El agua no siempre apaga el fuego

Siempre se pensó que el agua podía apagar el fuego.En el año 673 un alquimista llamado Calínico experimentó con nafta, nitrato potásico y óxido de calcio. El producto ardía con inusitada fuerza, incluso en el agua, donde adquiría aún más intensidad. Se lo llamó el “fuego griego”.

Lo usaron los bizantinos contra los barcos de los árabes que invadían la ciudad. Cuando tuvieron la visión horrible del agua ardiendo pensaron que una maldición divina los perseguía y huyeron de Constantinopla.

La visión fantasmagórica de una fábrica ardiendo y consumiéndose nos sorprende en los noticieros cada tanto. Cientos de dotaciones luchando contra lo inexorable.

¿Un descuido, una falla en la infraestructura? El tema queda diluido en argumentos periciales, pero el daño está hecho. No debería suceder en la actualidad, pero pasa, con mayores consecuencias y más graves cada vez.

¿Cuál es la principal razón por la que muchas industrias y empresas quedan reducidas a cenizas?

La incapacidad de actuar eficazmente por parte de los empleados, cuando el fuego comienza y es detectado. Esto sucede como consecuencia de la falta o deficiencia en la capacitación.

¿Qué dicen los requerimientos legales vigentes?

El Articulo 187 del Decreto Reglamentario 351/79 de la Ley 19587 dice:

“El empleador tendrá la responsabilidad de formar unidades entrenadas en la lucha contra el fuego. A tal efecto deberá capacitar a la totalidad o parte de su personal y el mismo será instruido en el manejo correcto de los distintos equipos contra incendios y se planificarán las medidas necesarias para el control de emergencias y evacuaciones. Se exigirá un registro donde consten las distintas acciones proyectadas y la nómina del personal afectado a las mismas. La intensidad del entrenamiento estará relacionada con los riesgos de cada lugar de trabajo”.

El Anexo F de la Disposición 003-UERESGP-11, de la Unidad Ejecutora Régimen de Escuelas Seguras de Gestión Privada (GCBA), establece como minino en el Plan de autoprotección, que los establecimientos privados de educación deben realizar ejercicios prácticos de control de incendios en función de la posible ocurrencia en distintos lugares del edificio.La ley lo prevé. Sin embargo, las fallas continúan.

La mayoría de los adultos que se desempeñan en cualquier empresa, no han recibido entrenamiento para el uso de extintores y pueden no saber cómo y cuándo deben usarlos. Además, el uso de un extintor requiere no sólo entrenamiento sino la capacidad para tomar decisiones y el mantenimiento adecuado.Como decía Albert Camus: “El diablo está escondido en los detalles”.

Nota Publicada ÁreaUrbana45

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José Abel Autor

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