Ariel Tarico creció con la libertad de esas calles, la alegría de la amistad y el apoyo de su familia. En su mente, su padre y los grandes capo cómicos que, junto con su ingenio y creatividad propia, lo hacen un referente del humor nacional, reconocido recientemente con un Martín Fierro de Radio 2022, en la categoría Mejor labor humorista. Tarico, sabe en Santa Fe “su lugar en el mundo”.
¿Dónde naciste y qué recuerdos tienes de tu infancia?
Nací en Santa Fe capital, ciudad cordial en 1984. Mi familia era mi mamá, mi papá y yo, hijo único. Tengo los mejores recuerdos de Santa Fe, del barrio Sur, de las calles General López y la avenida Freire, un barrio de clase media, allí, vivían también mis abuelos. Recuerdo mucha vereda donde jugábamos con mi amiga Gisela, la vecina que estaba al lado del pasillo donde vivía, hija de un electricista que tenía su negocio allí, nos criamos juntos.
¿Cómo fue tu infancia en tu ciudad?
De chico me gustaba mucho dibujar, iba al club Gimnasia y Esgrima donde aprendí natación. Fui de tener pocos amigos, pero, buenos, como Gisela con ella conservamos la amistad hasta el día de hoy. Cuando vuelvo a Santa Fe, nos encontramos con muchos de los que hicimos el pre-escolar o la primaria en la escuela Dante Alighieri. Fue una infancia muy feliz, salvo porque mi viejo murió cuando yo tenía seis años, me marcó para siempre.
¿Cómo seguiste?
Tuve la suerte de tener a mi padrino que era el hermano de mi viejo y a mi tía Nora, todo el tiempo alentaban mi carrera artística. Mi tía Nora, me regalaba la Revista Humor y yo copiaba las caricaturas. En mi infancia vi dibujos animados y los programas de televisión de esa época como los de Minguito, Juan Carlos Mesa, Gianni Lunadei, Gasalla, Kanal K, veía mucho a los cómicos en la tele.
¿Cuándo se despertó tu vocación y cómo fueron tus primeros pasos?
A los cinco años empecé copiando dibujos de Fontana Rosa y los que salían en la revista Humor, después participé de talleres de arte y de teatro de la escuela, allí, hice algunos personajes. Siempre me imaginaba siendo dibujante, publicando mis caricaturas en revistas o diarios o laburando en la televisión. En la secundaria, de a poco la vocación se inclinó más hacia la actuación y la imitación.
¿Qué de tu ciudad influyó en tu vocación?
Mi viejo fue mi gran influencia, también, tenía una tía que le gustaba disfrazarse en los cumpleaños, en mi familia se consumía mucho humor. En el colegio, al otro día, comentábamos los programas como Video Match, las imitaciones de Miguel Ángel Rodríguez o las cámaras de Pablo y Pachu y en un recreo o si había una oportunidad, hacía algún personaje.
¿Tuviste un ídolo a seguir?
Tuve varios como Gianni Lunadei, ‘Carlitos’ Russo que hacia las voces de Rapidísimo en Radio Rivadavia y la de los muñecos de Kanal K, me gustaba mucho Calabró cuando hacía Johny Tolengo y la vertical. Después me influenciaron humoristas como Miguel Ángel Rodríguez, Rolo Villar, Fredy Villareal y Campi.
Cuando viniste a Buenos Aires ¿Volvías a tu ciudad?
La primera visita que hice a Buenos Aires fue en 2000 con la escuela, estaba fascinado y luego en 2003, debuté con Héctor Larrea en Radio Rivadavia. Paraba en Floresta en la casa de una tía que vivía en Buenos Aires. Seguí conectado con mi familia a través de ella y al comenzar, continuamente, viajaba los fines de semana.
Al principio me acompañó mi vieja hasta que, en 2004, me mudé definitivamente y cada tanto viajaba a Santa Fe.
Hoy, ¿Qué lugar ocupa en tu día a día tu terruño?
Sigo conectado mediante Aires de Santa Fe, la radio más escuchada de Luis Mino, periodista con el que trabajé en LT10 hace 20 años y en esa radio estoy al tanto de todo como de acciones solidarias y todo eso.
Allá, está mi mamá, mis tíos, mis primos y cada vez que regreso nos juntamos a comer algo y a tomar un ‘liso’, la cerveza tirada muy famosa y rica de la ciudad de Santa Fe.
Hoy, la ciudad está afectada por el fenómeno de la inseguridad, se vive con miedo, por suerte, están todos bien.
¿Un personaje entrañable de Santa Fe y por qué?
Atilio ‘Moncho’ Aranda, un precursor del humor en la ciudad que hacía teatro, televisión y era un gran humorista de radio. Fue uno de mis primeros consejeros y hoy nos seguimos hablando. Me identifiqué con la mordacidad de sus comentarios y su gracia.
Estando fuera de tu ciudad, ¿Qué cambios te impactaron?
Me fui luego de la inundación de 2003, un hecho que marco para siempre a la ciudad. Luego, hubo cambios, hicieron algunas obras y está mucho más linda. Me impactó el desarrollo de la zona del puerto donde hay muchos comercios y hay una movida nueva.
¿Qué es Santa Fe para ti?
Es sinónimo de tranquilidad y de dormir la siesta, de ir para desenchufarme cuando estoy demasiado agobiado por ritmo del laburo acá en Buenos Aires. También, es el lugar donde me reencuentro con mi familia y amigos. Es mi lugar en el mundo y al que siempre vuelvo para cargar las pilas.