Capital de la provincia homónima, Neuquén es una de las ciudades más importantes de la Patagonia: su población se multiplicó por seis en los últimos 50 años, hasta alcanzar hoy los 250 mil habitantes. El nombre de la ciudad proviene del río Neuquén, cuyo significado es, según la hipótesis más firme, “correntoso”, en su traducción del mapuche.
La primera capital del Territorio Nacional de Neuquén no fue la ciudad homónima, sino Chos Malal, por iniciativa del gobernador Manuel José Olascoaga, un coronel designado en la zona por el presidente Julio Roca. A través de un decreto de 1888, el Poder Ejecutivo de la Nación le atribuyó el estatus de capital provincial a Chos Malal, una localidad clave en el intercambio comercial con Chile.
Sin embargo, 15 años después, el gobernador provincial Carlos Bouquet Roldán consideró que el paraje denominado Confluencia, por la unión de los ríos Neuquén y Limay, era una zona estratégica para instalar las dependencias administrativas de la provincia, sobre todo por la llegada a ese paraje del Ferrocarril del Sud en 1902. El ferrocarril le permitía a la provincia integrarse al modelo centralista de la Nación, y el paraje Confluencia era un paso obligado hacia Bahía Blanca, Patagones, Viedma y Buenos Aires.
Tras sus gestiones con el ministro del Interior Joaquín González, Bouquet Roldán logró el aval del Gobierno nacional para el traslado de la capital. Casi todas las tierras de la zona aledaña a la nueva estación del ferrocarril eran propiedad de Casimiro Gómez, que era también uno de los principales proveedores del Ejército nacional. Tras el pago a Gómez por su territorio, el paraje adquirió el nombre de Neuquén, cuya fundación se celebró el 12 de septiembre de 1904 en un acto encabezado por el gobernador y por el ministro González.
A partir de entonces, se comenzó a delinear la arquitectura de la ciudad: el bajo fue la zona de mayor concentración comercial durante los primeros años, y en el alto se ubicaron los primeros edificios relacionados con la administración pública. En 1936, el intendente Amaranto Suárez decidió derribar “la tranquera de los ingleses” que dividía a la ciudad entre el alto y el bajo: la localidad logró, así, su unión tras 32 años de reclamos a los británicos a cargo de Ferrocarriles del Sur.
El paisaje de la ciudad cambió en la década del 1950 con la construcción del monumento al general San Martín y de la fuente ubicada frente al hotel Confluencia. La inauguración de la ruta nacional 22 estimuló la ocupación de la zona.
Actualmente, la ciudad ostenta una nutrida agenda de actividades culturales y la única sede no porteña del Museo Nacional de Bellas Artes. Gracias a su amplia red de senderos pedestres con distintos grados de complejidad, desarrollados en la zona de bardas, y al Paseo de la Costa, Neuquén fue declarada en 2014, por el Congreso, como Capital Nacional del Senderismo Urbano.
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