La planificación urbana es necesaria, pero no contamos con buenos ejemplos, porque hasta el momento siempre ha fracasado. Es posible planificar y delinear parámetros para moverse, pero es un tema de legislación y de tiempo que generalmente toca intereses privados y promueve corrupción.
Si se pudiese pensar una ciudad en términos de largo plazo, y si existiera un compromiso entre a quienes les toca ocuparse de los temas públicos, cada uno continuaría el trabajo del otro… pero no es así. Por ideas o por falta de ellas, por dinero o por falta de él, lo cierto es que no hay una continuidad. Entonces, esa planificación que necesita tiempo se diluye.
El equipamiento urbano –que debería ser tomado en cuenta en las planificaciones- es fundamentalmente educación, salud, vivienda, recreación y los medios como para poder lograrlo. Entonces, aparece la distribución física de esos elementos y los requerimientos en cada
una de las áreas.
En la ciudad convive todo eso, y planificar es tener una visión conjunta, una visión panorámica global, y poder presentarla. Porque hay que aclarar que la planificación no necesariamente es una actividad exclusiva de la autoridad, sino que son equipos técnicos multidisciplinarios quienes encaran su trabajo de una determinada manera que después debe ser implementada por los representantes.
Al mismo tiempo, las autoridades deben tener en cuenta, al momento de mirar a largo plazo, la incorporación de la tecnología, que hoy avanza tan rápidamente. Y, por supuesto, el cuidar el medio ambiente con medidas que favorezcan la sustentabilidad, como las bici-sendas para permitir que los ciclistas transiten seguros y aligerar el problema del tránsito. En esto se deben desarrollar procesos de jerarquización vial y peatonalización urbana, que tienen como objetivo principal tornar a la ciudad en un ámbito más amigable y tranquilo. Planificar calles peatonales, avenidas más fluidas y alternativas de movilidad es una tarea importante a encarar.
En este sentido, los arquitectos debemos tener en cuenta que somos uno de los actores de esta planificación, pues la arquitectura también juega en cómo la ciudad se desenvolverá. Construir torres o casas, cuántos espacios verdes tenemos y qué estilo le damos (si respetamos el que está o si vamos por uno nuevo) hacen no sólo al perfil urbanístico, sino también al modo de vida de las personas.
Sin dudas, la visión a futuro y el compromiso sincero son las bases para una planificación en serio.
Por arq. Jorge Aslan, de Aslan y Ezcurra y Asociados