El presidente de la Fundación Internacional para el Desarrollo Local (Findel), Daniel Cravacuore, desentrañó, en una entrevista exclusiva, los problemas estructurales que afectan a los gobiernos municipales. Financiamiento, autonomía y concertación de políticas metropolitanas, bajo la lupa del especialista.
Daniel Cravacuore se ha especializado en los últimos 20 años en la investigación de la agenda de los gobiernos municipales de la Argentina y de otros países vecinos. Profesor en Historia egresado de la Universidad de Buenos Aires y doctorado en Dirección y Gestión Pública Local en la Universidad de Jaén, de España, Cravacuore es uno de los académicos más reconocidos en cuestiones municipales: dirige la Maestría en Gobierno Local de la Universidad Nacional de Quilmes, dicta clases de posgrado en varias facultades, brinda conferencias a nivel regional y ya ha publicado una decena de libros sobre su especialidad.
Con el apoyo de un grupo de intendentes de distintos puntos del país, Cravacuore concretó el año pasado la creación de la Fundación Internacional para el Desarrollo Local (Findel). “Promovemos un diálogo entre la academia y la política en temas municipales y también brindamos capacitación y asistencia a gobiernos locales, pero no somos una consultora”, comentó el presidente de la fundación en una entrevista con AreaUrbana.
–Los municipios absorvieron en las últimas décadas nuevas competencias y responsabilidades pero no han recibido los recursos correspondientes. Además, muchos de ellos carecen de una autonomía real por resistencia de sus Estados provinciales. ¿Cómo afectan a las gestiones locales esas restricciones?
–En realidad, no cambiaron tanto las competencias municipales, aunque sí la agenda. Si yo me atengo a la definición de competencias municipales, estas han variado poco porque no han cambiado demasiado los regímenes municipales en cada provincia. Sin embargo, sí se ha transformado la agenda, es decir, las cosas que hacen los municipios. Pero no todos han cambiado de agenda: de los 2388 gobiernos locales existentes en la Argentina, solo los municipios grandes e intermedios han modificado su agenda. Varios han incorporado paulatinamente algunos temas, ya sea por liderazgo de sus autoridades, por la desconcentración de algunas políticas o, en parte, por la presión ciudadana. Pero no se ha dado esa situación en todos, lo que genera una diversidad muy grande entre municipios. Los recursos económicos municipales crecieron solamente en una época, a principios de la década de 1990, en el marco del proceso de descentralización de competencias de la Nación hacia las provincias. Ya pasaron 25 años desde entonces. En los 80’s, los recursos de los municipios representaban el 4,3 por ciento del gasto público de la Argentina; a partir de los 90’s, ese porcentaje se ha estabalizado en torno del 8 por ciento. Sin embargo, no hubo una descentralización real en la Argentina, no tuvo por objeto a los municipios y no fue profunda si la comparo con las realizadas en otros países. Nuestro sistema es de los menos municipalizados en términos de recursos de toda América latina, y está a una distancia enorme de los países desarrollados. En cuanto a las restricciones normativas, hay una combinación de factores. La limitación de la autonomía municipal en términos formales se da en tres provincias, en las que vive la mitad de la población nacional. Pero la autonomía de un municipio no depende solo de lo normativo, sino también del tipo de liderazgo político del gobernador provincial, de la disponibilidad de recursos, de quién maneja los sistemas de control, del ejercicio de lobby, entre otros elementos. Es decir, lo normativo tiene un componente importante pero lo que hay que analizar es el ejercicio real de la autonomía. De acuerdo a nuestras mediciones a nivel país, la autonomía municipal es alta en la provincia de Córdoba y muy baja en la de La Rioja.
–En ese sentido, ¿cómo influye en la gestión municipal la afinidad o la enemistad partidaria del intendente con el gobernador provincial o con el presidente?
–Terriblemente, porque en muchas provincias las normas hacen que el Estado provincial tenga un peso superlativo en muchas decisiones locales. Eso sucede porque las provincias controlan muchas competencias duras, como la educación, la salud, la seguridad, la justicia. Por eso, el liderazgo provincial puede tener un peso relevante en cada municipio. Además, desde la crisis del 2001 hasta el presente, se ha dado una tendencia hacia la recentralización municipal, es decir, hay un avance sobre las autonomías municipales. Esta tendencia no está asociada a un partido político, ni siquiera es un proceso propiamente argentino, sino una tendencias más general, estructural, a nivel regional. En nuestro caso, el Estado nacional se fortaleció durante el kirchnerismo mediante una transferencia discrecional de fondos, y eso sigue igual con el gobierno de Cambiemos. Dada la debilidad fiscal de los municipios, la realización de obras de infraestructura de cierta complejidad queda sujeta a la decisión política de la Nación y, en menor medida, de las provincias, que, en su mayoría, han recortado el financiamiento de obras y se han concentrado en sus competencias exclusivas, como salud, educación y policía. Salvo en Tierra del Fuego y en Formosa, donde no hay intendentes de Cambiemos, la transferencia de recursos de la Nación se da en una mayor proporción hacia los municipios de Cambiemos que hacia los de otros partidos. Esta es la misma discrecionalidad que se le adjudicaba con razón al gobierno kirchnerista.
Nota publicada en AreaUrbana70