Comienza a asomar la primavera y, como efecto indisociable, los espacios al aire libre se llenan de personas que buscan un rato de sol, paseos con temperaturas agradables y el tan esperado contacto con la naturaleza. Sin embargo, al momento de organizar un encuentro en una plaza, una jornada recreativa en la costanera del río o una caminata por algún parque, aparece una limitación que determinará la duración de cualquiera de esas actividades: la necesidad de utilizar un baño.
Ahí es cuando las soluciones quedan en manos de la creatividad y los recursos de cada vecino, ya que, mientras algunas están dispuestas a pagar una consumición en un lugar para acceder a sus servicios, otras no tienen el dinero para hacerlo o está fuera de su alcance por posibilidades de acceso o distancias, entre otros factores.
Por más que muchas veces pueda parecer un tema anecdótico o secundario -y que seguramente podamos recordar más de una vez en la que nos hayamos encontrado en esa situación-, pensar en los baños públicos es un eje clave en el diseño urbano y en la planificación de espacios inteligentes.
Si la premisa es crear entornos sostenibles, inclusivos y para los habitantes, donde cuenten con espacios públicos de socialización, entonces resulta indispensable evaluar la experiencia completa que la ciudadanía tiene al transitar y usarlos.
Problema común, necesidades desiguales.
La falta de baños en espacios públicos es una problemática en distintos países del mundo, pero afecta de manera desigual a la población. Una política que aborde esta cuestión debe tener en cuenta que no alcanza con poner a disposición la infraestructura básica, sino que deben considerarse diversas cuestiones imprescindibles.
La primera de ellas es garantizar que estos espacios sean accesibles y seguros, ya que si no cumplen con estas condiciones los vecinos evitarán utilizarlos y eso generará que la inversión realizada no se traduzca en un beneficio para la población, que la infraestructura caiga en desuso y probablemente se deteriore por falta de mantenimiento.
Cualquier baño de uso común debe estar preparado para el público diverso que forma parte de toda ciudad. Eso significa que no deben representar una barrera para ciudadanos con movilidad reducida o alguna discapacidad física, al mismo tiempo que deben ser seguros -privados e iluminados- para que las mujeres, trans, entre otros, no sean víctimas de ataques o vean amenazada su integridad al usarlos.
Resulta imprescindible, también, que estos sanitarios estén preparados para las necesidades de personas menstruantes que requieren espacios en la vía pública para higienizarse, así como para quienes necesitan cambiar a bebés. Otro factor que convierte a los baños en una política de inclusión es el hecho de que garantiza el acceso a la higienización a las personas que viven en situación de calle -un fenómeno que no es ajeno a la región latinoamericana-, por eso es necesario que la inversión realizada asegure que estos espacios estén siempre equipados con estos elementos básicos de aseo.
Baños públicos e innovación
Una planificación inteligente de estos espacios de uso común, tan fundamentales como escasos, debe incluir a la tecnología como aliada para crear soluciones posibles de implementar y de sostener. Esto permitirá optimizar las inversiones realizadas y mejorar el funcionamiento, uso y localización de los sanitarios.
En ciudades como París o Londres, existen baños que utilizan sensores para activar procedimientos de limpieza y desinfección de los espacios. Los casos más avanzados incluyen inodoros que se limpian automáticamente con sistemas de agua a presión y jabones biodegradables, así como pisos que se lavan y escurren cada vez que una persona deja el habitáculo.
Así es como, una vez realizada la erogación económica inicial, distintos sistemas y tecnologías integradas pueden asegurar que los baños estén siempre en condiciones de uso sin necesidad de realizar mantenimientos costosos o poco eficientes.
Geolocalización de baños públicos
Además, algunas ciudades que se caracterizan por recibir un flujo constante y numeroso de turistas cuentan con aplicaciones para smartphones que indican dónde se encuentran los sanitarios más cercanos, cuáles son las características de accesibilidad de cada uno y el horario de cierre en caso de que tengan.
Algunas de las más utilizadas son Toilets UK, Flush Toilet Finder, The Toilet Map e incluso la popular aplicación de Mapas de Google muestra cuáles son las opciones que están al alcance según la ubicación del dispositivo y la valoración que las personas hacen del servicio.
Como ocurre con toda política metropolitana, la planificación e implementación de baños públicos al servicio de quienes recorren las ciudades diariamente -con objetivos, recursos y contextos diversos- debe proveer una solución integral y sostenible pensada en mejorar la experiencia urbana.
Derechos básicos como el acceso a condiciones de higiene y la posibilidad de que todas las personas puedan usar estos servicios no deben ser aspectos secundarios, sino el eje de cualquier propuesta a desarrollar.
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Lucía Bellocchio
CEO DE TREND SMART CITIES. AUTORA DEL LIBRO CIUDADES DEL FUTURO: INTELIGENTES, SOSTENIBLES Y HUMANAS, DIRECTORA DE LA DIPLOMATURA EN SMART CITIES DE LA UNIVERSIDAD AUSTRAL.