La higiene urbana en una ciudad es una responsabilidad compartida

La higiene urbana es mucho más que barrer las calles o vaciar contenedores. Se trata de un conjunto de prácticas, normas y servicios fundamentales para mantener limpias y ordenadas las ciudades, garantizar un entorno saludable, prevenir enfermedades y mejorar la calidad del espacio público. Este concepto abarca una amplia gama de acciones que forman parte de la vida diaria de una ciudad:

  • Recolección y gestión de residuos: además de la recolección de los residuos, incluye el lavado y mantenimiento de contenedores
  • Limpieza de calles, plazas y espacios públicos; lo que incluye operativos de limpieza intensiva con hidro lavadoras y demás maquinarias espaciales.
  • Control de plagas y saneamiento ambiental
  • Mantenimiento de los sumideros y desagües para evitar inundaciones y contaminación.
  • Promoción de la educación ambiental para fomentar el cuidado del entorno.

Aunque estas tareas implican una inversión considerable por parte de los municipios, la percepción ciudadana suele ser negativa. Si bien existen márgenes de mejora en la gestión pública, es importante entender que la higiene urbana no es una responsabilidad exclusiva de los gobiernos. El mantenimiento de la limpieza e higiene de un determinado espacio de la ciudad también involucra a los ciudadanos, quienes tienen responsabilidades como no arrojar residuos a la calle, utilizar de forma correcta los contenedores, sacar las bolsas de residuos en los horarios establecidos, recoger los desechos de sus mascotas, entre otras. Además, desde la perspectiva de la protección ambiental, también se puede mencionar la correcta separación de residuos, y el uso de medios de transporte menos contaminantes. Si ambas partes -gobierno y ciudadanos-, cumplen su parte, se obtiene un entorno urbano limpio, agradable y menos contaminado.

 

La educación como herramienta 

La formación y educación de funcionarios y ciudadanos es esencial para lograr los objetivos de higiene de una ciudad. Por un lado, el personal municipal necesita conocer los procedimientos para la recolección, transporte, tratamiento y disposición de los diferentes tipos de residuos, para poder optimizar los recursos, garantizar servicios eficientes y de calidad, controlar y reducir costos y, en definitiva, garantizar la operación ininterrumpida de las tareas de higiene urbana. La educación ambiental y el fomento de la innovación también puede contribuir a la incorporación de tecnologías más limpias y sostenibles, la aplicación de la normativa ambiental y comprender la importancia que tiene el sector para el mantenimiento de un ambiente urbano sano.

Respecto a los ciudadanos entre los que se encuentran, no solo los residentes permanentes, sino también los visitantes, la educación ambiental los ayuda a comprender la necesidad de separar los residuos (y saber cuál es el método establecido en la ciudad), los procedimientos de recolección, no vandalizar y cuidar el espacio público y sus equipamientos. Es función de los gobiernos locales promover esta educación con el fin de que todo el sistema funcione de manera integral.

 

Planificación y gestión de la higiene urbana

 

Para prestar servicios eficientes, el primer paso es planificar. Es necesario entender el alcance de los procesos involucrados que, como se mencionó al inicio, no solo incluyen la recolección de residuos sino la limpieza y mantenimiento de espacios públicos, redes pluviales, entre otros. La complejidad que esto implica hace necesario planificar cada una de las actividades, definir mecanismos de coordinación, asignar responsables (funcionarios y contratación de empresas), diseñar cronogramas de ejecución, herramientas de monitoreo y campañas de comunicación.

Una vez se ponen en marcha todos los procesos, la gestión consiste en administrar los mismos, para que se desarrollen de manera ordenada y tomar acciones correctivas oportunas cuando ocurren imprevistos. Sin duda una correcta planificación y gestión permitirá mejorar la percepción de los ciudadanos y, en consecuencia, aumentará su participación para conservar a su municipio limpio.

 

Observatorios de higiene urbana

Los observatorios urbanos son organismos que analizan, evalúan resultados, generan estadísticas e informes sobre determinado tema. En higiene urbana, permiten analizar y mejorar la limpieza, la gestión de residuos y el mantenimiento del espacio público.

La información generada es pública, útil tanto para la gestión gubernamental como para el sector privado y académico para generar investigaciones, desarrollo de nuevas tecnologías, mayor sensibilización ambiental, etc.

 

Relación con la salud

La inversión en la limpieza urbana tiene un impacto directo en la salud pública, ya que la falta de higiene urbana puede dar lugar a brotes de enfermedades. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ONU HABITAT, integrar la salud en la planificación y gestión urbana es central para desarrollar comunidades sanas. Algunos datos publicados por estos organismos mundiales dicen que solo 1 de cada 10 ciudades en todo el mundo cumple normas relativas al aire sano. Teniendo en cuenta que en la actualidad más de la mitad de la población del mundo -que ya supera los 8 mil millones de habitantes-, vive en las ciudades, y que se espera que para 2050 esta proporción ascienda al 70%, estos datos cobran especial relevancia y constituye un llamado a todos los gobiernos locales para generar más y mejores soluciones para albergar la llegada de nuevos ciudadanos, garantizando su salud y acceso a espacios públicos de calidad. Por eso se debe evitar el hacinamiento, la acumulación de residuos, prever las capacidades de agua y saneamiento, reducir la contaminación, entre otras medidas urgentes de planificación urbana y salud.

Además de los beneficios para la salud pública, otras ventajas de una buena higiene urbana son que mejora la apariencia de la ciudad, crea un ambiente más acogedor y fomenta la sensación de comunidad.

 

Relación entre higiene urbana y turismo

La limpieza urbana no solo se trata de barrer calles y recoger basura, es un pilar fundamental para el bienestar de la población y el atractivo de las ciudades. Pero ¿cómo contribuye a la economía una buena gestión de la higiene urbana? La limpieza urbana desempeña un papel crucial en el fomento del turismo, una de las principales fuentes de ingresos de muchas ciudades. Un entorno urbano limpio y bien mantenido atrae a más visitantes y, en consecuencia, genera más empleos y oportunidades económicas.

 

En todo el mundo

Para entender que no es un tema sólo de la Argentina, por ejemplo, la consultora global Mercer Eco-City elabora cada año un listado con las ciudades más sostenibles y limpias. Tiene en cuenta la calidad y disponibilidad del agua potable, el tratamiento y reciclaje de los residuos, los sistemas de tratamiento de aguas residuales, la contaminación del aire, y la fluidez del tránsito. Estas ciudades destacan no solo por su limpieza, sino también por sus estrategias sostenibles y la participación activa de sus ciudadanos en el mantenimiento del orden y la higiene urbana.

Estar en este ranking requiere políticas sostenidas en el tiempo, más allá de los cambios de gobierno. Y con seguridad, no se consigue de un día para el otro, sino que se llega a través de políticas claras, ordenadas, sistemáticas y sostenidas en el tiempo.

Para el año 2023, la ciudad de Copenhague, en Dinamarca, ocupó la posición número 1 del ranking, destacando la conciencia de la sociedad y el respeto de ella con el medio ambiente y el uso de la IA  a través de BIG DATA para la optimización de los edificios y servicios públicos. 

En la lista también se destacan ciudades como Singapur, Calgary, Helsinki, Auckland, Adelaide, Tokio, Zúrich, Oslo, Honolulu.

Conclusión

Mantener limpias las ciudades es un compromiso de todos. La higiene urbana mejora la calidad de vida, protege el medio ambiente y asegura el bienestar de las futuras generaciones. Es un esfuerzo compartido entre gobiernos y ciudadanos.

 

Por Nora Larosa, arquitecta (Claudia Nuñez, Ing. Ambiental. Master en Gestión ambiental metropolitana) 

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José Abel Autor