Castillo San Francisco: mitos, abandono y turismo

Colmado de mitos que incluyen relatos fantasmagóricos, almas perdidas y espectros misteriosos que todavía deleitan a los amantes de lo paranormal, el castillo San Francisco de Egaña, a 25 kilómetros de Rauch, estuvo destinado por muchos años al abandono. La buena noticia, luego de tantos años, es que desde la Dirección de Turismo se está conformando una mesa de trabajo, en conjunto con la comunidad rural, para desarrollar la actividad turística de la zona.

Algunos dirán que se trató del destino, que existe un karma. Lo que quedó en evidencia es que esta mansión que tardó doce años en ser construida estuvo signada por un abandono que comenzó el mismo día en que se inauguró, el 20 de mayo de 1930. El personal que trabajaba en el castillo, los amigos y la familia del dueño de casa se habían congregado a la espera de poder homenajearlo con un imponente banquete. Pero jamás se celebró: Eugenio –hijo del arquitecto Eustoquio Díaz Vélez– había sufrido un infarto que le puso punto final a su vida.

LA MESA ESTÁ SERVIDA

La reacción de los asistentes fue inmediata en medio de tanta espera: tal como si hubiese ocurrido una amenaza de bomba, escaparon tan rápido como pudieron. Mientras tanto, junto a sus dos hijas, la “flamante” viuda le rogó a la servidumbre que dejaran las cosas intactas y que cerraran todos los accesos de la propiedad. Así las cosas, una de las más grandes y lujosas mansiones rurales de la época había quedado deshabitada y abandonada: sus 77 habitaciones, 14 baños, 2 cocinas, galerías, terrazas, balcones y el solitario mirador. Toda aquella escenografía permaneció inalterada durante treinta años, como una foto. Una foto que derivó en un surtido de versiones sobre la historia del castillo de Egaña.

LOS FANTASMAS NOS EXISTEN, PERO QUE LOS HAY…

¿Son reales tantos mitos narrados por años acerca de este castillo o es pura imaginación de algunos fanáticos de los misterios? La verdad es que “dentro de las actividades que se han generado en torno a este espacio, están las relacionadas con el espiritismo, lo ha visitado gente con cámaras para detectar fantasmas y espíritus… y, en teoría, los hay”, confiesa Fermín Gándara Sica, director de Turismo de la Municipaidad de Rauch, que se suma a la duda de todos. Eso sí: “Sobre la construcción y abandono por parte de sus dueños originales hay un 80% de verdad. Como toda historia: siempre le van agregando detalles y datos de color que son incomprobables y no podemos corroborar”, reconoce el funcionario.

Otro detalle que lo torna enigmático –o, al menos, es llamativo desde su arquitectura– es que cada uno de sus lados parece ser el frente, como si no hubiera puerta trasera. Y eso se da, principalmente, “porque no cuenta con un estilo definido. Su dueño era arquitecto, entonces, durante el desarrollo de la obra se le fueron realizando agregados debido a los reiterados viajes a Europa, de donde se trajo gran parte de los materiales con los que se construyó. Incluso, hay versiones que aseguran que, treinta años después de ese frustrado evento, al abrir las ventanas del castillo los ya degradados manteles volaban dentro”.

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José Abel Autor

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