Productora agropecuaria de la localidad de Monte Maíz, Córdoba, quien decidió evolucionar hacia un modelo de Economía Circular que les permitiera un aprovechamiento total de cada eslabón de su cadena productiva. Montó un criadero de cerdos, como primer paso hacia la diversificación de la actividad, y luego una planta productora de energía a partir de los desechos de sus animales.
Se dedicaban a la producción de grano pero decidieron potenciar el aprovechamiento de sus tierras. Sumaron criadero de cerdos, montaron una planta productora de electricidad con biodigestores que aprovechan el metano, y desde 2020 generan energía verde.
Cecilia Debenedetti, productora agropecuaria de la localidad de Monte Maíz, Córdoba, decidió junto a su familia evolucionar hacia un modelo de Economía Circular que les permitiera un aprovechamiento total de cada eslabón de su cadena productiva. Con esa idea, montó un criadero de cerdos, como primer paso hacia la diversificación de la actividad, y luego una planta productora de energía a partir de los purines (desechos) de sus animales.
Apoyados en la oportunidad que generó en su momento el Renovar 2.0 Debenedetti emprendió el camino hacia un formato de producción de electricidad no contaminante, que en muchos países del mundo ya es política de Estado y en Argentina todavía necesita mayor apalancamiento e inversiones.
El cambio que activó esta transformación de las tierras se dio en 2015, cuando el equipo que trabaja en “El Triunvirato” sumó a su tradicional producción agrícola una pequeña granja porcina focalizada en el bienestar animal (cerdas criadas en espacios abiertos para que puedan alimentarse, caminar y socializar), preparándolas así para una futura exportación a países exigentes como los de Europa y Japón. Dos años después, y siempre tomando las medidas necesarias para preservar su suelo, advirtieron la necesidad de evitar la generación de metano en las piletas donde se tratan los residuos porcinos. ¿Qué se podía hacer al respecto?, ¿qué soluciones existirían? Las respuestas que se les presentaron en cada momento marcaron quiebres de crecimiento que supieron aprovechar gracias a una actitud de investigación constante y mucha proactividad.
Cecilia Debenedetti, Presidenta de la empresa, explica: “nos informamos, fuimos a charlas especializadas, pedimos asesoramiento y aprendimos a utilizar los purines para generar energía. Contactamos a varios veterinarios que nos acompañaron, y uno de ellos es hoy nuestro asesor personal”. Además del esfuerzo y la dedicación, esta gran aventura necesitó de una inversión propia de 1 millón de dólares, ya que no llegaron a tiempo a los planes de inversión del bicentenario que se ofrecían en aquel entonces.
El siguiente paso fue presentarse a la licitación del Renovar 2.0,a través del cual accedieron a un crédito del BICE para la generación de energía alternativa. “Hicimos todo el estudio económico y nos presentamos. Necesitamos el apoyo de toda una empresa de tecnologías que se dedica a construir plantas y el asesoramiento legal especializado. Lo bueno es que este préstamo se paga con la misma energía generada”, detalla Debendetti. La obra de la planta de energía comenzó en 2019 y terminó en noviembre de 2020 debido a las demoras que generó la pandemia. Desde ese momento la planta están generando 2MW/hora, equivalente al consumo de dos pueblos de 4000 habitantes en total (hoy se abaste concretamente a Guatimozín y Cavanagh y a algunas industrias de la zona).
El préstamo del BICE, por su parte, está a poco tiempo de saldarse “El capital lo pagamos a los 16 meses y si bien hoy todavía no tenemos excedentes, sí logramos pagar las deudas e insumos. Si bien todavía producimos al 60%, sabemos que si logramos incrementar esa producción, estamos cerca de lograr importantes ganancias”, detalla la Presidenta. Para eso, actualmente la empresa se encuentra trabajando con EPEC y con la Cooperativa de la zona, para poder inyectar el 100% de su capacidad productiva. Así sí lograrán en poco tiempo obtener ganancia y están tramitando los arreglos y permisos necesarios para las mejoras que necesitan y hoy están todavía en vías de desarrollo.
GENERACIÓN DE ENERGÍA, PASO A PASO
El criadero genera aproximadamente 20 metros cúbicos de purines todos los días, que se amontonan en piletas. Estas heces se dirigen una vez por día a una cámara de recepción, a través de unas cañerías dispuestas a tal fin. Estos purines se mesclan con los desechos de la producción de maíz y cultivos de invierno (que son cultivos destinados a preservar los suelos y mantener su calidad). Todos los días se carga 72 toneladas de forraje en una tolva y desde ahí va a una especie de bomba donde todo se mezcla y alimenta a los 2 biodigestores (cilindros de 27 metros de diámetros y 8m de alto). El resultante se traslada por una cañería hasta un filtro, que saca las impurezas. Hecho esto, se inyecta el resultado en dos motores gigantes para generar la energía a los 13.2 voltios que sirve para el tendido eléctrico.
Al mismo tiempo, cada día se descarga a un tercer biodigestorel sustrato (digestato), que es el residuo secundario que sale seco como la tierra. Y la parte líquida se desecha hacia una laguna. “A esta laguna antes iban a parar los purines directamente, en cambio ahora con este líquido excedente podemos regar el campo, y con el sustrato fertilizamos la tierra. Todo orgánico”, detalla Debenedetti dando un claro ejemplo de las bondades de la llamada Economía Circular.
En suma, la electricidad producida a través de todo este proceso es “verde” porque proviene de la fermentación de silo de maíz y de cultivos picados, más desechos del criadero, que genera metano dentro de los biodigestores mencionados. Esa energía producida se dirige hacia un transformador y luego se orienta hacia la cooperativa cercana que la ingresa al Sistema Interconectado Nacional.
Como si todo este aprovechamiento fuera poco, el motor de la planta energética genera también calor, que piensan aprovechar próximamente para reemplazar las lámparas de los chanchitos chiquitos, creando especies de nidos. “Es un proyecto a mediano plazo, tenemos que hacer una pequeña inversión para eso, pero vamos a reducir el consumo de electricidad”, apunta la líder este proyecto.
LA PRODUCCIÓN DE GRANOS
Para evolucionar, también hay que aprender a resignar, a reestructurar y a cambiar en todos los órdenes. Aprovechar las oportunidades e innovar implica desapegarse de viejos modelos de producción. Hoy la empresa produce menos granos porque parte de sus tierras está dedicada al picado que alimenta a los biodigestores. ¿Qué quiere decir esto? Los años de investigación llevaron al equipo a descubrir que la producción de invierno (los llamados “cultivos de servicio”, aquellos destinados a que no se compacten los suelos) se secan luego y generan muy buen gas, entonces, se los pica e ingresa a los biodigestores. Explican los especialistas que, si bien esta práctica redujo la producción de grano, al final del proceso productivo total compensa económicamente por la ayuda que significa en la generación de energía. De todas formas, explican, no fue tanto la baja en la producción de granos y la innovación descubierta resultó ser maravilloso:“Nos ayuda a mejorar nuestra tierra, tenemos el 88% cubierto todo el año y nos permite generar más gas”, resume Debenedetti.
PACIENCIA E INNOVACIÓN
“Para poder entregar energía tuvimos que presentar cierta cantidad de papales. Para empezar, el Boletín Oficial solicita el ingreso al MEM de nuestra empresa, para ver si alguien se opone en las siguientes 48 hs.”, comienza a explicar Debenedetti, pero esa espera, que debería haber sido de solo dos días, terminó siendo una de las complicaciones que quedaron para siempre en el recuerdo. “La planta de energía estaba totalmente terminada y nos la autorizaron en noviembre. Pero justo ese día en el que aparecimos en Boletín Oficial, cambió el Secretario de Producción, con lo cual no había firma para habilitarnos. No nos quedó otra que esperar 1 mes a que designaran a la nueva autoridad necesaria. Pero esto no terminó ahí, cuando lo logramos, había que designar a todo su equipo…algo que demoró otro mes más. Cumplido ese tiempo, teníamos la planta lista, el funcionario designado con su equipo, pero faltaba alguien que asignara las firmas. Esto demoró otro tiempo más y nos dejó el aprendizaje claro de que en este país la burocracia y los aspectos ajenos al negocio son los factores que más frenan los proyectos”.
Gracias a la incorporación del criadero de cerdos y a la producción de electricidad, hoy el cambio de los Debenedetti aumentó más del 100% la facturación respecto del esquema agrícola convencional (con maíz, soja y trigo) y las posibilidades de crecimiento son grandes aún.
El afán de evolución y superación es una constante, se mantiene intacto en el ADN del equipo y por eso hoy la meta es avanzar hacia el total aprovechamiento de la energía térmica, hoy ociosa. Seguramente se vendrán nuevas inversiones de proyectos que surjan a partir de esta generación de energía.
MARIANA BRIZI