Cómo planificar políticas públicas en las ciudades modernas

El Instituto de Gestión de Ciudades trabaja con un equipo interdisciplinario que pone en acción estrategias para el reordenamiento urbano, la innovación, la participación en la toma de decisiones, la integración socio económica y el vínculo de los ciudadanos entre sí y con sus gobiernos. 

Las características de las ciudades y la manera de habitarlas por parte de sus ciudadanos se actualizan permanentemente y se complejizan. De cara a las ciudades del futuro es necesario repensar las políticas públicas urbanas de planificación y diseño territorial-sobre todo en la post pandemia- y también aquéllas vinculadas a la innovación y al desarrollo organizacional para mejorar la gobernanza. 

Oscar Braga, arquitecto urbanista y Rita Grandinetti, politóloga con orientación en administración pública, componen junto a otros especialistas en derecho, ciencias sociales y medio ambiente, el grupo de trabajo que hace 20 años dio origen al Instituto de Gestión de Ciudades. La organización no gubernamental diseña proyectos y planifica acciones para mejorar cuestiones como la movilidad, el reordenamiento urbano, el acceso a la información, la calidad de gestión y la inserción social y económica en localidades de pequeña y mediana escala. En esta charla con AreaUrbana relatan sus experiencias en relación al trabajo que realizan interviniendo los escenarios actuales, cuentan cuáles son las principales problemáticas que detectan y definen que acciones deberán ejecutar los gobiernos para construir ciudades más inclusivas, democráticas y modernas.

¿Qué es gestionar las ciudades?

Rita Grandinetti: Observamos que ya no se puede seguir gestionando como antes y, si bien hay un entramado institucional complejo, aún es posible hacer micro modificaciones para mejorar los escenarios futuros. Nuestras sociedades necesitan hoy organizaciones que sean capaces de llevar adelante servicios con calidad y eficacia pero que a la vez tengan la  capacidad de buscar nuevas formas disruptivas. A la par de la resolución de las contingencias del día a día se necesita innovar e identificar modalidades distintas a las tradicionales. 

Oscar Braga: Se trata de definir una estrategia y de fijar programas y proyectos que apunten a resolverlos puntos débiles realizando acciones diarias. Desde nuestro instituto lo hacemos planteando esquemas de desarrollo metropolitanos urbano ambientales, económicos, sociales y digitales centrados en la incorporación de formas de gestión nuevas y modernas. 

¿En la práctica, cuáles son los modos innovadores para modificar los escenarios?

RG: Se puede trabajar desde distintas dimensiones. En primer lugar hay que construir lugares de inteligencia organizacional, esto es, espacios específicos para formar al personal con algunas competencias que los ayuden a moverse en contextos inciertos y en ese sentido es muy importante que los equipos técnicos puedan ser capacitados constantemente para adquirir  nuevas habilidades de gestión. Tenemos la suposición, equivocada, de que los agentes gubernamentales ya tienen adquiridas de antemano esas capacidades de toma de decisiones, diálogo, gestión, comunicación y trabajo en equipo. Sin embargo, en la mayoría de los casos, hay que generar constantemente espacios de aprendizaje de nuevas herramientas para gestionar lo público. Luego, en función de esas nuevas competencias adquiridas, hay que modificar las estructuras de trabajo reformando grupos, reasignando tareas y generando acciones nuevas. Por otro lado, hay que hacer uso de la inteligencia digital y de todas las herramientas que las nuevas tecnologías nos proveen tanto para el día a día del trabajo administrativo como para llevar adelante distintas acciones. La otra parte para promover un ambiente innovador es como los gobiernos se relacionan con los ciudadanos y las organizaciones sociales. Hay que preguntarse cómo se pueden producir espacios más transparentes y a través de qué mecanismos se puede lograr el co-diseño de políticas públicas y acciones. Innovar en la gestión de lo público es ser consciente de que las mejores ideas surgen de la pluralidad de miradas. 

¿Cómo es el trabajo de campo que se propone desde el instituto? 

OB: Nosotros trabajamos haciendo diagnósticos sobre los puntos críticos que necesitan revisión y resolución; lo hacemos organizando encuentros en los que esos temas son discutidos por los actores que intervienen en dicha problemática. Nuestro enfoque multidisciplinario nos permite organizar talleres y actividades que son abordados desde distintas miradas. Podría decir que nuestra particularidad es que siempre trabajamos de manera relacional con los funcionarios y equipos técnicos municipales o gubernamentales para que no sean meros receptores de las demandas de la población. Es un trabajo relacional. Luego, en base a lo que relevamos y detectamos, hacemos propuestas para implementar políticas urbanas a través de mecanismos novedosos y distintos a los que se venían utilizando.

Los grupos sociales con los que trabaja el IGC son los actores del territorio, las organizaciones sociales y vecinales, los colegios de profesionales, los actores políticos, los sindicatos y los vecinos. De manera relacional con estos agentes también trabajan con gobiernos municipales y provinciales, ministerios, secretarías y equipos técnicos de gestión administrativa. El instituto trabaja en la formulación de organizaciones metropolitanas nuevas, como en el caso de Lerma y otras ciudades de la provincia de Salta; en cuestiones de movilidad en municipios como en el caso de La Pampa; en la planificación de proyectos para desarrollar sectores puntuales de una ciudad, experiencias que ha desarrollado en la ciudad de Cipoletti y en  barrios populares de Rosario; en el diseño de códigos urbanos nuevos para diferentes municipios del país y también en la planificación de infraestructuras verdes en aquéllas ciudades que necesitan reformularse geográficamente como respuesta al cambio climático. Así mismo, con la innovación como premisa, han planificado proyectos para organizar y generar nuevas formas de gestión gubernamental y espacios eficaces de participación ciudadana, se ha abocado a coordinar agendas ciudadanas y se destaca por la elaboración de propuestas novedosas para la toma de decisiones en Río Negro, Santa Fe y Entre Ríos. En cada caso lo hacen a través de “aulas” que funcionan como espacios de reflexión e intercambio de conocimiento, mediante conversatorios, con instancias de diálogos urbanos y a través de observatorios. Los talleres son el insumo para elaborar el producto final, la propuesta que luego queda en manos de los municipios. 

¿Cuáles son las fortalezas de gestión de los municipios de las ciudades argentinas?

RG: En principio hay que destacar que existe una conciencia acerca de la necesidad de mejorar los procesos administrativos que luego van a repercutir en la toma de decisiones. Si miramos el mapa iberoamericano, por ejemplo, nuestros municipios se destacan en varios puntos. Sí es cierto que una de las características principales es que tenemos demasiada complejidad en la distribución de tareas, algo que no es muy frecuente en otros países. Acá los municipios toman muchas acciones, fuera de lo formal, que no le competen pero que como nadie más las resuelve, quedan a cargo de ellos. Sin embargo, con respecto a la formación de personal estamos muy avanzados como así también en los niveles de autonomía en la toma de decisiones. Los gobiernos municipales también disponen de herramientas tecnológicas y están digitalizados y en ese sentido relevamos, por ejemplo, que un 40% de ellos ha tenido al menos alguna experiencia con las tecnologías disruptivas que, si se saben combinar, son herramientas estratégicas para la gestión. Hay cada vez más conciencia de la necesidad de optimizar la gestión y eso plantea un panorama optimista. La debilidad que existe es que nuestro país está siempre resolviendo los problemas inmediatos y cotidianos. Sumado a eso, hay serios problemas de recursos económicos.

Desde la organización territorial y la movilidad, ¿cuáles son los puntos críticos  que observan actualmente en las ciudades en las que intervienen?

OB: Uno de los problemas es la extensión de las ciudades que no paran de ingresar y extenderse sobre las áreas rurales de manera excesiva. No menos importante es la fragmentación socio espacial que va en aumento por el incremento de la pobreza y la aparición de asentamientos. Finalmente, observamos con cierta preocupación la aparición de los llamados enclaves residenciales que fragmentan todavía más lo social. La cuestión ambiental es otro tema importante que las ciudades deben resolver y en ese sentido trabajamos en cómo dar respuestas a las demandas que tienen en relación al cambio climático. La movilidad y la incorporación de los medios de circulación no motorizados también forman parte de nuestra agenda actual de trabajo.

¿Alrededor de qué cuestiones deberán trabajar las ciudades sus agendas de cara a los años que siguen?

OB: La movilidad es un tema central de cara a lo que se aproxima pero es un tema muy complejo porque el transporte público no está dimensionado en relación a la demanda. Por otro lado, los costos para ponerlo en funcionamiento son altísimos. Es un tema que atraviesa a todo el territorio nacional en el que se deberá resolver de qué manera se mejora la circulación de los ciudadanos por los conglomerados urbanos a la vez que se desalienta la utilización del automóvil en las áreas centrales de la ciudad las cuáles ya no están preparadas para el enorme parque automotor que hay actualmente. 

RG: La pandemia fue un gran visibilizador que mostro los grandes puntos de dolor y en ese sentido aparecieron temas de corta data. Hay temas viejos que emergen nuevamente por ejemplo, en relación a la conectividad entendida como un derecho o como un servicio público. Otras cuestiones importantes y aún no resueltas son las relacionadas al acceso al agua y a la vivienda y al crecimiento de los bolsones de barrios populares cuyas necesidades básicas no están garantizadas ni cubiertas. Tenemos que organizar agendas en base a cómo generamos economía y desarrollo. Hay jóvenes que aún no tienen dónde insertarse. La cuarta revolución industrial nos aportó elementos y posibilidades de inserción que debemos aprender a gestionar. Es un tema que atraviesa no solo a nuestro país; se trata más bien de un fenómeno mundial.

Por LEILA GANEM

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José Abel Autor

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