Municipios apartidarios: el inspirador modelo australiano

El autor es un ingeniero mecánico argentino que en 2012 decidió radicarse en Australia, donde fundó la empresa que dirige, llamada Akrom. Además de su gestión empresarial, Diego comparte una profunda pasión por el aprendizaje constante acerca de cómo es la gestión municipal en su nuevo país de residencia, y por eso comparte detalles y curiosidades a través de sus redes a una gran comunidad de argentinos que lo siguen.

Desde su involucramiento cotidiano con la ciudad en la que vive, Diego Berazategui toma nota, comparte con sus allegados y difunde permanentemente detalles que hacen de las municipalidades australianas la antítesis de lo que sucede en Argentina.

“Los municipios en Australia no son gestionados por políticos partidarios. Los políticos tienen injerencia a nivel provincial o nacional, pero no forman parte de la vida comunal, donde son los propios vecinos los que se encargan de las tareas”, resalta Diego, y agrega que “el municipio de Melville, en el que resido, que integra la ciudad de Perth, tiene un total de doce concejales, dos por cada barrio, uno de los cuales es reemplazado cada dos años por medio de elecciones. Los concejales son vecinos que eligieron postularse para asumir esa responsabilidad y la postulación se hace a nombre propio, sin ninguna agrupación política”.

En su relato hay algo que, visto desde nuestro país, suena a ciencia ficción: “acá los municipios compiten entre ellos de una manera feroz porque quieren demostrar que administran mejor el dinero que los demás y tratan de atraer gente nueva a esas ciudades”. Pero si esto nos parece increíble, Diego nos recuerda que la Argentina del siglo XX era algo similar, con municipios compuestos por jefes de comunas y concejales apartidarios. Esto fue así hasta que surgió la obligatoriedad de los partidos.

A través de su cuenta de Twitter, @diegoberaza, todo el tiempo comparte curiosidades que descubre y que, como él mismo resalta, difunde con la esperanza de inspirar un cambio en otras latitudes: “Yo creo que la cultura es la sumatoria de los comportamientos individuales y a esos comportamientos los cambiamos con reglas nuevas y claras. Los argentinos, cuando vivimos en el exterior, nos comportamos de otra forma totalmente distinta”, explica.

GERENCIAR UN MUNICIPIO

En Australia cualquier vecino puede postularse como concejal, aunque se presentan los que son reconocidos como personas valiosas para la comunidad. El que gana entra al concejo y cobra sólo por las reuniones a las que asiste. “El ‘costo’ de los doce concejales del municipio donde resido es equivalente al salario mensual de tres policías”, ejemplifica para visualizar mejor el panorama. Luego, el presidente del consejo es el Intendente y abajo del consejo se asigna a una CEO que tiene una estructura de gestión. El Intendente tiene un rol político pero el CEO es el que hace la gestión. El CEO tiene por debajo asesores y gerentes. Cada municipio emite una carta anual de gestión, donde se comparte en detalle qué se hizo y cómo para mantener informada a la comunidad y reportar todo lo hecho. 

Hay un concepto que es fundamental en Australia que llama la atención: el Intendente es como un director no ejecutivo de una Sociedad Anónima, cumple con las reuniones de directorios, es una persona cualquiera del barrio que consigue algunas firmas para asumir y transformarse en el representante de esa “sociedad”, pero no tiene un rol ejecutivo, no ejecuta presupuesto, no puede repartir plata y es imposible que se convierta en un puntero político. “Como hay un equipo ejecutivo profesional, cuando van a pedir la aprobación para un proyecto siempre van a considerar hacerlo con el respaldo de los que saben en cada tema”. El CEO sí es la figura municipal con un rol ejecutivo, elegidos cada 4 o 5 años, explica los servicios que le dan a su comunidad y el presupuesto que tiene. Los CEOS desarrollan tan profesionalmente sus carreras que muchas veces los más prestigiosos tienen que mudarse a otras ciudades que los convocan para trabajar allí y continuar su carrera político. El consejo revisa los CV con el sector de Recursos Humanos de la Municipalidad para asegurarse que el perfil de CEO sea el mejor. 

“Hay una ciudad que mantiene el mismo CEO hace 14 años con un reporte de gestión con indicadores intachables y compite con los demás municipios”. La recaudación para el pago de sus funciones proviene de la tasa municipal (equivalente al 6% del valor de alquiler de cada vivienda), y es entre el 50 y 80% del presupuesto. “El incentivo es que las propiedades se valúen cada vez más, entonces los municipios invierten el dinero en los lugares estratégicos para que los barrios crezcan, porque cuanto mejor está el barrio, más gente va a invertir en comprar y construir en esa zona”, detalla Diego y afirma, además, que todo ese crecimiento habitacional y la densidad poblacional se planifica con años. De hecho, ya existe la planificación para los próximos 20 o 30 años, escalando cuántos pisos se van a construir en adelante.

Seguimos conversando y Diego remarca otro gran concepto a tener en cuenta para entender por qué funciona tan bien este modelo: se trata del “SelfRegulationRegistation”, que asegura que las cosas no se hagan por decisión política, sino por estrategia. “El político puede puentear esto, pero el de la oposición aprovechará eso para comunicar que no se están tomando las recomendaciones dadas por las instituciones. Entonces el sistema se autorregula. Toda la administración australiana es autorregulada”, enfatiza.

Lea la nota completa en la edición de ÁreaUrbana número 82

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José Abel Autor

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