Yo soy de… Don Torcuato, Pía Slapka

Pía Slapka, ex modelo y conductora argentina tuvo la particularidad de vivir en varios lugares y de pasar su infancia en Don Torcuato, lugar que la inunda de recuerdos. Hoy da pasos firmes en la pantalla televisiva donde se instaló como comunicadora.

¿Qué recordás de ese barrio de tu niñez?, ¿Cómo era tu vida en ese momento?

En Don Torcuato tengo muchos recuerdos de andar en bicicleta, no solo para ir al colegio, sino de salir con amigos y amigas, de caminar por Balbastro que era la cuadra de casa, de ir caminando al kiosco, a la panadería, al almacén. Viví en varias casas, la primera a la que nos mudamos era muy amplia y tenía un gran jardín. Después nos mudamos a una más pequeña. Vivía con mamá, papá y mis cuatro hermanos. En ese momento iba al colegio y empezaba a trabajar como modelo, primero como un juego y luego por la situación económica en casa. Fui abrazando a la profesión. Me cambié varias veces de colegio hasta terminar cuarto y quinto año en uno del estado, por la situación económica que no era buena y además, no me iba bien.

¿Qué es lo que más extrañás de vivir allá?

La verdad es que no extraño. No por tener malos recuerdos, sino porque estoy muy bien donde vivo ahora. No soy de anclarme en el pasado. Ahora vivo en San Isidro, cerca de la Panamericana. Estoy contenta de vivir en provincia para cortar con la locura de capital donde trabajo y hago muchas actividades sociales. Me gustan las zonas residenciales porque la furia de la ciudad de devora. El tránsito es un poco tedioso, pero saber que mis hijos se pueden criar en el verde me deja tranquila.

¿Qué aspectos destacarías si tuvieras que invitar a alguien a conocer ese lugar?

Prefiero los barrios a la hora de salir a la calle, caminar, correr y realizar actividades al aire libre. Los barrios tienen esa cosa de que uno conoce al panadero, al ferretero, al farmacéutico. Me gusta eso, y no vivir en un country. 

¿Qué recordás como lo mejor de tu infancia?

Me marcó mucho esto de andar en bicicleta porque es una semilla que germinó hasta hoy, que lo sigo haciendo. También el tema del deporte, no solo el disfrute de pasear. Otra cosa que me marcó fueron las vacaciones de verano e invierno en el campo, en contacto con la naturaleza. El goce y la valoración de la naturaleza vienen desde mi infancia. Mi madre me ayudó a admirar mucho la naturaleza. Hoy, mientras manejo, veo un árbol y lo valoro, miro el cielo azul y me emociono. La disfruto y admiro su perfección.

Lea la nota completa en la edición de ÁreaUrbana número 82

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José Abel Autor

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