sea, este gobierno, este modelo se va a sostener, va a ser reformulado, o va a ser rechazado por la ciudadanía, es muy difícil de prever.  Ahí yo creo que hay un desgaste de estas políticas del gobierno, las políticas de ajuste que afecta a la gran mayoría de la sociedad, por ejemplo, los 7 millones de jubilados que están en una situación de deterioro muy fuerte de sus ingresos, a la gran mayoría de los asalariados que tienen pérdida de ingresos, a la gran mayoría de los trabajadores informales, a los sectores medios que viven del mercado interno y que bueno, venden y facturan menos, y ahora está el tema de la venida de productos importados.

Por lo tanto, si bien este es un gobierno que tiene legitimidad de origen porque fue votado por la ciudadanía, por el otro lado en el ejercicio del poder, el ejercicio del gobierno, hay un proceso importantísimo de desgaste, pero bueno, ahí ya no intervienen solamente, las cuestiones objetivas de carácter económico, sino también las culturales, simbólicas, ideológicas que tienen que ver con los comportamientos de la opinión pública sobre este tipo de cuestiones.

De esperanza, frustraciones, identidades políticas, en fin, todo eso es lo que se mezcla, se combina y va determinando un cuadro político. Así que creo que tenemos un escenario muy abierto sobre la perspectiva política argentina.

En el sentido de la construcción social, por un lado está el cooperativismo y del otro el fomento del desarrollo individual, ¿podría decirse que hay dos modelos en pugna o el modelo cooperativo no se verá afectado?

Son dos modelos en pugna. Por un lado, el que enarbola el presidente, viene inspirado de las épocas de Martínez de Oz, luego por el propio menemismo, el macrismo, que es un modelo “tatcherista”, o sea, que privilegia no la sociedad, sino al individuo, al individuo ensimismado, al individuo aislado, sobre la base de una filosofía, de una concepción que dice que el motor de la vida es cada uno en sí mismo y que el motor de la sociedad es la sumatoria de individuos separados. Nosotros creemos en lo contrario y eso es una pugna permanente. Creemos en proyectos asociativos y colectivos impregnados de una idea solidaria.

Por supuesto, como son proyectos integrados por seres humanos, son imperfectos, pero la vida ha demostrado acá y en el mundo entero que el cooperativismo es una variante de gestión social, cultural que sirve y que se utiliza muy positivamente en todo tipo de ramas de la actividad humana y de la actividad productiva. Desde el cooperativismo, nosotros estamos en el crédito, de consumo, de vivienda, de producción, de trabajo, agrario, de seguros. 

Tengo contacto con el cooperativismo de todo el mundo y hay un auge importante del cooperativismo en el mundo entero. Las Naciones Unidas declararon al 2025 año internacional de las cooperativas, precisamente por su aporte en un mundo tan en crisis civilizatoria, incluso, o sea, en una crisis de distintos de distintas facetas, el cooperativismo está demostrando que es un sistema de gestión que puede combinar la eficiencia en la gestión productiva con una organización democrática y humanista.

Así que efectivamente son dos modelos que disputan el modo de gestionar la cosa pública de la sociedad. Nosotros somos, optimistas sobre la perspectiva que tiene nuestro modelo acá y en el mundo entero. Desde el instituto movilizador, somos un aglutinante muy importante, tenemos además, un Centro Cultural de la Cooperación, que es un gran centro de actividad de la cultura progresista, que se fundó ya hace 22 años, del que soy el director y desde allí también intentamos darle un gran impulso a la cultura, hemos constituido un polo de cultura muy grande en la ciudad de Buenos Aires, que tiene incluso proyecciones en todo el continente.

Tenemos una cooperativa de seguros, la tarjeta Cabal, tenemos un proyecto muy importante de turismo en Chapadmalal, residencias cooperativas de turismo, o sea, estamos impregnados de la misma ideología fundamental cooperativa que te decía al inicio de la charla, tratamos de tener iniciativas para que se materialice concretamente esta idea en distintas facetas de la vida social, y lo hacemos con el optimismo de siempre. 

Patricia Manni

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José Abel Autor