El deterioro de las rutas, un problema que afecta al sector productivo

Como en todas las temporadas de verano, presenciamos un altísimo movimiento de personas a lo ancho y largo del país. En los 30 días previos al 15 de enero de 2022, 10 millones de turistas se movilizaron de acuerdo con cifras del Ministerio de Turismo. Este año, el Observatorio Argentino de Turismo (OAT) estima que para cuando termine marzo unos 32 millones de argentinos se habrán movilizado. Esto quiere decir que casi el 70% de la población se habrá trasladado por las rutas y autopistas del país.

Las altas cifras de usuarios y el ejemplo cercano para todos como las vacaciones son el puntapié para entender la importancia de que los caminos estén en condiciones adecuadas. No se trata de un capricho de unos pocos, sino de la necesidad de garantizar la seguridad de los ciudadanos. Las rutas también son un tema cotidiano para los transportistas, que durante los 365 días del año mueven insumos básicos de la economía nacional, con lo que eso implica para el país.

El panorama no es alentador. La organización internacional de educación vial, Zutobi, hizo un reporte con el estado de las rutas de 59 países considerando diferentes variables. Argentina quedó en el 54°, con un deterioro respecto a la valoración que había conseguido hace cinco años. Del 1 al 10 obtuvo un 3,06 y quedó por debajo de países vecinos como Uruguay (3,36) y Chile (3,53). Solamente obtuvo mejor calificación que Kuwait, Costa Rica, Georgia, Panamá y Nueva Zelanda.

Casi 14 personas (13,91) cada 100 mil habitantes mueren en accidentes viales y Argentina tiene 10.117 km2 de ruta cada 100 mil km2, según Zutobi. Esos números fueron algunas de las variables que tuvieron en cuenta para el reporte. Es cierto que las dimensiones del país obligan a inversiones de infraestructura de mayor medida, sin embargo, resulta inadmisible que esta cuenta pendiente ponga en riesgo la vida de tantos argentinos y  deje con mala conexión a los polos productivos.

Con un deficiente sistema ferroviario, el traslado de cargas es una etapa fundamental en la cadena de suministro. Solo a través de la app Humber, los camioneros registrados recorrieron más de 4.350.000 kilómetros trasladando principalmente cargas de soja, maíz, girasol, trigo, maní, fertilizante y arena. En la Provincia de Buenos Aires, se completaron más de 12 mil viajes y se trasladaron 354 mil toneladas. Córdoba, Chaco y Santiago del Estero siguieron en el ranking.

¿Cómo puede ser que en un país eminentemente exportador y donde el principal traslado es a través de las rutas tenga una de las peores calificaciones a nivel internacional? Habrá que ver si los $256.000 millones que, según el Presupuesto Nacional, serán destinados a las provincias para obras de vialidad en 2023 serán suficientes. Los números dicen que el 27% del total será para Buenos Aires, seguido de Santa Fe (16,3%) y Córdoba (6,1%). Entre las prioridades especificaron la infraestructura vial y de transporte urbano.

El deseo de todos los que trabajan ligados al sector es que efectivamente se sostengan políticas públicas en el tiempo considerando el alto nivel de importancia en la economía como así también la cantidad de personas que trabajan en movimiento

LOS MUNICIPIOS

Hay que tener en cuenta que hay cuestiones jurisdiccionales con respecto a los caminos; no es lo mismo un camino provincial que uno nacional. De todas maneras, al ser un tema tan complejo e importante, inevitablemente los gobiernos locales deben involucrarse. Ellos pueden aportar, por ejemplo, cuántos y qué tipo de vehículos pasan por sus municipios y pueden entender urgencias y necesidades. 

La incidencia de la política en las obras viales es directa, sin lugar a dudas. No tengo ninguna duda que debe ser una prioridad por los enormes beneficios que trae para toda la cadena productiva: los distintos estamentos del Estado deberían poner todas sus energías en mejorar las rutas, lo cual es beneficioso para todas las partes.

En el caso de la logística, el buen estado de las rutas no solo le asegura a los transportistas viajar de forma segura, sino que permite agilizar las traslados, ya que los vehículos no se ven obligados a reducir la velocidad máxima por el mal estado del camino (baches, empalmes mal hechos). Esto se traduce en la posibilidad de trasladar una mayor cantidad de mercadería en menos tiempo, con todos los beneficios que esto conlleva. Inclusive, más vehículos es más clientes para los negocios locales. 

La misma idea puede aplicarse al concepto de adaptar ciertas rutas a la demanda. Si se sabe que un determinado tramo es transitado por una mayor cantidad de vehículos en ciertos momentos del año, quizás sumar un carril extra beneficia la convivencia entre la carrocería pesada, livianas, transporte de carga, transporte de pasajeros, particulares, por poner un ejemplo.

Finalmente, hay que reconocer que si algo sobra en Argentina es potencial. Lo tenemos todo. Sin embargo, la infraestructura a nivel logística y transporte tiene muchas cuentas pendientes. El agro, como la principal industria y pilar económico del país sería potenciado de gran forma si la infraestructura del país lo acompañara. Reflexionar y tomar cartas sobre este asunto es vital para que la Argentina siga creciendo.

Por Juan José Debuchy, ingeniero agrónomo y CEO de Humber

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José Abel Autor

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