Primera empresa de demolición reconocida como agente de cambio

Grupo Mitre es una empresa de demolición, reciclaje y obras de infraestructura. Un aspecto que los destaca y caracteriza es su compromiso con el triple impacto —medioambiental, económico y social—, gracias a lo cual hace cuatro años lograron convertirse en una empresa B certificada. Para conocer cómo han cambiado al sector de la demolición, dialogamos con Miguel Ippolito, su CEO.

¿Qué les ha significado conseguir la certificación de empresa B?

Ser una empresa B nos ha transformado como compañía, ya que nos hizo repensar nuestro propósito organizacional y no solo lo que hacemos, sino para qué y de qué manera. Nos planteamos cómo lograr, además de un impacto económico, uno social y ambiental positivo en cada una de las unidades de negocio que la compañía.

Llevamos adelante diferentes acciones para ir cada vez profundizando nuestra capacidad de generar impacto en las obras.

Para eso trabajamos en la esfera social en lo que tiene que ver en la formación de nuestro equipo de colaboradores. Ofrecemos un programa de formación para que mientras van trabajando en la empresa, desarrollen habilidades y puedan acceder a mejores posiciones. 

Gracias a esto, se genera mucha identificación con la compañía. 

¿Por qué invitarían a otras empresas y/o municipios a trabajar en el triple impacto?

Para Grupo Mitre, este compromiso nos ha abierto un montón de nuevas conversaciones y nos ha dado la posibilidad de acceder a nuevos negocios y proyectos. Es un camino que invito a que otros lo hagan, que es sumamente positivo. Además, siempre destaco que todo el mundo del triple impacto y las empresas B le permiten a las pymes una oportunidad de liderazgo.

¿Qué otras iniciativas han llevado a cabo?

En el transcurso y en el recorrido hasta ser una empresa B, decidimos trabajar y profundizar nuestras acciones en género. Logramos incorporar mujeres en diferentes sectores de la empresa.

Hoy tenemos equipos formados por mujeres en todos los niveles operacionales: en el área de maquinarias, mantenimiento, obra civil, dirección de obra, gestión de los equipos de seguridad e higiene, administración, control de gestión y en recursos humanos. Para marcar una diferencia, tenemos el doble de la media de mujeres en el sector de la construcción de Argentina. Fue todo un desafío, ya que había que romper muchas barreras que existían.

Hoy tenemos a la primera maquinista de equipos de robots de demolición de Latinoamérica, que ha sido reconocida en revistas internacionales del sector.

¿Cómo los ayudó la tecnología en su objetivo de impacto ambiental?

Hemos logrado hacer muchos cambios en el impacto ambiental a través de poder participar en distintos congresos de demolición y en ferias internacionales.

Tuvimos la  oportunidad de conocer distintas personas y empresas que nos han enseñado mucho y son una fuente de consulta y de capacitación para nosotros.

La tecnología nos permitió lograr reducir nuestro impacto ambiental en las obras que ejecutamos.

Logramos ir incrementando nuestros indicadores de reciclaje de los residuos generados. En realidad, nosotros somos operadores del residuo de otros. Lo que decidimos hacer con ese material que antes terminaba en una descarga, muchas veces clandestinas, es transformarlo para que pueda ser reutilizado en nuevas construcciones y, a través de aplicar economía circular, se utiliza para nuevas obras y reemplaza material virgen.

Con esta iniciativa se consigue eficiencia energética, un menor consumo de huella de carbono, y además, dejar de explotar un material virgen para explotar uno reciclado.

Esto también tiene un montón de barreras a romper, se debe trabajar en la concientización del cliente para que acepte reemplazar un material virgen por un material usado y que entienda que tiene las mismas prestaciones.

La verdad es que existe mucho desconocimiento, nosotros tratamos cada vez que tenemos oportunidad de contar lo que hacemos y de qué forma lo hacemos.

En su experiencia, ¿qué sucede en los municipios?

A nivel municipal, muchas veces encontramos que se desconoce que los residuos de construcción de una demolición pueden transformarse en un ecoárido, el cual es posible reutilizar dentro del municipio. Esto brinda un montón de beneficios ambientales y también sociales, porque todos estos procesos de reciclaje se pueden hacer en sinergia con cooperativas y así dar trabajo de calidad en distintas comunidades.

¿En qué se beneficiarían si trabajaran en el impacto ambiental?

Los municipios tienen también una oportunidad, al igual que tenemos las PyMEs, de transformarse en pioneros en lo que tenga que ver con el impacto ambiental.

Hay muchos municipios que están trabajando en la separación de residuos domiciliarios, muchos de los cuales están avanzados en eso.

Pero pocos municipios han trabajado en lo que tiene que ver con el residuo de construcción y demolición.

Y todo el tiempo están generando residuos de construcción y demolición cuando hacen bacheo de calles, mejoras de caminos de tierra, y ahí hay una oportunidad de poder incorporar la economía circular.

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José Abel Autor

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