Cosquín

Entrevista: Gabriel Musso, Cosquín

El intendente Gabriel Musso se metió de lleno en la participación política partidaria hace pocos años: arrancó en 2010, junto con la creación del frente vecinal Proyecto Cosquín, ejerció el rol de concejal y ganó en 2015 la conducción del municipio, con el 29 por ciento de los votos. Asumió un Estado local en crisis, endeudado con sus empleados y proveedores, y con serios problemas de infraestructura. Un año antes del triunfo electoral de Musso, el entonces intendente de Cosquín, Marcelo Villanueva, había sido removido de su cargo a través de un referéndum, tras 11 años de gestión en la localidad cordobesa. El actual jefe municipal asegura que su gobierno ha logrado recuperar la confianza de la comunidad. Junto con el gobernador Miguel Lifschitz en la provincia de Santa Fe y con la intendenta Mónica Fein en Rosario, Musso encabeza uno de los únicos tres ejecutivos en manos del Partido Socialista.

Al asumir como intendente de Cosquín, en diciembre de 2015, denunció un estado de “abandono” del municipio y una crisis económica. ¿Qué tan grave era esa situación?

Muy grave. Más del 70 por ciento del presupuesto era deuda, había un atraso de entre 3 y 6 meses de sueldos, no había vehículos propios, existía una gran desconfianza de los proveedores por la falta de pagos, se habían emitido cheques sin fondos. Me tocó asumir en ese contexto de colapso. El personal del municipio realizó un paro durante casi todo mi primer mes de gestión por los salarios atrasados, y tuvimos que salir los nuevos funcionarios del municipio a brindar servicios básicos, como la recolección de la basura. De a poco, fuimos saliendo de esa crisis y ya estamos cumpliendo con todos los servicios. Los empleados ahora están al día y, además, bancarizados, lo que les permite el acceso al crédito. Recuperamos la confianza de los proveedores, habilitamos un hospital que estaba abandonado desde hacía varios años, compramos tres camiones usados al mismo precio que antes generaba su alquiler, pusimos en funcionamiento un taller mecánico propio para abaratar gastos, reactivamos el área de desarrollo social, generamos trabajo a través de la oficina de empleo, realizamos obras de recuperación de la planta de agua y de calles (de cordón cuneta y adoquinado), anunciamos la concreción de la obra de gas natural en el casco céntrico, estamos en el proceso de delimitar nuestro ejido. Parece algo increíble: ¡Cosquín no tiene ejido!

En septiembre de 2014, el peronista Marcelo Villanueva, que cumplía su tercer mandato como intendente, fue removido de su cargo en un proceso de revocatoria con la participación del pueblo de Cosquín. ¿Por qué se llegó a esa instancia?

Fue algo casi natural porque había una sordera de parte del Estado. La presunta corrupción estaba a la vista y generaba malestar en la comunidad. Los problemas de la ciudad contrastaban con la vida que llevaban los funcionarios. En una ciudad chica, como la nuestra, todos nos conocemos. Hubo denuncias por malversación de fondos públicos por montos millonarios. La crisis se profundizó a lo largo de los últimos años, a pesar de que nuestra ciudad recibía entonces una enorme cantidad de fondos de la Nación. El intendente tenía línea directa con el Gobierno nacional, pero esos aportes récord no se plasmaron en infraestructura del Estado ni en un bienestar para la comunidad. En Cosquín tenemos severos problemas con el agua, no tenemos gas ni cloacas. Además, había mucho personal de planta permanente sin asignación de tareas, a quienes nosotros tuvimos que reubicar al asumir. Se podría haber aprovechado mejor el dinero girado por la Nación, y no se hizo. El propio pueblo aprobó la remoción del intendente.

¿Qué obras son indispensables para la ciudad pero no puede llevar adelante por escasez de recursos?

La ciudad necesita muchas obras. Durante el verano de mi primer año de gestión, el principal reclamo de los vecinos fue el agua: tenemos problemas de calidad y de cantidad. En el verano, el mayor problema es la cantidad. Cosquín tiene una red obsoleta, de más de 50 años. Nosotros hemos cambiado gran cantidad de cañerías, pero será un proceso largo. Presentamos un proyecto a la Nación para acelerar esas obras. En cuanto a la calidad, también estamos mejorando. Firmamos un acuerdo para el recupero de la planta, del acueducto y del dique de toma, por 120 millones de pesos provenientes de la provincia y de la Nación. Otro problema serio es la red de cloacas, que es vital no solo para Cosquín sino también para el saneamiento de la cuenca. Se firmó el año pasado un acuerdo entre las intendencias de Santa María de Punilla, de Bialet Massé y de Cosquín, para construir una red troncal de cloacas, por un monto de 366 millones de pesos. Ese es el puntapié para comenzar a resolver este problema. Una ciudad con las características de Cosquín que no tenga gas, agua ni cloacas, es algo increíble. Lamentablemente, nos toca padecerlo.

 

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