En los últimos años, con el impulso del programa RenovAr y sus respectivas rondas, provincias, municipios y empresas avanzaron en proyectos para transformar la matriz energética por una más sustentable. Aún incipiente, los proyectos abundan, aunque el costo del financiamiento enfrió los planes.
Atrás quedó el 2017, año que fue declarado por el Gobierno nacional como el “Año de las energías renovables”. El objetivo, fomentar el uso de fuentes renovables hasta que se alcance la meta de un 20% de participación en la matriz energética argentina (prevista para el 2025 incorporando 10.000 megawatts –MW- de potencia).
El impulso se dio en 2015 con la sanción de la Ley 27191, que creó un marco legal para planificar el mercado a largo plazo, y a partir de ahí el desarrollo de programas como el RenovAr, con sus respectivas rondas, o el MATER (Marco legal Mercado a Término), que se perfila como la alternativa para los grandes usuarios. Más conocido, el RenovAr propone un plan de incorporación de fuentes limpias a la matriz energética, a través de un proceso de convocatoria (licitaciones) para la contratación, en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), de energía eléctrica de fuentes renovables, basadas en el uso del sol, el viento, el agua y la biomasa. A la actualidad, el programa tuvo tres convocatorias: Ronda 1, Ronda 1.5 y Ronda 2, que adjudicaron en total 147 proyectos, en 21 provincias y 4466,5 MW de potencia, según afirman desde la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER). Esto a un precio promedio de 54,2 US$/MWh y con una inversión directa prevista de US$ 7000 millones. Allí, se cuentan proyectos solares fotovoltaicos, eólicos, aprovechamientos hidroeléctricos, de biogás de relleno sanitario, biomasa y biogás, a los que se suman otros 41 con prioridad de despacho asignada en el MATER. “Al día de hoy, las centrales que están en operación comercial o en construcción son 81. De estas, 62 se adjudicaron en RenovAr y la Resolución 202. En conjunto alcanzan 2393,9 MW de potencia instalada, con más de US$ 3600 millones de inversión”, sostienen desde CADER.
Sin embargo, el contexto de inestabilidad macro repercutió fuerte en el avance de los proyectos, ya que en su gran mayoría se financian con deuda (toma de préstamos o líneas de crédito) que vieron fuertemente elevado su costo con la suba de tasas. Además, de que las tecnologías que requieren las plantas básicamente están en dólares. “Esta industria necesita estabilidad y reglas claras, cosa que hoy no sucede. Sin eso es imposible que se desarrolle”, afirma Verónica Geese, Secretaria de Estado de la Energía de Santa Fe, algo en lo que coincide Alejandro Fara, Director de Negocios de la firma AdBlick, que admite un mercado en pleno desarrollo pero que el aspecto financiero está “trabando todos los proyectos”.
El propio Anuario 2018 de CADER explica que la “tormenta financiera” de abril de 2018 si bien podría considerarse como la gota que rebalsó el vaso, “la realidad es que se arrastran cuestiones de tinte más estructural, que guardan relación con que se trata de un sector incipiente en el país, sin expertise en una gran parte de la banca local y de las empresas que intervienen en su desarrollo, y con una necesidad de aprendizaje conjunto cuyos tiempos no se condicen con los de los contratos ni marcos regulatorios”. Por esto, con la devaluación y suba de tarifas en el medio, el Gobierno decidió recientemente postergar la presentación de ofertas para la Ronda RenovAr 3, enfocada en proyectos de escala menor, aunque anunció que la Ronda 4 programada para este año incluirá inversiones en la línea de transmisión para fomentar el despliegue de renovables, tal como lo explicó Sebastián Kind, Subsecretario de Energías Renovables y Eficiencia Energética de la Nación.
Con ese marco, hacia fines de 2018 las energías renovables cubrieron tan sólo el 4,5% de la generación total de energía del país (representaba el 2% en enero de 2018), cuando la meta puesta por la ley del 2015 preveía un 8% para fines de 2018. Discriminado por fuente, la energía eólica fue la más importante con 43% de incidencia (1443 GMh), seguido por la hidráulica con 42% (1430 GMh), biomasa (7%), biogás (4%) y solar (3%). Pero la solar fue la que mayor crecimiento experimentó, junto a la eólica, ya que pasó de 1,6 GMh a principios de 2018 a 39 GMh hacia fines de año producto del avance de los parques fotovoltaicos. Para este año, el objetivo se fijó en el 12%, y según el medidor online de Cammesa, la compañía administradora del mercado mayorista eléctrico, el cubrimiento actual de la demanda de renovables se encuentra en 8,17%.
A nivel provincial, según un reciente estudio elaborado por la Facultad de Ciencias Económicas (UBA) y la Subsecretaría de Energías Renovables, Buenos Aires, San Juan y Córdoba son las provincias mejor posicionadas en el mundo “renovable” (ver gráfico). El Índice Provincial de Atractivo Renovable (IPAR), muestra el grado de desarrollo de las energías limpias en cada jurisdicción y cuán atractivas éstas resultan para la inversión (utiliza 27 variables que miden aspectos regulatorios, fiscales e institucionales, así como cuestiones tecnológicas, de aprovechamiento de los recursos y desarrollo de infraestructura). En lo que hace a las fuentes de alta potencia, Buenos Aires, Chubut y San Juan encabezan el listado, mientras que, en el segmento de generación distribuida, lideran Córdoba, Tierra del Fuego y Tucumán.
Ver nota completa en AreaUrbana72