Yo nací en… Quimilí: Adolfo “Bebe” Ponti

Con tono humilde, sin alardear, pero tal vez sospechando que los lectores conocen más a los intérpretes de sus letras que a él, Adolfo “Bebe” Ponti elige comenzar la entrevista a modo de presentación: “Soy un autor de canciones, tengo más de 100 temas grabados por diferentes artistas, desde Mercedes Sosa a Luis Salinas, de León Gieco a Jacinto Piedra, de Peteco Carabajal a Los Manseros Santiagueños. Me desempeño en la comisión de exámenes de Letras de SADAIC, donde además dicto talleres anuales de letras de canciones. Y he publicado siete libros”.

Cuatro de sus libros son de poemas; uno es una biografía de Jacinto Piedra; otro es un relato -novela corta o cuento largo- en coautoría con Felipe Rojas basado en una leyenda de Santiago del Estero y titulado Kakuy, la miel del deseo. Éste último tiene a su vez un guión, ya que existe la idea de llevarlo al cine. Su más reciente publicación es Historia viva de la chacarera santiagueña.

Como si fuera poco, “Bebe” tiene un programa en Radio Nacional Folklórica, en FM 98.7, los sábados de 19:00 a 20:00. Y está por editar junto a Los Carabajal un disco, una cantata, dedicada al Papa Francisco, a través de la vida de San Francisco de Asís. El álbum se compone de 12 piezas que recorren numerosos géneros folklóricos nativos, como vidala, chacarera, escondida, zamba, loncomeo, milonga, huayno y valsecito criollo, entre otros. Cada canto tiene una introducción poética.

Si bien Ponti vive en la ciudad de Buenos Aires, su historia personal comenzó lejos del Río de la Plata.

¿Qué puede contar de Quimilí?

Es un pueblito, ahora ya ciudad en realidad, del nordeste de Santiago del Estero, cerca del límite con el Chaco. Está en el corazón del Chaco santiagueño. Es una localidad rural, donde antes había mucho monte, aunque ya no, debido al fuerte avance de la agricultura. Allí hay mucha actividad agropecuaria, no industrial: se trabaja con muchos cultivos, en especial con el algodón, y también es intensa la explotación forestal. A la vez, es una zona con desposeídos.

Por lo que cuenta, ha cambiado mucho con el transcurso del tiempo.

Sin dudas. Hoy hay otra topografía a la que había en mi infancia. El monte ha desaparecido en un 70 por ciento, debido al avance de la soja y de otros cultivos. Originalmente, primaban la explotación forestal y la ganadería, luego hubo cada vez más agricultura y se comenzó a desmontar. Fue un proceso paulatino de 30 o 40 años. La naturaleza es una parte económica y a la vez poética del lugar.

 

 

Nota publicada en AreaUrbana 54

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