Catamarca se suma a las ciudades que activan la separación de residuos con acciones concretas para acercar a los vecinos alternativas simples y efectivas. GIRO es el nombre del programa de Gestión Integral de los Residuos desde el Origen del municipio de La Capital. AreaUrbana conversó con su representante para conocer el cambio de paradigma local que significa esta iniciativa.
Se calcula que aproximadamente el 45% de la basura que se genera es materia orgánica (restos de alimentos) y el resto es papel y cartón, plástico, vidrio y metales. Teniendo en mente estos números, es posible dimensionar cuánto menos residuos podrían llegar a los basurales o rellenos sanitarios si la comunidad entera se comprometiera con la separación en origen, es decir, en sus propias casas, locales u oficinas, lugares donde se origina la basura.
“Nos enfocamos en la separación de los residuos en origen para lograr un manejo adecuado, preservando el ambiente y la salud de los ciudadanos”, definen desde la organización que surgió en 2020 como una iniciativa municipal. “En su momento, el intendente quería responder a la demanda de los vecinos con respecto a la gestión de reciclados. Si bien en plena pandemia éramos un equipo pequeño, con solo dos técnicos, el Licenciado Nicolás Acuña, que hoy es Secretario de Ambiente del municipio, la iniciativa fue creciendo paso a paso hasta consolidarse”, explica Julieta García Serra, Directora de Reciclaje y Economía Circular de la Municipalidad de San Fernando del Valle de Catamarca.
“La planificación estratégica surgió en aquel momento, pero las primeras acciones en terreno se lograron llevar adelante en 2021. Hoy llegamos a tener 2 estaciones de transferencia, en donde recibimos todo tipo de materiales, 130 contenedores verdes, para materiales reciclables mezclados y 6 Ecopuntos, que son lugares donde hay contenedores de colores para diferenciar materiales”, detalla la Directora y agrega como ejemplo que, en el Parque Quiroga, un lugar central de la Ciudad, ubicaron un carro con diferentes compartimentos para que los vecinos que frecuentan la zona puedan depositar allí sus materiales.
Luego de esta primera instancia que compromete a la comunidad con la separación adecuada de sus residuos, el camino continúa. “Los materiales que recibimos no van todos al mismo lugar. El receptor principal son las cooperativas, trabajamos especialmente con dos que se ocupan de recibir la mayor parte del material, que es todo lo que se obtiene en los puntos de recepción. Y el resto recibe distintos destinos, por ejemplo, Fundación Soles reúne las tapitas, Cooperativa de Valle Viejo recibe ciertos tipos de plásticos que no tienen otros tratamientos, Empresas Soler recibe residuos electrónicos. Algunos materiales son enviados afuera, como los plásticos de un solo uso, que van a Buenos Aires para las llamadas botellas de amor, con las que se hace madera plástica”, detalla García Serra y comenta que, además, con las cooperativas se está generando un convenido de trabajo para seguir formalizando las tareas y generar más y mejores oportunidades. “Incluso tenemos otros receptores que son los que reciben las colillas de cigarrillo, en Mendoza, donde son tratadas para convertirlas en ecoladrillos”.
Además de la disminución de la basura, que tanta complicación ambiental genera, la separación de residuos evita el desaprovechamiento de grandes volúmenes de materiales que pueden continuar con su ciclo de vida a través del reciclaje o la reutilización. Esa es la premisa de GIRO, “detectar y tratar materiales aprovechables”.
MEDICIONES DEL PROGRAMA
¿Cuánto se recibe y cuánto se recupera?, ¿cuánta contaminación se evita?, ¿hay cada vez más conciencia y compromiso por parte de la comunidad o se requiere de mayores esfuerzos desde el lado de la información y concientización colectiva? Son preguntas simples pero no tan fáciles de responder, explican los responsables de GIRO. Si bien el programa lleva recuperados más de 2.400.000 kilogramos de materiales reciclables en total, es complejo dimensionar su impacto porque “hay diferencias abismales entre volúmenes de cada tipo de material. Por ejemplo, una colilla a veces no se puede pesar pero contamina litros de agua. Esto complejiza las mediciones. No es lo mismo 1 kg de plástico que 1 kg de papel, a nivel de contaminación. Pero lo que más queremos es que la gente dimensiones una realidad existente y entienda que puede convertir algo que es un problema en una solución”, detalla García Serra y remarca algo fundamental “lo que nos complica muchísimo la evolución y el progreso en este tema es que en nuestro país no se muestran los lugares a donde va a parar la basura, ni las condiciones en las que está esa basura y en las que trabaja la gente en esos lugares. Así mismo no se muestra cómo cambia todo ese panorama cuando separamos, colocamos cada tipo de residuo en su lugar y nos convertimos en actores del cambio”.
Como explica García Serra, los ciudadanos comunes muchas veces no tienen posibilidad de dimensionar la compleja logística que hay detrás de la basura, se naturaliza una idea infantilizada de que “la basura desaparece” y no se ve que apoyar la basura en cualquier lugar es problema para la ciudad. “Creemos que si las personas pudiesen dimensionar todo eso y vieran, a su vez, el beneficio que genera el cambio de hábitos, todo sería más simple, pero hay aún una limitante muy grande que es mostrar la complejidad social y ambiental que trae aparejado un basural”, resume la especialista.
ESTRATEGIA GIRO
El plan de separación que se lleva a cabo en Catamarca incluye una estrategia compuesto por Estaciones de transferencia (grandes espacios a los que se puede asistir para llevar materiales voluminosos y todo tipo de objetos reciclables), Contenedores en Vía Pública, Ecopuntos ubicados en lugares emblemáticos y públicos de la ciudad públicos y una Red de Economía Circular que incluye a empresas y comercios que se comprometen en separar y reciben un servicio diferencial de recolección de sus residuos en origen.
Sumado a todo eso, un equipo de “concientizadores ambientales” pasan puerta por puerta para llevar información a los vecinos y fomentar este cambio de hábitos. También se realiza un trabajo con instituciones, escuelas y actores sociales de la ciudad para que todos estén informados sobre cómo utilizar las herramientas colocadas en la ciudad.
“Damos capacitaciones, tenemos un equipo de capacitadores ambientales que se acerca a las escuelas, e invitamos a todas a que se anoten para recibir estas capacitaciones o para hacer visitas guiadas a cualquier punto GIRO. De esta manera buscamos permanente desde que empezó el programa, sumar conciencia”, invita García Serra.
MARIANA BRIZI