Espacio conmemorativo a las víctimas de covid-19

La realización de un espacio paisajístico de reflexión y memoria activa para las víctimas de COVID-19 revela el interés de integrar los fragmentos de la historia con los acontecimientos recientes. El Concurso propicia un nuevo espacio de lenguaje contemporáneo que valoriza los datos actuales, los históricos y los elementos clásicos preexistentes, logrando una equilibrada conjunción del presente con el pasado. 

Organizado por la Sociedad Central de Arquitectos (SCA) y auspiciado por la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (FADEA), el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA) encargó la formulación de un anteproyecto para realizar un “Espacio Conmemorativo a las víctimas de Covid-19” a ubicarse hacia la zona sureste de la Ciudad de Buenos Aires, en el Parque Florentino Ameghino, en el barrio de Parque Patricios. 

El Concurso busca una propuesta proyectual que genere un espacio testimonial, reconociendo los sucesos ocurridos y vigentes, que por un tiempo podrá continuar retro-alimentándose con la participación de familiares, amigos y/o allegados. La creación de un espacio de la memoria dentro de un parque existente busca generar un espacio con elementos que promueven la introspección y la reflexión, dentro de un área verde y abierta, fomentando la recorrida activa y participativa de fácil acceso y circulación. 

El Parque Florentino Ameghino posee una superficie de 39.835 metros cuadrados y se encuentra delimitado por las calles Monasterio, Santa Cruz, Caseros y Uspallata. El Parque tiene un diseño clásico, con una estructura circulatoria basada en dos ejes perpendiculares que se cruzan en el centro geográfico de la misma. Por un lado, se desarrolla el eje en sentido Norte-Sur, que es la continuación de la calle Pichincha y que remata en el Hospital Muñiz. Por otro lado, en sentido este-oeste, se encuentra el segundo eje en coincidencia con la calle Patagones. Tomando como centro estas intersecciones se presenta una figura de forma oval que recorre todo el predio. Sobre el borde con la Av. Caseros concurren dos diagonales que lo interceptan desde las esquinas. Sobre la calle Uspallata desde las esquinas se desarrolla un semi-círculo que es tangente al óvalo, generando otra característica urbana al frente del Hospital Muñiz, en sentido de ágora. Otra característica del parque son los sectores que presentan una cota por encima del nivel de la vereda, en donde el acceso al mismo se realiza a través de escaleras. En el centro del parque, donde confluyen sus 8 caminos, se levanta el Monumento a los Caídos por la Fiebre Amarilla de 1871, obra del escultor uruguayo Manuel Ferrari 

El parque fue primero diseñado en 1905 por el arquitecto y paisajista francés Carlos Thays (1849-1934) y luego en el año 1940 sufrió una remodelación, pero siempre conservó su trazado original donde predomina el verde y la forestación sobre el cemento. El parque cuenta con un arbolado urbano perimetral y grupos dispersos hacia el interior del mismo. Las especies existentes son: Tipa blanca, Jacarandá, Fresno Americano, Plátano, Ligustro, Sófora japónica, Brachichiton, Acacia visco, Olmo, Arce, Cedro del Japón, Aguaribay, Palo borracho, Paraíso, Corona de cristo 

La decisión de intervenir en esta área de la ciudad surge como continuidad de las políticas de revitalización del área sur de la ciudad que se vienen llevando a cabo de los últimos años, así como también la caracterización del entorno como un área vinculada a la salud debido a la presencia de hospitales. En el entorno del Parque Florentino Ameghino se encuentra el Hospital de Infecciosas Francisco Muñiz, con frente sobre la Calle Uspallata, y el Ministerio de Salud del GCBA. Por otro lado, cruzando la Av. Caseros se encuentran el Hospital Dr. Carlos B. Udaondo, el Hospital Nacional en Red, Lic. Laura Bonaparte, y el Hospital Garrahan.

Teniendo en cuenta las preexistencias del sitio, la posibilidad de articular el presente con el pasado y la resiliencia de la ciudad ante las adversidades, el área a intervenir será destinada al recuerdo de las personas fallecidas y buscará albergar aquellas piedras con nombres de víctimas, que fueron objeto de una manifestación espontánea realizada el 17 de agosto de 2021 como homenaje colectivo.

Entre las 62 propuestas recibidas, el jurado otorgó tres premios y una serie de menciones honoríficas sin orden de mérito. El anteproyecto ganador del primer premio logra un todo integral, logra reunir el diseño de todos los elementos desde lo arquitectónico, artístico y paisajístico. Integrando la propuesta con el entorno a nivel circulatorio, morfológico y paisajístico, consiguiendo involucrar e  interpretar la configuración actual. 

MEMORIA DE LOS AUTORES

La propuesta sugiere un primer vacío inicial, el impacto y la huella de la pandemia, y en una segunda instancia al acercarse y recorrerlo transitando el duelo, transmite un mensaje de vida que deriva de la naturaleza, sus ciclos y su regeneración permanente.

La vorágine cotidiana representada por la cuadrícula continua se ve interrumpida por un círculo de remanso que invita a la pausa y remite a las raíces, a lo más primitivo de las fuerzas naturales. Es, a su vez, un recordatorio de la sensación que el encierro produjo en cada habitante respecto del anhelo y la necesidad de salir al encuentro de la naturaleza. El impacto de la pandemia produjo una huella. Una gran crisis que encierra también una oportunidad de cambio, un mensaje de vida.

La intervención intenta transmitir este mensaje de vida en dos dimensiones, la individual con idea simbólica de atravesar el duelo y en paralelo, la dimensión planetaria de preservar la vida. No se trata de una escultura ni de una pieza de autor. Se trata de volver a lo inicial y simplemente poner en valor una porción de naturaleza virgen, recrear un ecosistema que expande un mensaje de vida. Se busca transformarlo en una experiencia personal, única, un camino que transitamos cómo lo sentimos. De esta manera, se vuelve universal.

El valor simbólico del espacio conmemorativo está representado por el vacío y no por el lleno. Es decir, no por una construcción volumétrica sino por un silencio. Una escultura o monumento siempre está relacionada a la interpretación de un autor, a una estética con fecha de vencimiento. En este caso, se intenta simplemente preservar una porción de la naturaleza y a su alrededor, proponer un recorrido circular sobre lo inmutable, donde la muerte es parte de la vida.

La intervención no pretende competir con el monumento existente de las víctimas de la fiebre amarilla, sino integrarlo en un sector memorial cívico conjunto donde el dolor individual es también el colectivo de una sociedad que recuerda.

La operación es sencilla, la inclinación del anillo/rampa genera un talud de tierra natural para plantación de flores medicinales. El espacio central es fuente de vida, formando un humedal autosustentable, no requiere mantenimientos debido al tipo de plantas autóctonas que se concentran allí. Determinadas especies atraen mariposas que esparcen polen y vida al resto de la plaza. Las piedras y recuerdos dejados por familiares en Plaza de Mayo encuentran un lugar especial protegiendo la vida, en un paisaje hermoso y pacífico, preservado.

La huella, el área deprimida, recibe las aguas pluviales del sector como símbolo de interacción con lo existente y alimentarán el ecosistema nativo, como un pequeño humedal que genera oxígeno, elemento vital durante la pandemia. En el inicio del recorrido circular se instalarán códigos QR que podrán ser leídos por los dispositivos móviles de los visitantes. El memorial pretende trascender el dolor del duelo para proponer una salida. Transformar la muerte en mensaje de vida, en un legado. Transmutar el miedo en amor.

La propuesta ganadora considera: 

  • Identidad y Paisaje urbano: relaciona pasado y la actualidad en un mismo elemento como lo es el parque urbano. Plantea una nueva propuesta integrada con el paisaje existente. 
  • Ambiente, sustentabilidad, y resiliencia urbana: propone soluciones innovadoras en el campo de la eficiencia energética y la sustentabilidad que apunten a generar una ciudad más verde. 
  • Evocación, reflexión y conmemoración: generar espacios para la reflexión en un entorno verde, donde haya una privacidad adecuada dentro de un espacio público. 
  • Re-interpretación y adecuación: las piedras son parte de este espacio de la memoria y re-interpretan el mensaje individual de las mismas en una unidad más contundente que visibilice la tragedia. 

ARQ. CELINA M. SAVINO

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José Abel Autor

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