Infraestructura deportiva como causa de lesiones

La infraestructura deportiva se caracteriza por responder a las exigencias de las disciplinas que se desarrollan en ella. Por este motivo, los errores en la construcción o mantenimiento pueden ser causantes de lesiones o accidentes.

Para ser claros, haremos el siguiente ordenamiento:

 

Superficies de juego

Suelen ser las causantes de la mayor cantidad de lesiones, de alto impacto para quien las sufre y de mucha repercusión si se trata de competencias de alto rendimiento. Las superficies deben garantizar la continuidad de sus características en toda su extensión. Su grado de abrasión tiene que ser el adecuado: permitir carreras, rotaciones y deslizamientos, sin que se generen inconvenientes.

La rotura de los materiales que componen esa superficie son un problema recurrente: pisos flotantes, césped sintético, pistas de atletismo, inclusive en terrenos de césped natural si no están en condiciones pueden ser peligrosos.

Las mojaduras o inundaciones son enemigos permanentes de la calidad de los materiales y del desarrollo del juego.

Un detalle que suele no ser advertido: la superficie de juego debe transmitir confianza al deportista. La mala presentación de los terrenos, obliga al jugador a estar pendiente de cómo pisar o correr, generando incomodidad y en algunos casos los hace tomar decisiones incorrectas. El deportista debe sentirse que está recorriendo un terreno seguro para su desempeño.

 

Zonas de seguridad

Son aquellas que por reglamento deben estar libres de obstáculos alrededor del campo de juego.

Por errores constructivos, necesidad de generar espacios deportivos en cualquier lugar o cambio en las reglamentaciones, es habitual que no se respeten estos espacios. Como soluciones precarias, se suelen usar colchonetas o superficies “amortiguantes”  colocadas sobre columnas o paredes.

Las lesiones y accidentes que se generan por este tipo de falencias pueden ser graves. Los principales elementos que aparecen en esas zonas son: columnas, bancos para espectadores y para suplentes, mesas de control, carteles y cordones o desniveles. Es importante destacar su importancia de los dos últimos. Los cordones o escalones cercanos o circundantes a los espacios de juego son habituales y de alta peligrosidad.

 Temperatura ambiente

La alta exigencia física debe desarrollarse en ámbitos con temperatura controlada o bajo condiciones adecuadas para la práctica del deporte.

En espacios abiertos se busca adecuar los horarios para no practicar deporte bajo altas temperaturas. En espacios cerrados, debe buscarse una muy buena ventilación y en algunos casos el acondicionamiento del aire.

En los natatorios polivalentes, surge una dificultad en cuanto al servicio. La diferencia de uno o dos grados (entre 28/29° y 30/31°) suele ser muy notoria. Quienes están relajándose prefieren temperaturas elevadas. Pero para aquellos que realizan alta competencia exigirse en un ambiente a 31°C puede ser molesto y particularmente riesgoso.

 

Calidad del agua

También en referencia a los natatorios, debemos analizar otros aspectos: la calidad física y química del agua. Debe controlarse por lo menos dos veces por día, además de los análisis de laboratorio semanales o quincenales.

Además, para garantizar un buen trabajo de los guardavidas, es necesario que la transparencia del agua que permita ver las zonas más profundas sin dificultad.

Equipamiento

El equipamiento es imprescindible para la práctica de la mayoría de los deportes, pero en muchos casos, su mantenimiento no se incluye en ninguna rutina.

Muchas veces las lesiones que se producen por estos temas, se deben a las fijaciones o anclajes. Los arcos de fútbol móviles, por ejemplo, presentan un serio inconveniente. Se producen accidentes generados por el volcamiento de los mismos, debidos al mismo juego o por columbiarse sobre el travesaño.

La gimnasia artística y aquellos entrenamientos en gimnasios de musculación presentan muchos posibles problemas. Los aparatos deben estar permanentemente revisados y ajustados en sus bases, y contar con un mantenimiento periódico.

 

Arq. Daniel José Fernández

 

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José Abel Autor

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