El médico alemán: ¿recreación o pasado?

“Wakolda” es una de las primeras producciones cinematográficas importantes realizadas íntegramente en Bariloche; pese a que, cuando comenzó su rodaje, la ciudad aún no contaba con la vasta visibilidad de la actividad como la que muestra hoy, gracias a la creación de la Film Commission local, encargada desde entonces de posicionarla como destino idóneo para el desarrollo de esta industria.

En “Pacto de silencio” (2006), el documentalista Carlos Echeverría, uno de los historiadores más reconocidos de las últimas tres décadas, testifica la presencia de nazis en Bariloche desde mediados del siglo XX –incluso, antes–,con imágenes y relatos de gente que vivía en aquella época, cuando en esta ciudad apenas residían unas 8000 personas y pocas eran las noticias que llegaban acerca de los cambios políticos significativos que se sucedían en el resto del planeta, conforme se cuenta en este largometraje. Se afirma, además, que en esa comunidad existía un grupo preparado para recibir a otros inmigrantes alemanes, darles pasaportes nuevos, trabajos y, si era necesario, hasta cambiarles el rostro.

Al analizar las palabras de la directora y guionista del thriller psicológico “Wakolda” (2012), Lucía Puenzo, algunos vestigios de todo lo descrito permanecieron vigentes. Antes de iniciar su rodaje en esta ciudad patagónica ella había reconocido que le cancelaron veinte locaciones. Según explicó, muchos integrantes de la comunidad alemana se habían enterado de qué se trataba la historia e “invitaron” a los dueños de los campos a rechazar el alquiler de sus propiedades para tal fin. 

EL MÉDICO ALEMÁN 

Ambientada en 1960, la historia tiene su puntapié cuando una pareja –junto con sus tres hijos– decide volver al pueblo donde ella (“Eva”, Natalia Oreiro) transitó parte de su infancia, con el objetivo de poner en funcionamiento una hostería familiar. En mitad de camino, se detienen a cargar nafta y se topan con un forastero (Àlex Brendemühl) que les pide ir en caravana por la Ruta del Desierto debido al peligro que implica recorrer solo esos “300 kilómetros de la nada”, como define Tomás (Alan Daicz), el hijo en la ficción de Enzo (Diego Peretti); quien, sin dudar, empatiza con aquel hombre porque “a todos los extranjeros les da miedo agarrar esta ruta”.

En esas primeras escenas filmadas en el Municipio de Pilcaniyeu –una localidad con apenas 1000 habitantes y que cumplió 101 años recientemente–,fuera de la casa ferroviaria que se encuentra detrás de la estación de trenes, se recreó un hotel rutero y un puesto de gasolina característicos de la época.

Arribados a Bariloche, los miembros de la familia aceptan al alemán como el primer huésped de su hostería. Pero el clima comienza a ponerse particularmente tirante cuando sale a la luz que el forastero es –nada menos que…–Josef Mengele. Las imágenes internas de aquel lugar corresponden al Hotel Tunquelén, donde se filmó la mayor parte de la película; salvo la casa donde fabrican las muñecas, que es en realidad la carpintería del Hotel Tronador, donde se grabaron exteriores: con el Parque Nahuel Huapi, la bahía y el cerro Bonete de fondo, el muelle del hospedaje y aquellos cautivantes paisajes que se distinguen cuando los protagonistas abren las ventanas. 

Si bien algunos historiadores locales consultados coinciden en que hasta ahora no hay evidencias concretas de que este médico nazi haya estado en Bariloche, de lo que sí existen pruebas es que vivió en Buenos Aires: figuraba en la guía telefónica, tuvo una farmacia y, tiempo después, vivió en Paraguay y en Brasil, donde murió, en 1979.

IMPORTANCIA DE PELÍCULA

En cuanto a producciones audiovisuales per se, Gastón Burlon, secretario de Turismo de Bariloche, cree que toda clase de película, serie o telenovela que se filme en la ciudad decanta en algo positivo, “porque eso nos promociona, en cualquier parte donde estos sean reproducidos, como destino para vacacionar. A través de la pantalla y ante los ojos del espectador, nuestros paisajes (devenidos en locaciones) pueden generar curiosidad y generar que haya gente que quiera visitarlos”.

Coincide con esa apreciación la subsecretaria de Cultura, ya que, “la imagen de Bariloche multiplicada en distintos puntos del mapamundi repercute en el turismo que nos elige. Porque en esta película también se cuenta un aspecto relevante de nuestra historia”. Eso, potenciado por los variopintos premios y menciones que obtuvo el filme en festivales nacionales e internacionales, como en los Cóndor de Plata 2014, Courmayeur Noir in festival 2013, los Premios José María Forqué (España, 2014), entre otros. 

Ahora bien, ¿por qué se filmó en Bariloche? Según la subsecretaria de Cultura, principalmente, “tiene que ver con la trama que se cuenta” y porque “la ciudad brinda un entorno natural adecuado para el contexto en el que transcurre esta historia. Porque, si se la compara con otras de características similares, Bariloche posee una red de infraestructura y servicios que posibilitan que grandes producciones resuelvan acá todo lo que necesitan”.

En el caso de la trama que narra Puenzo, fue una de las primeras producciones importantes que se llevaron a cabo en Bariloche. Aunque, por desgracia, “en términos de motorizar a la industria audiovisual, en ese momento no generó el efecto esperado”, confiesa la funcionaria. ¿Los motivos? “Faltaba tanto visibilidad de la actividad como, asimismo, incitar la creación de un registro actualizado de los profesionales del sector”.

Sin más, a esto último ya había hecho referencia la legisladora Claudia Contreras cuando aclaró que en el largometraje hubo “escasa participación de los productores barilochenses”, lo que evidenció “la deficiencia que tenemos nosotros como Estado, en principio, y también el mea culpa que debemos hacer como productores, porque no hemos logrado (…) tener una ley que ordene, mínimamente, que una productora sepa quiénes trabajamos aquí”.

¿LA NUEVA ERA?

El tiempo y las acciones conjuntas impulsaron que las respuestas a esa demanda, finalmente, vislumbraran. Mediante una ordenanza municipal en 2018, se creó la Film Commission Bariloche en 2019, conformada por funcionarios y empleados municipales de distintas áreas y representantes de organizaciones audiovisuales locales. En realidad, nació como respuesta al crecimiento sostenido que venía teniendo la industria a nivel local y por una necesidad de armar redes y trabajar en conjunto en pos de su desarrollo.

Para tales objetivos, hoy los permisos de filmación se gestionan con la presentación de una DDJJ por parte de la productora, se evalúan las áreas implicadas y comienzan las gestiones internas. En el caso de tratarse de un área protegida, se elabora un informe con condiciones y también se asigna un guardabosque para acompañar la jornada y asegurarse de que el entorno sea respetado. Y, también, personal de la Subsecretaría de Cultura dice presente el día de la filmación para cerciorarse de que todo marche acorde con lo pretendido. 

¿De qué modo favorece la Film Commission (FC) a la industria cinematográfica local? 

Entre otros, su objetivo es fomentar el trabajo en esta zona y, a la vez, promocionar a la ciudad como destino para las producciones. Desde nuestras oficinas se brinda asesoramiento a las productoras y se busca centralizar la información y gestión de permisos de filmación; para que estas no encuentren, en este punto, una traba para sus realizaciones, sino todo lo contrario. Es un organismo dispuesto a asistir con información veraz y actualizada. Como comisión, y con el aporte del conocimiento específico de las organizaciones que la conforman, trabajamos en la mejora del sistema proyectos, normativa, etc. 

¿También se ocupan de ofrecer un destino para las productoras y realizadoras de cualquier lugar del mundo?

Exacto, con variedad y calidad de servicios, simplificando los procesos necesarios para efectivizar las filmaciones o fotografías en nuestra ciudad. 

En el caso de “Wakolda”, ¿aparecen en la pantalla personas oriundas de la ciudad?

No solo algunos pobladores participaron como extras en la película, también la actriz barilochense Abril Braunstein (Ailín) formó parte del elenco de “Wakolda”. 

Estrenada la película, ¿cómo tomaron los barilochenses la repercusión? 

El hecho de que se desarrollen actividades de esta índole genera curiosidad y entusiasmo; asimismo, entre los pobladores produce una buena recepción porque se convierte en una fuente de trabajo para personas de Bariloche que, directa o indirectamente, se emplean a partir de estas actividades. 

¿Qué planes tienen para llegara más producciones extranjeras, como cuando –el año pasado–se filmó en Bariloche parte de los episodios de la reconocida serie “El jardín de bronce”?

Trabajamos en posicionar a la ciudad a nivel internacional como un lugar donde existen los servicios necesarios y donde hay gran concentración de profesionales de cada uno de los rubros vinculados a la temática, una ciudad que favorece a las producciones y donde, asimismo, se encuentra un entorno natural privilegiado y locaciones variadas para diferentes tipos de propuestas audiovisuales. La coordinación exitosa con producciones internacionales que ya nos han elegido permite que esa imagen se proyecte y se amplifique.

POR NICOLÁS BAL

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José Abel Autor

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