El músico Ariel Prat y el barrio porteño de Villa Urquiza son casi una unidad, una síntesis. No por nada el poeta murguero bautizó Orgullo de barrio a una de sus producciones discográficas, en la que compila una veintena de canciones de su repertorio, incluidas algunas grabadas en vivo.
A Roberto Ariel Martorelli se lo conoce más por su nombre artístico, Ariel Prat. Una reseña de prensa difundida poco después de la salida de su último trabajo discográfico, Orgullo de barrio, lo define como “un músico con barrio y esquina en la sangre, de carácter popular y gran presencia escénica”. También como “cantante y murguero de alma”, e incluso se refiere a él como “juglar, negro, zurdo, poeta”.
Entre las múltiples creaciones, colaboraciones y andanzas artísticas de este poeta y cantante, probablemente lo más conocido por quienes no se han detenido en su trabajo sea su vínculo con Bersuit Vergarabat, consolidado con distintas composiciones elaboradas junto a algunos de sus integrantes: Al olor del hogar, El zurdito, Milonga de las quimeras, Llamados de la bestia Las pibas de Urquiza Viene alumbrando la esquina y Negra murguera, con Juan Subirá, y Rumba y tres saltos, con Pepe Céspedes. Todas esas canciones, excepto Negra murguera, fueron incluidas en el último álbum. Además, este año se publicó su libro de poemas Curiosidad y azar. Versos de trashumante.
¿Por qué se llama Orgullo de barrio el disco?
El disco se venía madurando, venía entibiando sueños al jadear, como diría “el flaco” (N. de la R.: Luis Alberto Spinetta, en la canción Los libros de la buena memoria). Se iban acumulando discos y colaboraciones, mucha gente fue llegando al universo de mi música con la carga de que mis discos son difíciles de encontrar, ya sea porque están agotados o descatalogados. La idea era hacer un paneo de más de 20 años de música grabada y agregar algún detalle en vivo, para incorporar la intensidad del directo, con la gente. Orgullo de barrio es el nombre de un tema que no está en este disco, forma parte de un álbum que salió en España pero no en la Argentina. Hay algo de eso, mi orgullo es salir a mostrar lo que he aprendido y qué me ha generado música y poesía, me lo ha dado el barrio. Todo eso de algún modo te dicta cómo actuar, se lleva en la sangre, en la genética. Yo llevo el barrio metido, hay un fuerte contenido barrial en mi música, no puedo negarlo. ¡No puedo poner “orgullo de Jockey Club” (risas).
¿Qué es para vos Villa Urquiza?
Es el barrio que amo, donde me crié. Luego hubo mudanzas hasta llegar a Soldati, donde viví los últimos años de mi adolescencia. Llegamos ahí porque mi viejo consiguió un departamento en un monoblock, después de que los militares nos desalojaran, en tiempos de la última dictadura. Fue raro pasar a Soldati, al humo de la quema, a las moscas, es un contraste fuerte. Siempre fuimos gente pobre, pero ahí parecía otro mundo. Soy experto en camiones y mudanzas.
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