El sabor de una ciudad cervecera

Quilmes, una ciudad cuyo nombre recuerda al pueblo aborigen “Kilmes”, aunque para todos es sinónimo de cerveza. ¿Cómo creció, qué particularidades tiene y cómo impacta la vida industrial en esta localidad?

Quilmes es uno de los 135 municipios que integran la Provincia de Buenos Aires. Con una superficie de 94 km² y una población de 583.000 habitantes, es el partido más poblado del Conurbano Bonaerense. En 1890, hace exactamente 129 años, nacía en esta ciudad la Cervecería y Maltería Quilmes y se tiraba el primer shot del país. Su fundador, Otto Bemberg, un inmigrante alemán que trajo desde su país la pasión por la cerveza, fundó la empresa en este lugar, motivado por las virtudes del agua de la zona y la cercanía con el ferrocarril, que le daba acceso a la ciudad de Buenos Aires.

En pocos años la fábrica empezó a ser considerada una ciudad industrial y fue tanto su crecimiento y relevancia para la zona que a sus cincuenta años se creó la llamada Villa Argentina, un emblemático barrio que ocupa 50 hectáreas, construido inicialmente para los obreros y directivos de la empresa (a los que se les daba facilidades para comprar o alquilar las viviendas). Además, la empresa colaboró en la creación de la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Quilmes (1911), la construcción del hospital local (1919) y la puesta en marcha de los servicios sanitarios y del sistema de agua corriente (1931).

Con el correr de los años la empresa dejó de ser una empresa familiar y fue adquirida por distintos grupos internacionales, pero aún hoy sigue siendo la cervecería más importante y más antigua del país. Vanesa Vázquez, Jefa de Sustentabilidad de la Compañía, explica que mantienen activas diferentes iniciativas para mantenerse en contacto directo con la comunidad. Entre ellas, se encuentra el clásico tour por la cervecería, que se realiza periódicamente para ofrecer degustaciones de cervezas y picadas a los asistentes, mientras recorren el predio. “También existen iniciativas vinculadas al fortalecimiento de la comunidad, que contribuyen al desarrollo de la localidad de Quilmes, una de ellas es el Programa que forma parte de RR.HH., que prioriza a gente de la zona para el reclutamiento de ciertos perfiles”, detalla y agrega que “apoyamos, además, acciones de voluntariados para la restauración de espacios públicos, plantando árboles o colaborando con comedores y colegios de la zona, buscando diferentes herramientas para poder generar impacto y vínculo con la comunidad”.


Desde distintos puntos de la ciudad de Quilmes puede verse la Chimenea histórica de la cervecería, que es otro ícono que representa a la comunidad, “y depende de cómo sopla el viento, hasta podemos sentir el olorcito a malta”, explica Verónica Sánchez, del área Quilmes Emprende, Municipalidad de Quilmes, quien explica que, para la comunidad, La Cervecería Quilmes fue y es una empresa muy bien vista, que impulsó mucho el desarrollo local, aunque con las sucesivas ventas algunas cuestiones fueron cambiando en la vinculación de la compañía y el municipio. Además, detalla Sánchez que actualmente Quilmes sigue siendo el mayor empleador de la zona y tiene puesto el foco en contratar a profesionales quilmenios, egresados de las universidades locales y gente del distrito o lo más cercano posible. Históricamente, junto con el crecimiento de la empresa se creó también su sindicato y su centro médico, “Quilmes Salud”, y como explica Sánchez, “Si bien la cervecería no es una empresa que pague más que otras, alrededor de ella siempre se generan cosas, siembre hubo beneficios para los empleados que resultaban muy valorados”.

Durante los últimos años la empresa fue tomando algunas decisiones algo polémicas, por ejemplo, como explica Sánchez, “se vendieron hace cuatro años las casas que conforman el barrio Villa Argentina y desde entonces la empresa dejó de ocuparse del mantenimiento. Para las ventas priorizaron y les dieron oportunidades a los empleados que vivían allí, y luego a la gente interesada de la zona”. Lo más positivo de estas ventas, explica Sánchez, fue la cláusula mediante la cual no se puede alterar la fachada de estas cuadras cuya estética ya es un clásico de Quilmes. “Antes de que la comprara Brahama, la empresa se manejaba de forma bastante familiar y ese fue uno de los cambios que más se sintió a nivel local”, explica Sánchez pero destaca que, por lo demás, sigue siendo una compañía que se vincula con su entorno y genera oportunidades. “Todos en Quilmes tenemos un pariente o conocido que trabajó ahí, nos identificamos con la cervecería porque siempre fue una empresa con buena imagen”, subraya.

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José Abel Autor

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