Iniciativa arquitectónica en Palermo que abraza la naturaleza y la ciencia

El propósito del Concurso Nacional “Ciudad de la Ciencia” es desarrollar un proyecto de referencia tanto para el país como para la región. La intervención busca adoptar un enfoque inclusivo que se centre en la apropiación ciudadana del espacio, generando un entorno multidireccional y multipropósito que involucre de manera activa a la población. 

En un esfuerzo por impulsar la ciencia y la innovación en Argentina, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (MINCyT), en colaboración con la Sociedad Central de Arquitectos (SCA), ha lanzado un Concurso Nacional de Anteproyectos para la creación de la “Ciudad de la Ciencia”, en conjunto con el MINCyT y el Centro Cultural de la Ciencia (C3), la Agencia IDI, el CONICET y el Instituto Max Planck Argentina, que actualmente componen el Polo Científico y Tecnológico. Este proyecto ambicioso busca no solo ser un referente arquitectónico sino también un espacio inclusivo que fomente la participación ciudadana y celebre la simbiosis entre el conocimiento humano y la naturaleza.

La “Ciudad de la Ciencia” se ubicará en Buenos Aires el barrio de Palermo, específicamente en los terrenos de la Ex Playa Ferroviaria Palermo. Este proyecto, que propone un “Ecosistema de Innovación”, aspira a ser más que un conjunto de edificios; busca convertirse en un punto de encuentro entre la sociedad, la comunidad científica y nuevas propuestas innovadoras. La ubicación estratégica en la ciudad permitirá generar sinergias con instituciones públicas y privadas, creando espacios para actividades sociales, culturales y de esparcimiento.

El diseño propuesto celebra la relación entre la ciencia y la naturaleza. Los edificios abrazan y destacan la naturaleza, utilizando estrategias arquitectónicas para preservar el suelo permeable y promover la absorción de CO2. Este enfoque adquiere relevancia en el contexto del cambio climático y destaca la importancia de la sostenibilidad en proyectos urbanísticos.

La intervención propone la creación de un “claustro” que alberga un ecosistema protegido interior, un colchón bioclimático que se convierte en el pulmón de la manzana. La conexión entre lo construido y lo natural se refleja en una fachada permeable que integra el ecosistema interior con el espacio verde exterior.

Los autores destacan que la ciencia, la naturaleza y la tecnología pueden coexistir en armonía. La intervención busca asombrar con avances tecnológicos y, al mismo tiempo, maravillar con la magia de la naturaleza. La propuesta invita a recuperar la capacidad de asombro, inspirándose en la observación de la naturaleza, tal como lo hacían los antiguos científicos.

Memoria de los autores

Ciencia es conocimiento. La ciencia busca observar, descubrir y entender cómo funciona el universo y todas las cosas. En el centro del conocimiento humano, está la naturaleza y en el centro de esta intervención urbanística, está la naturaleza. Los edificios abrazan y celebran a la naturaleza, cobijándola entre ellos y poniéndola en valor. El edificio no se celebra a sí mismo, sino que dramatiza el vacío, el interior de la manzana, saturado de vegetación y ecosistemas que nacen de la preservación del suelo permeable. El suelo vivo resulta la mejor estrategia para absorber CO2 y generar oxígeno. Estas prácticas en tiempos de cambio climático, resultan no solo interesantes sino urgentes. El edificio pone en primer plano esta estrategia, haciéndola explícita.

Esta relación ciencia/naturaleza, y el conocimiento como herramienta para equilibrar progreso y preservación, en materia urbanística, son análogos a lleno/vacío, privado/público, construido o terreno verde. En este sentido, la intervención es la celebración y puesta en valor del pulmón de manzana, en este caso en su máxima expresión, donde afloran ecosistemas nativos desde el suelo virgen. Este colchón bioclimático interior se aloja en el claustro que surge de construir sobre los lados de las manzanas, pero dejando libre el lado donde se unen ambas, a fin de unificarlas a través del paisaje. De este formato de claustro deviene el ecosistema protegido interior, y la consiguiente construcción perimetral que hace ciudad y la dota de necesaria continuidad urbana. En ese sentido, se pone especial cuidado en dotar con funciones y actividades las plantas bajas sobre vereda, contribuyendo a la vitalidad y continuo urbano. En esta línea también, se propone una fachada permeable hacia el parque lineal contra las vías, conformada por una gran recova que articula el ecosistema interior con el espacio verde exterior.

El edificio es accesible e inclusivo, sin utilizar su presencia para apropiarse del lugar, sino para crear espacio público liberado. De esta manera, encadenando espacios públicos de calidad para la comunidad y dotando a la ciudad continuidad de recorridos urbanos, la intervención tiene la vocación de conectar humanos, naturaleza y tecnología.

La ciencia es una actividad humana específica orientada hacia la obtención de conocimientos sobre el universo, que, moldeada por el actual modo de vida, adopta una forma particular vinculada al desarrollo de la tecnología.

La tecnología ocupa el lugar central en la actualidad, y su desarrollo parece no tener límites. En cambio, la naturaleza ha sido menospreciada durante largos períodos. El cuidado del planeta solo ha vuelto a ser tema a partir de los desastres medioambientales y climáticos. Hoy estos son los dos grandes ejes de la agenda global actual.

La construcción de la ciudad de las ciencias resulta una gran oportunidad de poner en valor esta relación y transmitir que ambas pueden convivir en armonía. El carácter de la intervención está dado por ese contraste entre prismas racionales tecnológicos y ecosistemas orgánicos sobre suelo virgen. Complementándose y potenciándose. En este momento histórico, el edificio debe hablar de esto.

Propone asombrarnos con los últimos avances tecnológicos y a la vez maravillarnos con la magia de la naturaleza, con el milagro de la vida. Recuperar la capacidad de asombro que tenían los antiguos científicos obteniendo conocimiento a partir de la observación de la naturaleza. (Humboldt). La intervención propone llamar la atención sobre este tema, justamente proponiendo una disrupción, de pronto lo construido se acaba, aparece el suelo original, la madre tierra, una pausa para reflexionar. El conjunto propone, más que un edificio, una experiencia. Espacios híbridos donde se funde el exterior con el interior, el vacío con lo construido, lo digital y lo natural.

El jurado elogia la propuesta por lograr un equilibrio armonioso entre la naturaleza y los avances científicos. Destacan la creación de un “claustro” que genera un microclima interior y el cuidado en la solución constructiva. “La imagen del edificio, con volúmenes tecnológicos rodeando un recorte de naturaleza, transmite un mensaje de equilibrio y equidad social y universal”. 

Desde el punto de vista funcional, el jurado afirma que este anteproyecto cumple con todas las especificaciones programadas al organizar de manera clara los auditorios y su accesibilidad, los espacios de trabajo científico, las áreas de exposición, los núcleos de circulación vertical, el ecosistema y el jardín de infancia, todos forman parte integral de esta organización.

La propuesta revela una intencionalidad marcada en la solución constructiva, “buscando ideas para generar una piel que es estructura y además juega con estas búsquedas de valorar la presencia de la naturaleza, Finalmente la imagen simple y casi abstracta de unos volúmenes tecnológicos rodeando a un recorte de la naturaleza, es muy bella, poética y lleva un mensaje de equilibrio y equidad social y universal”.

Un espacio transformable y consciente del futuro

La propuesta ganadora destaca por su enfoque en la apropiación ciudadana del espacio y la activa participación de la población. El complejo, concebido como adaptable y transformable hacia el futuro, busca ser un facilitador de encuentros entre la sociedad, la comunidad científica y nuevas iniciativas innovadoras. 

Actuando como generador de sinergias con instituciones públicas y privadas, la Ciudad de la Ciencia busca ofrecer diversas actividades sociales y culturales, con una construcción de huella de carbono reducida que refleja una conciencia ambiental. 

Los edificios propuestos se posicionan como hitos urbanos, destacando en innovación tecnológica, sostenibilidad y diseño vanguardista, mientras que la flexibilidad de los espacios permite adaptarse a diversas actividades y actores. El carácter institucional se manisfestará en la calidad de las áreas públicas y en la relación con el entorno, promoviendo la seguridad y accesibilidad universal.

ARQ. CELINA M. SAVINO

 

Ficha Técnica

Nombre: Concurso Nacional de Anteproyectos Ciudad de las Ciencias

Autores: Guillermo Lesch y Leticia Alfaro – Lesch Alfaro Arquitectos

Equipo: Facundo García Berro, Victoria Gargiulo, Martín Lesch y Carolina Pescio

Organizador: Sociedad Central de Arquitectos

Auspiciante: Fadea – Federación Argentina de Entidades de Arquitectos

 

Jurado compuesto por Agustín Garona y Gustavo Mossayebeh por el MINCyT, Rita Comando por la SCA, Silvana Parentella por FADEA y Roberto Frangella por los participantes.

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José Abel Autor

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