Juan Carr : Yo Nací en…Florida

Juan Carr es un hombre de mil batallas. Desde la Red Solidaria, fundada en 1995 junto con su esposa y algunos amigos, ha concentrado sus energías en la lucha contra el hambre y también en casos de personas desaparecidas y de poblaciones inundadas. Su labor solidaria ha sido postulada siete veces al Nobel de la Paz.

–¿Florida es el barrio de toda su vida?

–Sí, he vivido siempre en el partido de Vicente López. Nací en Florida, nos mudamos a Vicente López con María cuando nos casamos y después volvimos a Florida. Y, salvo que pase algo extraño, no me iré de Florida. Falta mucho para irme al cielo pero me encantaría que la muerte me encuentre ahí.

–¿Cómo era la Florida de su infancia?

–Nací en 1961, y entonces era un barrio de gente obrera, trabajadora. A mi alrededor muchos no pudieron terminar el secundario, menos una carrera universitaria. Hace unas décadas, se convirtió en un barrio de muchas menos necesidades que en sus orígenes. Es más cool, hay más profesionales. Es una buena transformación, aunque antes había más vereda, más vida de barrio. Es un lugar que amo.

–¿Qué valores o costumbres lamenta que se hayan perdido?

–Hay una tentación de pensar que todo tiempo pasado fue mejor. Es cierto que se perdió la vereda, que los vecinos son más extraños, pero los valores son los mismos. La condición humana no se modificó tanto. La mentira y la injusticia siguen teniendo el mismo valor que antes. Tras esa guerra de 50 millones de muertos, la peor conflagración de la historia, el mundo creó Naciones Unidas, la UNICEF para la infancia, la FAO para la comida, la UNESCO para la cultura. Desde entonces, el mundo ha evolucionado para bien, y también lo ha hecho la Argentina desde el retorno de la democracia. Tengo una mirada optimista sobre lo que viene. Es mi visión, aunque me puedo equivocar.

–¿Cuáles son los logros de la Red Solidaria que más lo enorgullecen?

–En principio, la propia creación de la Red Solidaria: llevamos 24 años, aunque no tengamos papeles, personería ni sede; somos un hecho cultural, ciudadanos que nos juntamos. Tenemos presencia en 23 países. La aparición de alguien perdido es una alegría muy concreta, al igual que la donación de un órgano que permite salvar una vida. Cuando fundamos la red, decíamos que la iniciativa sería un éxito si servía al menos para salvar una vida. Por ende, estamos muy contentos de lo que hemos hecho, aunque siento que todavía no hicimos nada: a la revolución cultural le falta un montón.

–¿Qué han significado las postulaciones para el Nobel de la Paz?

–La primera nominación fue una alegría interna grande por el significado del Nobel. La red fue postulada este año por séptima vez porque la UNESCO valora cómo se organiza la comunidad para hacer cosas. Posiblemente, el premio llegue en 30, 50 años. Pero mi deseo es que lo ganen las Abuelas. León Gieco y yo postulamos a Estela de Carlotto.

Nota publicada en AreaUrbana 67

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José Abel Autor

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