Juanjo Salce es un humorista de larga trayectoria que atraviesa el escenario con un humor que no discrimina edades ni géneros. AreaUrbana dialogó con él para conocer cuánto tuvo que ver su lugar de origen, Bahía Blanca.
Juanjo Salce incluye dentro de su arte la personificación del hombre argentino medio con sus conflictos e intereses, burlándose de sus propias miserias. Con recursos actorales recrea constantemente su propio mundo a través de la improvisación, el clown y la magia para hacer en cada show un espectáculo genuino con estilo propio. Pero detrás de ese gran personaje, está el padre de familia que salió de Bahía Blanca para llegar a Capital Federal a hacer radio con sus ídolos de la infancia.
¿Cuál es el primer recuerdo que tenes de Bahía Blanca?
Lo primero que se me viene a la cabeza, siendo muy chiquito, es estar contando cuentos o chistes en una navidad, en la casa de mi abuelo materno Juan. “Haciendo la gracia”, como le digo actualmente. Recuerdo ver a toda la familia riéndose de las cosas que yo hacía o decía. En ese momento era un pequeño payaso, algo que está vinculado a lo que soy hoy, un humorista. En ese momento, sin saberlo, ya me gustaba hacerlo.
¿Hasta qué edad viviste ahí? ¿Por qué te fuiste?
Estuve en Bahía hasta los 19 años, me mudé porque necesitaba crecer y trabajar. Estudié periodismo y locución. Sentía que en Bahía no tenía salida laboral. Más allá de que es una ciudad hermosa, necesitaba ganarme la vida. La diferencia entre el interior y la Capital, en el ámbito de los medios, es abismal. Yo tenía el objetivo de poder aprender, crecer y hacer una carrera. En mi ciudad había muy buenos docentes, pero faltaba infraestructura que existía en Buenos Aires.
¿Cómo fue tu infancia en Bahía Blanca?
Conocí toda la ciudad en mi infancia. Eso fue porque mis padres estaban separados, algo que no está nada bueno. Pero la única parte buena que tenía era que vivían en dos barrios muy diferentes y eso me hacía conocer toda la ciudad. También tenía dos familias constituidas, una en cada casa. Sin duda nunca me faltó amor.
Teniendo en cuenta lo que narras… ¿Algo de lo que pasó en tu ciudad de origen te llevó a tu profesión actual?
Sí, mi abuela paterna. Ella me enseñó a leer y escribir a los 5 años. Yo entre al colegio sabiendo lo que los demás estaban aprendiendo, eso hacía que me aburra en clase. Eso condicionó a que haga “monerías” en clase. Eso me trajo varios problemas a nivel conducta, me portaba muy mal en clase. Si bien era buen alumno.
Nota aparecida en ÁreaUrbana74