“Donato” es un chef nacido en las tierras de Puglia, al sur de la bella Italia. Fue jurado de uno de los programas más vistos en la televisión argentina: MasterChef Celebrity, y lleva un largo recorrido deleitando al mundo con sus platos italianos, reivindicando sus orígenes.
¿Cómo fue vivir en Puglia, cómo son esas hermosas tierras?
Al ser de origen sureño, una vez que mis padres se mudaron a Milán, mantuvimos ese lazo con el sur. La visita al campo y al sur coincidían con las vacaciones de invierno y de verano, así como con la época de la cosecha de trigo, de uva para el vino y de aceituna para el aceite.
¿Qué aspectos destacarías si tuvieras que invitar a alguien a conocer “el lugar de tu infancia”?
Nosotros solíamos invitar mucha gente a casa, donde filmamos varios especiales. Es un lugar que invita a descubrir. Ahora pasó mucho tiempo, mi mamá ya tiene más de 90 años, pero antes teníamos una casita con un horno donde cocinábamos especialmente los panes, los taralli, los piscoti y la focaccia. Un lugar armado exclusivamente para tal fin. Después teníamos una casita para pollos, cerdos, etcétera. Un ecosistema preparado para producir lo necesario. Recuerdo que yo tenía un árbol de almendro donde había construido mi hamaca y la típica casita del árbol, y también un aljibe donde llevaba las ovejas. Todavía tengo guardada la campana para llamar a las vacas, cada primo era ofrendado con una vaca a la que debía cuidar. Éramos tantos que formábamos casi una escuela, con una infancia muy compartida donde los aprendizajes eran transferidos del primo mayor al primo menor.
¿Desde cuándo te empezó a atraer la cocina?
La verdad es que fue madurando con el pasar del tiempo. Hasta que empecé a cocinar a nivel profesional, no me apasionaba tanto. Me fui dando cuenta de todo lo que podía hacer con ese conocimiento. Es más, aún siendo cocinero, la gran pasión tardó en llegar.
¿Cómo fue la experiencia de migrar hacia la Argentina?
Mi familia ya llevaba la migración en el ADN. En mi caso, salí de casa muy joven y me fui a vivir solo cuando tenía 16 años. Viajé a EE.UU. donde pasé 15 años. Antes de eso hubo otros viajes exploradores alrededor del mundo. En este sentido, Argentina fue una etapa más de algo que quería conocer sí o sí: Sudamérica. Se podría decir que en EE.UU. viví por necesidad y en Argentina pura total curiosidad.
¿Cuál fue el primer barrio donde viviste en Buenos Aires?
Llegué primero a San Cristóbal y luego me mudé cerca de Congreso a un departamento alquilado, sobre la Avenida Rivadavia. Era un edificio antiguo, con uno de esos ascensores de metal y con varias ventanas que daban hacia un patio interno. Era viejo, antiguo, de puertas altísimas: básicamente de otra época. Recuerdo como si fuera hoy el subir y bajar en el ascensor. Siempre había vivido en espacios mucho más abiertos y más bajos. Venía de Nueva York, y también había vivido en una mansión, cerca de Central Park. Cuando me instalé en Buenos Aires, en esta metrópolis con énfasis latino, el salto cultural y social fue muy interesante. En Argentina enseguida me conecté con los otros. En cambio, en Nueva York eso no me sucedía. Y es algo que me sedujo de Argentina. También viví en Florida, donde cocinaba para Gianni Versace, el diseñador de moda. Una vez en Buenos Aires, me di cuenta que quería estar acá.
¿Recomendarías vivir en el centro porteño?
Sí. En aquel momento no lo sabía, pero después me di cuenta que empecé a conocer Buenos Aires con mi actual mujer. Conocí la verdadera ciudad, los sitios más y menos lindos, incluso los barrios marginados.
Ahora vivís en el Bajo Belgrano, ¿Podrías contarnos qué te llama la atención de tu barrio?
Estoy muy cerca de Barrio River. Este barrio es un híbrido, cerca de Av. Figueroa Alcorta y Av. Libertador. Es un sitio cómodo, logísticamente hablando, y también muy lindo. Creo que es un barrio visualmente agradable. Ahora que no hay más barreras, tiene una vialidad cómoda. Podría destacar que es limpio y prolijo. Estamos muy próximos al famoso Barrio Chino. Con los esfuerzos que hice puedo decir que vivo en un lugar que me gusta. Cuando hay partido de fútbol, puede llegar a ser un poco más ruidoso, pero es un lindo lugar para vivir. Y mis vecinos son personas con una muy buena situación económica, por eso lo considero como un premio. Poder elegir es un regalo.