La presidenta del Instituto para la Construcción en Seco (Incose), Corinna de Barelli, conversó con AreaUrbana sobre las potencialidades del steel framing en el Argentina tras la eliminación de una barrera normativa, y también sobre las ventajas y los “mitos” en torno de este sistema.
La construcción en seco recibió en febrero de 2018 un espaldarazo clave de parte del Gobierno nacional: la Secretaría de Vivienda y Hábitat le otorgó a la tecnología steel framing el estatus de construcción “tradicional”. Esa recategorización, esperada desde hacía años por las empresas del sector, permite que los entes de viviendas no necesiten el Certificado de Aptitud Técnica (CAT) para desarrollar soluciones habitacionales a través de ese sistema constructivo.
En diálogo con AreaUrbana, la presidenta del Instituto para la Construcción en Seco (Incose), Corinna de Barelli, evaluó el impacto de la resolución y anticipó un crecimiento acelerado en todo el país de esta tecnología, alternativa a la construcción húmeda.
–¿Cuáles son las expectativas del sector tras el aval del Gobierno al steel framing?
–Vemos con mucho optimismo este nuevo escenario. Aunque es una medida reciente, ya se comienza a percibir el impacto. Tuvimos una participación activa en el proceso que implicó esta declaración: presentamos el sistema en diversos encuentros organizados por la Secretaría de Vivienda y colaboramos en la redacción de normas y reglamentos, varios de los cuales quedaron mencionados en los anexos que acompañan la resolución 5-E/2018. Frente a un escenario en el cual se contemplan cada vez más los sistemas constructivos sustentables y en el cual se exige cada vez mayor productividad en tiempos y en costos, esta modificación era necesaria. Sin lugar a dudas, el uso del sistema se va a potenciar ampliamente, tanto para la obra pública como para la obra privada. En la Argentina hay mucho potencial de crecimiento para la construcción en seco: las industrias del sector amplían constantemente sus capacidades de producción e invierten no solo en la optimización de sus procesos de fabricación sino también en el desarrollo de nuevos productos, que tienden a facilitar el día a día de las obras y a brindar un mayor confort a los usuarios que las habitan.
–¿El certificado de aptitud técnica era una traba para el uso de esta tecnología solo en la construcción de viviendas de interés social o de todo tipo de construcciones privadas?
–El certificado de aptitud técnica para sistemas constructivos no tradicionales surgió desde el Estado nacional para delimitar la participación de éstos en la obra pública; sin embargo, los municipios se hicieron eco de esta normativa y la aplicaron también para obras privadas. De la misma manera actuaron varios barrios cerrados y countries. Es decir, casi siempre se trasladó esta exigencia, pensada originalmente para la obra pública, a la obra privada, lo que implicó múltiples y diversas interpretaciones que se veían circunscriptas a los criterios que adoptase el municipio en cuestión al respecto. En cuanto a las entidades financieras, el steel framing pudo desarrollarse mucho, por ejemplo, durante el Procrear, ya que el Banco Hipotecario comprendió desde un primer momento de qué se trataba y permitía la aprobación de los créditos con la presentación de una copia del CAT que existía en aquel momento. Otras entidades financieras fueron un poco más reticentes, pero, a partir de esta declaración, ya se vieron importantes avances en lo que a otorgamiento de créditos se refiere, también desde entidades como Banco Nación, Banco Provincia o Banco de Córdoba, entre otras.