A medida que la cuarentena se va flexibilizando, se extreman los procesos de limpieza. En otros países del mundo se incorporaron productos y herramientas ideadas para no dejar ningún espacio sin desinfectar, como pulverizadores, hidrolavadoras y desinfectantes que son ahora recursos frecuentes. ¿Estamos localmente preparados para la reapertura paulatina de la cuarentena?
En el mes de marzo el Ministerio de Transporte conformó el Comité de Crisis Prevención COVID-19 para el transporte automotor y definió un Plan de Emergencia, a fin de mantener las condiciones esenciales de higiene de los vehículos, material rodante y embarcaciones en servicio, Estaciones Terminales de Ómnibus, Ferroviarias, Ferroautomotor y Portuarias de Jurisdicción Nacional. En abril, este protocolo se amplió, incorporando más medidas exigidas tanto para el cuidado de los pasajeros como de los conductores y personal en general. Entre las normativas detalladas, se destacan especialmente el control de los suministros necesarios para las tareas de limpieza (jabón antibacterial, lavandina, alcohol en gel, toallas desechables, etc.) y el incremento del personal asignado a la prestación de servicios de limpieza.
La normativa abarca la limpieza de asientos, cabezales y pasamanos de vehículos con pulverizadores con solución desinfectante a base de alcohol, lavandina o amoníaco, luego de cada recorrido, y la exigencia de circular siempre de forma ventilada, con ventanillas abiertas. En el caso de las terminales de ómnibus y trenes, la reglamentación del Ministerio establece una frecuencia de limpieza de 4 veces por día en todos los espacios públicos de circulación de pasajeros. Este último punto es el que, en la mayoría de los casos, no se puede llegar a cumplir correctamente, debido a la baja en la cantidad de personal activo trabajando en las empresas (un porcentaje del staff están en cuarentena rigurosa por distintos motivos de salud, muchos de ellos por estar dentro de la franja “población de riesgo”).
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