“Cazón es nuestro paraíso terrenal, un lugar donde la paz y la naturaleza se sienten de verdad”

AreaUrbana dialogó con Jonathan Coria, delegado municipal de la localidad bonaerense de Cazón. La localidad conocida como el “Pueblo del millón de árboles” y tierra de uno de los viveros más importantes del país. Cómo ser vecino y funcionario al mismo tiempo, los próximos desafíos y más sobre en esta entrevista.

A sus 26 años, Jonathan Coria, delegado municipal de la localidad de Cazón en el partido de Saladillo, provincia de Buenos Aires, habla con la naturalidad de quien sigue siendo, ante todo, un vecino más. Nacido y criado en el lugar —ese pequeño lugar conocido como el “Pueblo del millón de árboles”—, lleva en su voz el mismo ritmo tranquilo que el lugar donde creció. Hijo de una familia trabajadora, aprendió desde chico el valor del esfuerzo y la importancia de cuidar lo propio. Hoy, como funcionario, intenta devolverle a su comunidad todo lo que ella le dio, sin perder la sencillez ni el sentido de pertenencia que lo acompañaron desde siempre, comentó a AreaUrbana.

¿Cómo describirías a Cazón, la localidad que representas?

Es un pueblo muy especial dentro del partido de Saladillo. Se lo conoce como el pueblo del millón de árboles. Está ubicado a unos 180 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, con acceso por la Ruta Nacional 205 a la altura del kilómetro 170. Es un lugar rodeado de naturaleza, de verde, de viveros, y con una tranquilidad que cuesta encontrar en otros sitios.

Pero lo que más termina de definir a Cazón es su gente. La comunidad es genuina, solidaria y abierta a los cambios que el pueblo fue viviendo a lo largo de los años. Cazón ha atravesado distintas etapas y transformaciones, y siempre fue la propia comunidad la que se mantuvo firme, superponiéndose y adaptándose a cada nuevo contexto. Esa participación constante de los vecinos es la que ha hecho posible que hoy Cazón sea este pulmón verde tan característico, un pueblo que se enorgullece de su identidad y su historia. Según el último censo de 2022, Cazón cuenta con unos 230 habitantes aproximadamente. Es una comunidad pequeña, pero muy unida.

¿Cuál es la principal actividad económica de los vecinos?

La principal actividad tiene que ver, por un lado, con el ámbito educativo, porque hay muchos docentes y auxiliares que trabajan en las escuelas de la zona. Y por otro, con la producción viverista.

Cazón tiene el vivero municipal más importante de la provincia y uno de los más destacados del país. Fue impulsor de proyectos de forestación urbana en distintas ciudades. Muchos de nuestros mayores —nuestros padres, tíos y abuelos— han pasado por el vivero municipal o por la delegación, o bien han trabajado en la educación.

También hay viveros privados que surgieron como iniciativas locales, impulsadas por vecinos que fueron pioneros en esta actividad y que hoy sostienen una producción muy importante. Actualmente tenemos cinco viveros en total, contando el municipal, y todos mantienen una producción constante y de calidad.

¿Cómo fue tu llegada al cargo de delegado municipal? ¿Militabas en política?

Soy de acá, nací en 1999 y tengo 26 años. Llegué al cargo cuando tenía 24, todavía muy joven. Provengo de una familia trabajadora, formada por mis abuelos maternos y mis padres. Soy hijo único, así que en algún momento me tocó recibir algún capricho (risas), pero mis padres siempre me inculcaron valores muy firmes: el trabajo, el esfuerzo, el respeto y la honestidad.

Mi familia siempre se dedicó a la tierra, al campo, a cuidar animales y a la agricultura. Esas fueron las cosas que me marcaron: el valor del trabajo y de hacer las cosas bien.

Estudié toda mi vida acá en Cazón. Fui al jardín “Nidito Alegre”, luego hice la primaria en la Escuela N° 39, en el paraje San Blas, una escuela rural donde en ese momento éramos 14 chicos; hoy son apenas seis. Después cursé el secundario en la Escuela Agrotécnica de Cazón.

En cuanto a mi militancia, empecé en 2015, con 16 años, en la Juventud Radical. Siempre me interesó participar, involucrarme en lo que pasaba en mi comunidad. Con el tiempo fui conociendo mucha gente, aprendí mucho y viví experiencias muy lindas dentro del espacio.

Ya en 2023, después de las elecciones en las que el intendente José Luis Salomón fue reelecto, yo trabajaba con él como chofer y fotógrafo. Un día me convocó a una reunión y me propuso ser delegado de Cazón.

La verdad, fue una sorpresa. Si bien uno sueña con esas posibilidades, no lo esperaba tan pronto. Con 23 o 24 años, ocupar un cargo de tanta responsabilidad no es fácil, pero lo tomé como un gran desafío. Fue, sin dudas, la decisión más importante de mi vida.

Acepté convencido, después de muchas charlas con el intendente, porque sentí que era una oportunidad para devolverle algo a mi comunidad, la que me formó como persona, donde tengo mis amigos, mis recuerdos y mi historia. Sabía que venía un cambio de gobierno a nivel nacional y que había incertidumbre sobre lo que podría pasar, pero me animé. Hoy, mirando hacia atrás, creo que fue la mejor decisión.

Debe ser difícil equilibrar el rol de vecino con el de funcionario. ¿Cómo haces para compatibilizar ambas cosas?

Sí, es complicado. Uno tiene que ser muy autocrítico. Cuando era solo vecino veía muchas cosas que había que mejorar y ahora, desde este lugar, entiendo mejor los procesos, los tiempos y las limitaciones.

Recorro mucho los caminos rurales, hablo con la gente, escucho. Siempre trato de pensar y planificar acciones que ayuden a resolver los problemas que tenemos. Este año, por ejemplo, la lluvia fue un desafío enorme, con inundaciones que afectaron a toda la provincia y complicaron mucho la transitabilidad de los caminos rurales.

La delegación depende de distintas áreas del municipio, como Red Vial y la Secretaría de Obras Públicas, con quienes trabajamos en conjunto. A veces los tiempos no son los ideales, pero siempre tratamos de dar respuestas y de acompañar, sobre todo al sector rural y productivo, que es el motor económico de Saladillo.

¿Ese fue el principal desafío que encontraste al asumir?

Sí, fue uno de los principales. También el mantenimiento general del pueblo: el alumbrado, el corte de pasto, la limpieza. Cazón tiene mucho verde y eso es hermoso, pero también implica un trabajo constante. En época de lluvias o calor el pasto crece rápido y cuesta mantener todo en orden.

Otro desafío grande fue el de las herramientas. Cuando asumimos, la motoniveladora, el tractor y otros equipos estaban fuera de servicio. Tuvimos que dedicar tiempo y recursos a repararlos, ponerlos en condiciones. Gracias al acompañamiento del municipio lo logramos, y hoy podemos trabajar con todas las máquinas en funcionamiento.

¿Qué logros destacarías de tu gestión hasta ahora?

Uno importante fue justamente ese: poner en condiciones la maquinaria y el equipamiento. Pero también destaco otros proyectos muy significativos, sobre todo los que involucraron a las escuelas.

El año pasado relanzamos un proyecto ambiental que se llamaba “Las hojas no son basura”. Teníamos un problema cada otoño: muchos vecinos quemaban las hojas secas. Entonces, junto con la Escuela Primaria N° 9 y la Escuela Agrotécnica de Cazón, propusimos una alternativa. Desde la delegación repartíamos bolsas para que los vecinos juntaran las hojas, y luego pasábamos a retirarlas. Esas hojas se usaban en la escuela para hacer compost y generar tierra fértil para las huertas.

El proyecto funcionó muy bien. La comunidad se comprometió, casi desaparecieron las quemas y además fortalecimos el vínculo entre las instituciones, los chicos y la delegación. Fue una experiencia hermosa.

También tuvimos otros logros concretos: la mudanza al nuevo edificio de la delegación municipal, la puesta en valor del Centro de Atención Primaria de la Salud, la creación de la biblioteca, y la llegada de una nueva ambulancia. Son mejoras que cambian la vida cotidiana de los vecinos.

¿Cómo imaginás el futuro de Cazón dentro de diez años?

Es difícil pensar a tan largo plazo, porque uno vive muy en el día a día, pero me imagino un Cazón más grande, con más vecinos, más vida comunitaria y más desarrollo.

Lo fundamental es que no pierda su identidad. Cuidar las costumbres, la historia y la cultura local es clave. Ojalá que quienes estén al frente de la delegación en el futuro sigan trabajando con ese compromiso y que les vaya incluso mejor que a nosotros.

Deseo que se mantengan los proyectos que promueven el cuidado del medio ambiente, la participación comunitaria y el desarrollo educativo. También que continúe el trabajo con las áreas de Turismo y Cultura, que nos ayudan a mostrar todo lo que Cazón tiene para ofrecer a los visitantes.

Y si tuvieras que invitar a alguien que nunca visitó Cazón, ¿cómo lo harías?

Cazón, como dice nuestro intendente, es nuestro paraíso terrenal. Es un lugar donde la naturaleza, la paz y la conexión con lo verde se sienten de verdad. Tiene una energía especial, que te invita a disfrutar en familia, a descansar y desconectarte del ruido de la ciudad.

Tenemos muchos puntos para recorrer: el vivero municipal, los hornos de carbón, el domo de Cazón, la base de campamento, la capilla. Y además un punto gastronómico muy lindo, Lo de Tenca, un bar que funciona en un antiguo almacén con más de 70 años de historia. Conserva ese aire tradicional y es un lugar muy querido por los vecinos.

La invitación es simple: que vengan, que se tomen un día para caminar por nuestras calles, conocer nuestra plaza, hablar con la gente. Estoy seguro de que quien visita Cazón se enamora del lugar.

JOSÉ A. LEMOS

  Compartir en:

José Abel Autor