Horacio Fumero: Yo nací en…Cañada Rosquín

Horacio Fumero nació en Cañada Rosquín en 1949. Estudió en el Conservatorio “Manuel de Falla” de Buenos Aires y en el Conservatoire Supérieur de Musique de Ginebra, Suiza. En 1973 viajó a Europa con Gato Barbieri para participar en el Montreux Jazz Festival y realizar varias giras por los principales Festivales de Jazz de Europa (Varsovia, Roma, París, Estocolmo, Madrid, Zagreb, Copenhagen).

Ha actuado como solista con la Orquestra de Cambra del Teatre Lliure de Barcelona, la Orquesta Sinfónica de Granada, la ONE (Orquesta Nacional de España), la Orquesta de Cámara “Andrés Segovia” de Madrid; también con Lalo Schifrin y la OCB (Orquesta Sinfónica de Barcelona).

En el campo del flamenco ha trabajado con artistas como Chano Domínguez, Martirio, Chicuelo, Mayte Martín y Ginesa Ortega. Con Miguel Poveda grabó el disco “Coplas del querer”, galardonado como Mejor Álbum de Canción Española en los Premios de la Música 2010 y con el recién estrenado DÚO con Pedro Javier González (guitarra). Horacio Fumero vive en Barcelona, es profesor de la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC) y del Conservatorio Superior del Liceu de BCN.

¿Hasta cuándo vivió en Cañada Rosquín?

Estuve viviendo en la comuna desde que nací hasta entrada mi adolescencia. Cuando tenía cerca de 19 años decidimos emigrar junto con León Gieco, quien era un año menor que yo.

¿Cómo llegaron sus padres hasta este lugar?

Ellos son nacidos allí. Por parte de mi padre tenemos origen italiano, de la región de Viggone, ciudad hermanada con Cañada Rosquín. Mi abuelo estuvo en la guerra de Cuba y luego pasó por el Chaco para terminar radicándose en la comuna.

¿Qué recuerdos tiene de Cañada Rosquín?

Muy lindos, hermosos, sobre todo porque son parte de mi infancia y mi primera juventud. Pero lamentablemente me tuve que ir, porque en aquella época el aislamiento musical y  cultural era muy grande y debíamos emigrar a las ciudades.

¿Qué era lo que más le gustaba de la comuna?

Me crié en casa con patio, con muchos espacios. La escuela primaria fue fenomenal, había una gran actividad musical, gracias a los profesores locales. Recuerdo que allí formamos nuestro primer grupo, que se llamaba “Los nocheros”, creado por el profesor de carpintería de la escuela. Lo que había en esos pueblos era una gran dedicación a la música.

¿Ha vuelto a Cañada Rosquín luego de haberse ido por primera vez?

Sí, he vuelto. Mientras estaba mi madre viva, solía viajar una vez al año, luego decidí viajar más distanciado. Me gusta mucho volver a mi lugar de nacimiento. Hoy se me hace imposible pensar en la posibilidad de instalarme o no más adelante, pero es feo pensar que uno no volverá.

¿Cómo vio el crecimiento de Cañada Rosquín con el paso del tiempo?

La verdad hemos visto un desarrollo que me parece muy bueno, no veo ningún cambio traumático. Se construyeron barrios nuevos para quienes vinieran de Corrientes y Entre Ríos, lo que produjo un aumento en la cantidad de habitantes. Este aumento significó muchas cosas buenas para la comuna, pero lamentablemente también empezaron a pasar cosas que tal vez antes no sucedían. Nosotros vivíamos con las puertas abiertas día y noche, como en otros pueblos argentinos.

¿Cree que gracias a usted y otros artistas Cañada Rosquín se ha hecho más conocido?

Yo creo que gran parte del reconocimiento es gracias a León (Gieco). Recuerdo que con él teníamos un sótano donde nos juntábamos a tocar. Pero no sólo nosotros, esta comuna siempre se caracterizó por tener una gran densidad de músicos.

Nota publicada AreaUrbana 30

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José Abel Autor

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