Desde Realicó, provincia de La Pampa, llegó Soledad Solaro a la Capital Federal para comenzar su carrera. La modelo dialogó con AreaUrbana sobre su infancia, las costumbres de pueblo y los recuerdos que aún siguen vigentes.
¿Cuál es el primer recuerdo que tenés de Realicó?
Todo lo que tiene que ver con mi infancia, hasta adolescente estuve allí. Lo primero que me viene es la tranquilidad y la libertad con la que uno se manejaba en Realicó. Recuerdo que salíamos para el colegio y dejábamos abierta la puerta de la casa. Los fines de semana, que tal vez uno recibía visitas, no tenías que invitarlos porque tocaban la puerta y entraban. Siempre ha sido una localidad muy amigable, no había problemas de inseguridad.
Se dice que en las localidades tan chicas se “conocen todos..”
Sí, es cierto que nos conocemos todos. En el interior se usa mucho reunirse en la calle principal, en Realicó se llama Av. Mullally, donde está la plaza. Ese es el lugar obligado para sentarse a tomar mate o juntarse con amigos. Yo me fui cerca de mis 14 años, pero a partir de esa edad se juntan muchos chicos en la plaza. Pasar por esa zona era el saludo obligado, tal vez algo que no sucede en sitios como la Capital Federal. Por más que uno de “la vuelta al perro”, como se dice en el interior, siempre se vuelve a saludar. En este tipo de pueblos la gente es mucho más familiar, más cercana.
Yo con el Turismo Carretera viajo mucho y hay destino en los que la gente del interior del país está acostumbrada a otros tiempos.
¿En qué momentos notas el cambio de ritmo de la gente?
Tengo mi padre, hermano y sobrinos viviendo allá, cuando uno llega automáticamente cambia el ritmo. Uno vuelve a conectarse con la gente de otra forma. Tal vez lo veo a mi hermano dejar la puerta del auto abierta y me preocupo, pero él no. Hoy hay algún ratero, pero no se compara con la intensidad de Capital Federal.
Recuerdo que más de grande, cuando ya estaba instalada en Buenos Aires, me sorprendía como la gente está en su ritmo y tal vez te “llevan puesto” sin darse cuenta.
¿Cómo fue el cambio cuando te instalaste definitivamente en Buenos Aires?
No fue brusco el cambio porque teníamos parientes en la Ciudad, entonces los fines de semana largo o en vacaciones veníamos. También me ayudo que estudie los primeros años en un colegio en Quilmes. Una institución que tenía mucho campo, espacio verde. Eso hizo que no fuera tan duro el cambio. En ese mismo colegio había más gente del interior, fueron todas cosas que me ayudaron.
Lo que sucede con la gente del interior es similar a lo que pasa cuando llega gente de otros países de Latinoamérica. Les puede costar mucho adaptarse.
Hace mucho que no regresar para tu pueblo, pero ¿Pensás en retirarte allá?
Las vueltas de la vida no las sé. No puedo descartarlo. Debo reconocer que viajo mucho por el interior por mi trabajo y cuando tengo un fin de semana libre no suelo moverme mucho.
Con el paso del tiempo ¿notaste cambios en Realicó?
Cambio mucho. Cuando yo me vine, eran sólo 8 mil habitantes. Se trata de una localidad que tiene mucha gente de tránsito actualmente. En algunas visitas que hice, hace unos años, lo he encontrado muy lindo. Han crecido las actividades, mejorado la infraestructura, lo note muy bien cuidado. De la actualidad mucho no puedo hablar, porque hace tiempo que no voy.
¿Cuándo te diste cuenta que te ibas a dedicar a ser modelo?
Siempre fui muy inconsciente en el comienzo de mi carrera. Yo comencé con un curso de modelo con una amiga de Quilmes, pero lo hice porque siempre pensé que a mi madre le hubiese gustado. De hecho, mi madre estuvo muy presente en el comienzo de mi carrera. Te repito, siempre fui muy inconsciente. No es como hoy en día que dicen “quiero ser famosa”. A mí se me fue dando, mi crecimiento fue siempre muy progresivo.
Sos una persona de involucrarte en temas de solidaridad….
Sí, creo que es algo común en el trabajo nuestro. Siempre nos convocan para desfiles o mismo el Turismo Carretera está muy ligado a acciones.
Por tu trabajo con el Turismo Carretera y, anteriormente, por tu carrera de modelo tuviste la oportunidad de viajar mucho ¿Con qué destino podrías comparar a Realicó? ¿Cómo lo describirías?
No es comparable con otro lugar. Pero si puedo decir que Realicó es un lugar muy tranquilo, se puede respirar aire fresco. Hay una entrada de 2 km, que ahora está más urbanizada, pero antes era entrada de árboles espectacular.
Finalmente, ¿Qué cosas te quedaron grabadas de tu lugar de origen?
Tengo la imagen de la plaza principal, con la municipalidad, el kiosco de toda la vida, la heladería de toda mi infancia…. Para mí, ahí estaban los mejores helados del mundo. Hasta el día de hoy, la panadería San Cayetano tiene un pan increíble. Sólo lo sacan a las 12 del mediodía, si llegas 15 minutos más tarde, te quedas sin pan. Cuando iba, le decía a mi hermano que vayamos si o si a comprar ese pan. Eso está vinculado un poco al sabor y otro poco al recuerdo.
Otra cosa que me ha quedado marcada, que aún sigo diciendo con mis amigas, son los términos del interior. Como es “masita” y “galletita”. Para la gente de la Ciudad la galletita es la dulce y la salada. Mientras que para los del interior la masita son sólo las dulces y las galletitas son las de agua o ese tipo.