El director de la Maestría en Ciudades (UBA) y consultor en planificación, Fabio Quetglas, pone la lupa sobre los desafíos de los gobiernos nacional, provincial y porteño, y de los intendentes del conurbano bonaerense, en la coordinación de políticas en el AMBA.
El problema de la metropolización y de la administración articulada de políticas públicas en un área metropolitana no es exclusivamente de Buenos Aires, sino que es un problema universal. No es verdad que nosotros gestionemos mal en este sentido y que, por ejemplo, Londres y Copenhague lo hagan bien. La mala convivencia entre áreas metropolitanas y gobiernos nacionales es un clásico de la literatura en este tema, es un problema –el de la armonía entre dos poderes, o más, en un mismo territorio– que viene desde el Imperio Romano, que ya había advertido sobre esta dificultad. Por ende, no es un déficit sólo nuestro, pero ello no nos indulta.
Para comprender las dificultades inherentes a la gestión articulada de políticas públicas, el primer aspecto a considerar es el juego de intereses en danza. Difícilmente, un intendente del segundo cordón del conurbano aceptaría renunciar a su contrato de recolección de residuos porque es más eficiente hacerlo entre dos municipalidades con una sola empresa (por una cuestión de economía de escala). Si uno no entiende que existe un problema de intereses, cualquier diseño institucional va a estar desenfocado. Un rediseño de la articulación de políticas públicas debe contemplar la pretensión de “ganar-ganar”: las autoridades municipales, las provinciales y las nacionales, pueden generar un sistema de incentivos a través de los cuales esa articulación es más beneficiosa para todos.
El segundo aspecto es un problema técnico-burocrático. Hay municipios con distintas capacidades burocráticas. Mirando el panorama desde arriba, sería muy fácil decir que tal área o política debería estar coordinado de determinada manera. Pero, en realidad, los equipos técnicos de las municipalidades del conurbano bonaerense no tienen el nivel necesario de sofisticación –en términos de disponer de software, de técnicos, de capacidades operativas, de recursos fiscales– para realizar una articulación de la manera más eficiente posible. Entonces, además de haber un problema de intereses, también hay otro de capacidades.
El Ejecutivo nacional dio un gran paso adelante con la creación, en octubre de 2016, de la Comisión Consultiva del Área Metropolitana de Buenos Aires (COCAMBA), a cargo del ex intendente porteño Facundo Suárez Lastra. Al crear la COCAMBA, el Gobierno puso en la agenda el problema de la articulación de políticas públicas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y demuestra que no es un gesto voluntarista, sino que se va a realizar un trabajo de articulación política. El hecho de que los gobiernos de la ciudad, de la provincia y de la Nación sean del mismo espacio político, ayuda, aunque no es absolutamente determinante.
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