El invitado: Giuseppe Mingolla

El autor es Bioconstructor, Director de la Diplomatura Universitaria en Bioconstrucciones de la UTN de Paraná, Coordinador General de la Red Protierra Argentina y parte de Fundación ECO URBANO como responsable de sustentabilidad.

– ¿Cómo definirías a la bioconstrucción y desde cuándo y en qué contexto comenzó a desarrollarse?

– Las bioconstrucciones son sistemas constructivos que relacionan -de un modo armónico- las aplicaciones tecnológicas, los aspectos funcionales y estéticos y la vinculación con el entorno natural o urbano para lograr hábitats que respondan a las necesidades humanas en condiciones saludables, sostenibles e integradoras.

Cuando hablamos de bioconstrucción, encontramos su origen en el término alemán “baubiologie”, difundido en los años ’70 del siglo pasado, cuando la atención cultural por el medioambiente dejó lugar a la experimentación con un enfoque empírico hacia la sostenibilidad y la sustentabilidad. Su traducción en castellano podría ser “arquitectura bioecológica” cuyo significado es una síntesis de los términos: Arquitectura = arte de construir, Bío = que favorece la vida, Eco = equilibrio con el ambiente y Lógica = inteligente, racional. Tal vez esta es la definición que incluye en sí misma todos los objetivos y los significados del término.

– Hasta ahora se instalan lejos de la ciudad, ¿Por qué aún no se avanzó en las urbes?, ¿Tiene que ver con que el uso del cemento desplazó a la tierra como elemento convencional?

– Depende si hablamos de bioconstrucciones o de construcciones que utilizan la tierra como materia prima. De todas formas, no es una condición general. Si tomamos los varios ejemplos del noroeste argentino, podemos encontrar edificaciones que, por tradición cultural o por las dificultades geográficas, no “llega el cemento”, vemos que se construye en los centros urbanos. En otros lugares y a lo largo de los años, se promovieron políticas de erradicaciones de los llamados “ranchos”, por varias razones que van desde mitos, leyendas, propagandas, estereotipos, intereses económicos, requerimientos técnicos, seguridad en zonas sísmicas, marketing o como parte necesaria de un supuesto progreso, tanto tecnológico como de estatus. Si tomamos las llamadas “casas antiguas”, muchas de ellas fueron construidas sin el uso de cemento. Los ladrillos eran asentados sobre tierra o mezcla de arena y cal. Su funcionamiento lo podemos enmarcar en la bioconstrucción, ya que adoptan criterios y técnicas que son sustentables y sostenibles y -vale agregar- son energéticamente eficientes.

– ¿Por qué el adobe está prohibido en la ciudad?, ¿Creés que se va a revertir?

– Existen varios motivos. En la Red Protierra Argentina trabajamos en revertir y fundamentar a través de la investigación, en instituciones como las universitarias, aportes de profesionales, cursos de capacitación y formación para profesionales, maestranzas y mano de obra. Hicimos buenos aportes para compilación de normas y protocolos con el objetivo de que se sancionen ordenanzas locales, leyes provinciales o nacionales. En el 2019, en la ciudad de Paraná (Entre Ríos), con la UTN-FRP y la fundación Eco Urbano, lanzamos la diplomatura universitaria en bioconstrucciones para empezar a responder a la demanda. Quisimos proponer un sistema de transferencia de conocimiento que se adaptaba a cada persona que participó, ya que entendemos que las distintas disciplinas que intervienen en la bioconstrucción requieren de miradas distintas.

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José Abel Autor

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