La Secretaría de Obras Públicas de General Villegas atraviesa un momento de intenso trabajo y compromiso, con proyectos que buscan sostener el crecimiento del distrito pese al contexto económico nacional. En diálogo con AreaUrbana, la secretaria de Obras Públicas municipal, la Arquitecta Alejandra Matellán, compartió los principales desafíos de su gestión, las obras más significativas y su visión sobre el desarrollo planificado de la ciudad.
¿Cuáles son las principales obras públicas que se encuentran en ejecución en el municipio?
Hoy por hoy, lo más importante que tenemos en marcha dentro del área de obras públicas está vinculado al eje educativo. La educación es una de las prioridades del intendente y también un punto en el que decidimos posicionarnos fuertemente, porque trabajar con los jóvenes es trabajar con el futuro.
General Villegas está a unos 500 kilómetros de la Capital Federal, y los grandes centros de estudio quedan lejos. Por eso, desde el municipio impulsamos un nuevo edificio para el Centro Municipal de Educación a Distancia, un proyecto que llevaba años gestándose y que ahora se materializa.
Este edificio ocupa unos 700 metros cuadrados, con cuatro aulas amplias, un grupo sanitario y espacios pensados para recibir nuevas carreras.
Es un proyecto muy ambicioso que da continuidad a una idea ya planteada en la gestión anterior del intendente, quien había diseñado un complejo aún mayor, de unos 3.000 metros cuadrados, con auditorio, más aulas y dos niveles. La intención era generar un gran centro regional de estudios. Hoy retomamos esa visión, adaptada a las posibilidades actuales.
¿Qué otras obras se están ejecutando dentro del partido y cuáles son las más representativas por su impacto?
Otra obra de gran importancia es la escuela secundaria de Villa Saboya, una localidad pequeña del distrito que tiene cerca de 600 habitantes. Durante años sufrió demoras e interrupciones: hubo empresas que iniciaron los trabajos y luego abandonaron la obra, dejando estructuras inconclusas.
En esta gestión decidimos retomarla. Estamos avanzando en la construcción del Salón de Usos Múltiples (SUM), que sirve de nexo entre la escuela primaria y la secundaria, además de las áreas de ingreso, dirección, secretaría, sanitarios y laboratorio.
Estas localidades más pequeñas funcionan como polos educativos conjuntos: los mismos edificios suelen albergar la primaria y la secundaria, por lo que completar esta infraestructura es vital. Son lugares donde cada metro construido significa una mejora sustancial en la vida cotidiana de los chicos y las familias.
Los barrios de la ciudad también tienen grandes necesidades en materia de infraestructura social. ¿Qué trabajos se están realizando en esos sectores?
Sí, estamos trabajando activamente en distintos barrios de Villegas, aunque muchas veces sin el respaldo de programas nacionales. Lo hacemos con fondos municipales, lo que implica un esfuerzo enorme.
Venimos ejecutando obras de cordón cuneta, mejorado de calles y arbolado público, tareas que parecen pequeñas pero que transforman el día a día de los vecinos. El acceso al crédito es limitado y no contamos con una gran estructura de financiamiento externo, así que priorizamos lo que podemos concretar con recursos propios.
Cuando asumió en Obras Públicas, seguramente se plantearon objetivos concretos. Con el paso del tiempo, ¿siente que pudo cumplirlos?
Sinceramente, no pudimos cumplir todos los objetivos iniciales como habíamos planificado.
La Secretaría de Obras Públicas tiene bajo su órbita no sólo las obras en construcción, sino también todo lo relacionado con servicios viales y urbanos, es decir, el mantenimiento de calles, el barrido, la limpieza y la recolección de residuos.
El partido de General Villegas es muy extenso: tenemos 3.500 kilómetros de caminos rurales que atender, además de las nueve localidades que dependen de la administración central.
Al asumir, nos encontramos con un parque de maquinarias muy deteriorado: motoniveladoras, palas, camiones y carros en mal estado. Gran parte del esfuerzo inicial se destinó a poner en funcionamiento esa estructura básica para poder trabajar.
Nuestro objetivo principal era avanzar en salud, educación y vivienda, pero las condiciones hicieron que no pudiéramos desarrollarlo todo al 100%. De todos modos, seguimos firmes con la intención de retomar esas metas en cuanto las condiciones lo permitan.
Uno de los temas que más impactó a los municipios fue la suspensión de la obra pública a nivel nacional. ¿Cómo afectó eso a Villegas?
Sí, la suspensión de la obra pública nacional nos afectó de lleno.
Desde Nación no hemos tenido ningún tipo de bajada de programas ni financiamiento, lo que limita mucho las posibilidades de ejecución.
Un caso emblemático es el de la Ruta Nacional 33, que conecta los dos puertos más importantes del país y por donde circula la mayor parte de la producción agrícola de la región central. Esa obra de repavimentación está paralizada desde hace más de dos años, y el deterioro es notable.
Los tramos que atraviesan nuestro partido y los distritos vecinos están en condiciones críticas: los baches y cráteres representan un peligro constante. Durante la cosecha, cuando circulan caravanas de camiones de gran porte, el tránsito se vuelve muy riesgoso. Hemos tenido accidentes graves e incluso fallecimientos de vecinos muy queridos, consecuencia directa de esa falta de mantenimiento.
En paralelo, trabajamos con la Provincia de Buenos Aires, con la que elaboramos proyectos como un desagüe pluvial en barrios sociales. Todavía no se licitó, pero creemos que estamos cerca. Al menos contamos con acompañamiento y diálogo permanente, lo cual es valioso en este contexto.
Planificar y ejecutar obras en un contexto económico tan complejo no debe ser fácil. Desde tu experiencia, ¿qué aprendizajes te dejó?
El principal aprendizaje es que hay que optimizar recursos y mantener el compromiso.
Trabajamos con lo que tenemos, priorizando lo esencial y respondiendo a los reclamos de los vecinos. Aunque los objetivos nunca se cumplen al 100 por ciento, el esfuerzo diario se nota.
A pesar de las limitaciones, Villegas sigue siendo una ciudad limpia, organizada y con servicios funcionando, algo que no es menor. El municipio, como las familias, padece el impacto económico general: aumento de precios, falta de insumos y recursos limitados. Pero seguimos adelante con trabajo, planificación y compromiso.
El ser mujer al frente de un área históricamente dominada por hombres. ¿Le resultó difícil para desempeñar sus funciones municipales?
Te diría que fue natural. Empecé en el municipio trabajando en el área técnica, desde mi profesión, y fui creciendo dentro de la estructura. Cuando el secretario anterior tuvo un accidente y falleció, el intendente me pidió que asumiera la conducción del área.
Acepté porque tenía plena convicción de lo que se estaba haciendo y porque siento un gran amor por mi ciudad.
Nunca sentí discriminación. Trabajo con equipos mayoritariamente masculinos, pero siempre encontré respeto y colaboración. Ser de Villegas, conocer la comunidad y entender su dinámica, me da una ventaja: sé qué necesita cada barrio y cada localidad.
En muchos casos, quienes tienen tu formación optan por dedicarse al sector privado. ¿Por qué eligió la función pública?
Porque me gusta profundamente lo que hago. He trabajado en la actividad privada, y tengo posibilidades laborales fuera del municipio, pero disfruto estar en este lugar.
Al principio de esta nueva gestión había decidido no seguir, pero cuando uno recorre la ciudad y ve las cosas que faltan, o lo que podría mejorar, el compromiso vuelve a aparecer.
No lo vivo como un esfuerzo, sino como una vocación. Me gusta ver los resultados y saber que algo concreto mejora la vida de la gente.
Si pudieras elegir una obra soñada, un proyecto que todavía no existe, ¿cuál sería y por qué?
Sin duda, un Plan de Ordenamiento Urbano. Es una herramienta fundamental para que la ciudad crezca de manera planificada y sostenible. Varios partidos vecinos ya lo tienen, y nosotros venimos trabajando en los relevamientos y diagnósticos previos, pero son procesos largos que requieren tiempo y coordinación.
El intendente es muy apasionado por la planificación urbana y comparte esta idea: necesitamos un plan regulador que ordene el uso del suelo y proyecte el crecimiento a futuro.
Me encantaría cerrar mi etapa en la función pública dejando eso consolidado. Sería un legado importante para Villegas.
Para quienes no conocen General Villegas, ¿cómo describirías la ciudad y por qué debe conocerse?
Villegas es conocida como la ciudad de la amistad y es el lugar que vio nacer a Antonio Carrizo.
Tenemos el Museo de Bellas Artes Carlos Alonso, que alberga 43 cuadros realizados por el artista para ilustrar La guerra del malón, una obra que él mismo donó al museo local.
El espacio fue restaurado y puesto en valor durante la gestión del intendente Gilberto Alegre.
También contamos con un parque municipal con un espejo de agua, almacenes antiguos convertidos en casas de la cultura, estaciones ferroviarias recuperadas y la Sociedad Española, que hoy alberga un teatro restaurado.
Es una ciudad que ofrece múltiples deportes y actividades culturales, con una calidad de vida tranquila y un entorno natural único.
Además, estamos en una ubicación estratégica: la Ruta 226 conecta Villegas con Mar del Plata, la Ruta 188 une Buenos Aires con Mendoza y la Ruta 33 permite llegar a Córdoba. Somos un paso natural entre la sierra y el mar, ideal para el turismo y para quienes buscan una vida más serena.
Para cerrar, ¿qué representa para usted la función pública y qué le motiva a continuar?
Representa pertenencia. Más allá de las dificultades, siento que cada día en esta función es una oportunidad de devolver algo a mi ciudad.
Villegas me vio crecer, formarme y desarrollarme. Hoy me toca contribuir a su futuro, con orden, con planificación y con oportunidades para todos.
Por JOSÉ A. LEMOS
