Escuelas sustentables: educación e infraestructura

Las instituciones educativas se suman al desafío de optimizar recursos y ofrecer soluciones estructurales que mejoren la experiencia de todos los días. Desde aspectos edilicios hasta usos y buenas prácticas dentro de los docentes, el cambio es necesario e involucren a gobiernos, docentes y estudiantes.

Cada invierno cientos de escuelas de todo el país deben suspender sus clases debido a las bajas temperaturas y la falta de calefacción en las aulas. Otros colegios, además, enfrentan problemas de abastecimiento de agua, ineficiencia de la luminaria y demás. Si bien muchas de estas problemáticas responden a cuestiones de baja o nula inversión, también existe un gran componente de desconocimiento acerca de las alternativas que existen para hacer un mejor aprovechamiento de los recursos.

El concepto de construcción sustentable nos abre a un abanico de transformación que permite una mejor experiencia de confort con un mejor gasto de recursos. Al referimos a esto, hacemos referencia a procesos de diseño que tengan en cuenta al impacto con el ambiente en relación a 5 categorías fundamentales: consumo energético, consumo de agua, materiales vírgenes extraídos (y transporte involucrado, que conlleva un gasto de petróleo), calidad de aire interior (que tiene que ver con el confort término y el consumo energético), calidad de luz natural y su impacto en la calidad de vida.

En nuestro contexto, la aceleración de los programas que fomenten la sustentabilidad y la transformación en el sector de la construcción pueden ser una respuesta acorde, y es por eso que desde Argentina Green Building Council (AGBC), ONG especializada en el tema, vienen realizando una serie de observaciones centrándose en cuatro características de calidad ambiental interior que deberían priorizarse: acústica, calidad de aire, confort térmico e iluminación, y resaltan que: “La precariedad edilicia y de confort en las escuelas tiene un impacto negativo directo sobre la salud y el rendimiento de los niños y de los maestros”. Estas cuatro características incluidas como prioritarias en el concepto de desarrollo de construcciones sustentables deberían ser consideradas por los responsables de las escuelas, remarcan desde AGBC para generar un trabajo conjunto entre ellos, los tomadores de decisiones, constructores y gerentes de mantenimiento de las instalaciones, para entender cómo el diseño y funcionamiento afectan a la salud de los estudiantes y, a su vez, su rendimiento académico. 

“Al combinar la salud, bienestar y operación de baja emisión de carbono, podemos asegurarnos que los estudiantes pasen sus días dentro de edificios educativos verdaderamente verdes”, comenta Guillermo Simón Padros, CEO de Argentina Green Building Council. Una mala acústica puede generar cambios de ritmo cardíaco, elevada presión arterial, stress, agresividad, trastornos de déficit de atención y trastornos de sueño y fatiga, remarcan los especialistas. Por este motivo, una verdadera escuela verde debería considerarlo. La ventilación natural, si el clima lo permite, la aislación tendiente a reducir ruidos externos o internos y a mejorar el control de temperatura de los ambientes, son otras de las acciones simples y concretas que mejoran el confort y reducen los gastos de energía considerablemente.

MENCIÓN APARTE PARA LA CALIDAD DE AIRE

La calidad del aire interior se establece en base a las concentraciones de varios contaminantes, incluyendo Dióxido de Carbono (CO2), Compuestos Orgánicos Volátiles (COVs), partículas en suspensión (polvo) y hongos en suspensión. Las concentraciones específicas de estos contaminantes, al igual que las tasas de ventilación, se los relacionan con el síndrome del edificio enfermo. “El Síndrome del Edificio Enfermo se caracteriza por un cierto número de síntomas, entre ellos: dolor de cabeza dolor de garganta congestión y sequedad, dolor y ardor sequedad nasal de ojos. Los niños son más susceptibles a este Síndrome porque inhalan más contaminantes por peso corporal que los adultos, debido a frecuencias respiratorias más elevadas”, alerta Padros. Una buena calidad del aire interior y bajas emisiones de carbono, se logra con la ventilación natural que renueva el aire interior sin aumentar el consumo de energía, requiriendo para ello que haya una buena calidad de aire exterior. 

“En el caso de las escuelas, el Gobierno de la Ciudad fue pionero en avanzar y accionar con ideas innovadoras a través del programa ‘Escuelas Verdes’, pero el objetivo, cuando empezó allá por 2005/2006, estaba orientado a aumentar la conciencia a los docentes y el involucramiento a través de las huertas, el reciclado y los paneles solares, que fueron los 3 puntos centrales de trabajo. Lo que nosotros proponemos es sumar a Escuelas Verdes lo saludable. Porque tenemos investigaciones científicas que indican que el nivel de ruidos es peor que el de una oficina o en tu casa, la aislación auditiva es mala y eso impide concentrarse.  Otro tema, además, es donde está ubicada la escuela”, detalla Patros.

El conocimiento técnico y las posibilidades tecnológicas están, pero lo que falta para poder concretarse avances más significativos es, como en tantos otros casos, alternativas para vencer la barrera de acceso al financiamiento. “Con las políticas económicas de los últimos 40 años no es posible avanzar significativamente. Además, tenemos el problema de la falta de leyes y de que, las que sí están, no se cumplen. Finalmente, hay un tema de conciencia, que generalmente llega cuando hay algo que impacta de repente, como fue el COVID, pero sino aún falta instalar en la comunidad”. 

Angélica Gómez Pizarro, Gerente Operativa de Educación para la sustentabilidad, de la Subsecretaría de Tecnología Educativa y Sustentabilidad, es una de las portavoces de todo lo relacionado a Escuelas Verdes, un programa que, como ella misma destaca, “fue establecido como política pública desde 2010 y se sostiene. Además, a partir de la promulgación de la Ley de educación ambiental (que en ciudad ya la teníamos desde 2005) abre el interés de las escuelas y promueve una red federal para poner en contacto a los distintos casos, como un faro en esta implementación”. Explica Gómez Pizarro que Escuelas Verdes avanzó buscando respuestas a temas necesarios de aquel entonces, como el tratamiento de los residuos, y comenzó como un programa piloto en 40 escuelas. Hoy, alcanza a todas las escuelas públicas de la ciudad y a muchas privadas, en total son 2000 instituciones que trabajan en mayor o menor medida en cuatro ejes: residuos; diseño curricular (una guía para el docente, poniendo el foco en el estudiante protagonista); Formación y capacitación docente (para que se animen a abordar estas temáticas); Acción de gestión ambiental (autodiagnósticos energéticos, acciones dentro de la infraestructura escolar misma, proyectos de energía y demás); y Acompañamiento pedagógico.“Hay escuelas técnicas que fabricaron un aerogenerador que quedó instalado y genera energía limpia y alimenta algún artefacto de la escuelas, lo mismo las huertas escolares, las creaciones de los alumnos se ponen al servicio de una experiencia compartida de aprendizaje y de mejor aprovechamiento de los recursos”, ejemplifica Gómez Pizarro.

Las estadísticas señalan que, si sumamos la cantidad de horas que pasamos puertas adentro, los que vivimos en zonas urbanas pasamos el 90% de nuestras vidas dentro de un edificio. Dato relevador si tenemos en cuenta que la infraestructura no siempre cumple con las condiciones de salud y calidad de vida necesarias.

“Si nos vamos fuera de Capital Federal, en Provincia no hay inversiones de las más básicas, como las de gas, entonces hablar de temas como la aislación acústica parece imposible o irrelevante. Siempre son los privados quienes toman la iniciativa, por eso es importante educar a los municipios”, destaca Patros y comparte que “desde AGBX estamos trabajando con los consejeros y asociaciones de padres, tomando contacto con esas comunidades. Tenemos un caso de estudio de una escuela en la cual medimos todo esto y haremos un evento educativo para mostrar las condiciones en las que estudian nuestros alumnos”.

EDUCACIÓN Y GESTIÓN: DOS CARAS DE UN MISMO PROYECTO

Educar en las aulas y planificar la implementación del cambio son acciones que deben ir de la mano. En este sentido, desde Escuelas Verdes explican que acompañan la educación ambiental con la gestión ambiental. “Desde 2016 surgió un nuevo programa en el interior del Ministerio de Educación, llamado‘Ministerio sustentable’, para promover la sustentabilidad para repensar nuestras prácticas e implementar proyectos que colaboren con la transición sustentable. Así se instalaron paneles solares para generar energía limpia para el consumo de la escuela y el excedente se inyecte a la red y ya son 9 las escuelas que cuentan con paneles. Estamos en proceso de conectarlas a la red, recién hay 1 conectada”, resume Gómez Pizarro.

Además hay proyectos de medida de eficiencia energética, que trabaja desde las aulas para autodiagnóstico energético, y los estudiantes analizan su propio consumo. Realizar así acciones en respuesta a esto. “La construcción bioclimática nos trae nuevas tecnologías y promovemos esto dentro del Ministerio de Educación, pensando las nuevas escuelas para poder adaptarnos a los edificios ya construidos. Lo que tratamos es de mirar desde lo urbano a la naturaleza. Trabajamos en la instalación de barreras verdes (Proyecto Respirar) plantando especies que absorben partículas del aire y colaboran en la disminución de la contaminación del aire. Lo mismo con el ruido”.

Como en toda gran urbe, CABA tiene un gran déficit de naturaleza, y reconectar con ella es necesario, especialmente si se quiere lograr la meta de ciudad carbono neutral a la que se sumó como compromiso hacia 2050“Nos organizamos para superarnos cada año. Entendemos que el cambio es individual y colectivo; y el desafío es sostener cada cambio de hábitos logrado hasta el momento. Por eso proponemos a las escuelas un camino de transformación que implica diferentes grados de compromiso. Por mencionar algunos ejemplos, la Escuela Media 2/19 empezó trabajando huerta y ahora implementa e incorpora naturaleza, aulas abiertas e hidroponía. Crearon un estanque con agua del riachuelo para ver qué plantas podrían absorber contaminantes. La Escuela N°8 fue nominada a una de las 10 mejores del mundo por TEA4 Education, en la línea de acción ambiental y la final es en noviembre. Queremos escuelas que tiendan puentes con la comunidad, que tenga como eje y protagonista al estudiante y para eso seguimos trabajando”.

Otros programas se van sumando a Escuelas Verdes, para complementar y profundizar un modelo de gestión que tiende a lo sustentable y busca superarse. Ciudadanía Global es uno de ellos y busca compartir información para que la escuela entienda los objetivos firmados por más de 192 países. “Es un programa que une educación para la sustentabilidad y educación digital, porque el futuro es digital y sustentable”, comentan a propósito de esta plataforma abierta que incluya a otras jurisdicciones, done los chicos aprenden a través  de un entorno digital con misiones a cumplir. Contenidos y alternativas en marcha hay muchos y se multiplican, así como los esfuerzos individuales y colectivos. Lo que resta es sumar y diversificar inversiones, para que el cambio de paradigma se concrete cuanto antes.

MARIANA BRIZI

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José Abel Autor

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