Si uno habla de Hugo Alberto Díaz tal vez no sepamos a quien se refiere, pero si se menciona a “Huadi” sabremos que es uno de los grandes ilustradores de nuestro país. De origen bonaerense, pero con muchas mudanzas. AreaUrbana acerca la historia de este gran personaje. Cómo inciden sus barrios en las ilustraciones que realizó toda su vida.
– ¿Cómo recordás tu infancia?
Mi infancia fue riquísima en vivencias, y disfruté de muchos barrios. Mi viejo tenía la hermosa costumbre –que parecía un vicio- de mudarse cada tanto. Sin embargo, era la situación del país que lo empujaba a tener algo así como una familia nómade. Él era albañil de los buenos y responsables, y donde había trabajo, ahí iba su familia con él. Todos los lugares en donde vivimos me marcaron a fuego. Quise y quiero a mucha gente, amigos de la infancia… y aquellas travesuras… la escuela, el fútbol, el campo, los tractores, los trenes de carga en Juan José Paso, más allá de Pehuajó, los tambos, los sulkis, los animales de chacra, los eucaliptos, los perros que amé hasta las lágrimas… En todas mis ilustraciones aparecen porciones, pasajes, personajes, y registros de todo lo maravilloso que viví.
– ¿Visitas los barrios que te marcaron?
Sí. Vuelvo, pero vuelvo con un propósito, quizá extraño, quizá vano para muchos, pero no para mí… revivir mentalmente algunos sitios que quedaron fijos para siempre dentro mío. Trato de caminar por donde caminé… pararme donde estuve parado alguna vez… observando la creación, pero ahora con estos ojos de hombre mayor, saborear lo mismo en el mismo lugar. Lamentablemente, muchos lugares han cambiado. Por ejemplo, una calle de tierra que ha sido asfaltada en un barrio de pueblo le cambia la fisonomía notablemente. Me entristece, pero soy consciente que es inevitable. No ocurre lo mismo en el pueblo de J. J. Paso. ¡Todo está igual allá!
– ¿Dónde naciste? – ¿Y qué le dirías a quién no conoce esos lugares de tu infancia?
Nací en San Martín. Tengo unos lindos recuerdos también, pero era muy chiquito. Tengo mejores recuerdos de la zona de Caseros. Allí, a los cinco años, conocí al Pato Donald y a Mickey, gracias a que mi viejo me compraba las revistas de Disney. Tengo fotos de cuando estaba mirando una de aquellas revistas, bajo una parra en casa de mis abuelos. ¡Fue algo fantástico!!!! ¡Siempre amé a Donald y a sus sobrinos, a Mickey… y más tarde al enorme Patoruzito!!! Creo que gracias a ellos llegué a ser dibujante. El estímulo es esencial a esa edad.
Con respecto a gente que no conoce Juan José Paso, o que nunca estuvo en un pueblo alejado del gran Buenos Aires… simplemente les sugiero que se larguen en un viajecito… y se queden mínimamente dos días en algún hotelucho… y caminen… recorran observando… se suban a un sulki… y vayan a las chacras, y respiren el aire del campo.
-Por trabajo tuviste oportunidad de conocer muchas ciudades. – ¿Alguna se parece o te recuerda a tu ciudad? – ¿Por qué?
Me siento muy identificado con Uruguay y Brasil. Pero, especialmente Uruguay. Tengo muchísimos amigos allí enfrente. Incluso colegas periodistas. Ilustré las tapas de algunos libros de un periodista uruguayo a quien aprecio y admiro mucho