El acceso por parte de las presentes y futuras generaciones a un agua de calidad adecuada puede asegurarse por medio de una correcta gestión. Para el director ejecutivo del CEDyAT, Fabián Ruocco, el “Plan Nacional del Agua” del gobierno argentino asoma como una propuesta superadora al manejo fragmentado de los recursos hídricos. Además, el especialista en desarrollo sustentable advierte que la confianza en la abundancia de agua dulce en el país ha provocado una “utilización a menudo excesiva y en general desaprensiva”.
La Argentina es un Estado federal en el que los recursos naturales son propiedad de las provincias, y el agua es un recurso natural por excelencia. Razón por la cual resulta más que necesario recuperar los conceptos de daño estructural y de renovación en la gestión de los recursos hídricos, que son estratégicos a la hora de analizar desde una visión que intente armonizar una mirada integradora de lo antrópico y de lo ecológico, alejándonos, en tal sentido, de las visiones simplistas.
Todos sabemos que la disponibilidad de agua potable es un factor determinante para el desarrollo humano y económico del país frente a los nuevos escenarios del siglo XXI y al calentamiento global. La riqueza hidrológica de la Argentina es excepcional y está comprendida por las denominadas aguas superficiales –ríos, lagos, lagunas y esteros–, por los campos de hielos y por las aguas subterráneas. Los ríos son en su mayoría navegables y representan una importante fuente de energía renovable.
Poseer esta relativa abundancia es un patrimonio natural que no solo aporta sus beneficios sino que genera a la vez el deber de utilizarlo de manera responsable. Exige de las autoridades nacionales, provinciales y municipales administrarlo correctamente, es decir, emplearlo eficazmente dentro de un marco institucional y jurídico apropiado que lo preserve de su deterioro y agotamiento.
Los usos del agua, en consecuencia, no son irrestrictos. La crisis del agua es, en realidad, la crisis de la gestión del agua, y la crisis de su gestión se puede solucionar con la transparente intención de llevarla a cabo. Contamos con legislación suficiente –siempre perfectible–, con consejos federales en plenas funciones y con un abordaje de jerarquía ministerial de la dimensión ambiental que nos permitió asumir los exigentes compromisos del “Acuerdo de París 2015” en la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático.
Los foros del agua
Durante los próximos años, los problemas relacionados con los recursos hídricos serán más urgentes. El aumento de las demandas de una población cada vez más numerosa y de una economía mundial que evoluciona rápidamente, combinado con los efectos del calentamiento global, exacerbará la dificultad del acceso al agua y al saneamiento para usos domésticos. De hecho, muchos expertos sostienen que un suministro impredecible de agua podría reducir el avance socioeconómico en el futuro.
Nota publicada en AreaUrbana 67