Litio: las reservas del “oro blanco” en los municipios

¿Pueden los recursos naturales ofrecer una plataforma para impulsar el desarrollo económico? Argentina cuenta con el 22% de los recursos de litio a nivel global, ingresando luego de Bolivia, en el segundo lugar al ranking de los países con mayor potencial mundial en explotación de este recurso mineral.

La oportunidad de Argentina en la transición energética global, cobró un papel predominante íntimamente ligado a éste metal y aunque es un elemento relativamente abundante, en los últimos años el litio se ha convertido en uno de los recursos que más interés despierta en el mundo, tanto entre las empresas vinculadas con las industrias extractivas como de la química, ambas interesadas en el producto derivado de carbonato y cloruro de litio, bajo una nueva fuente de generación de energía limpia.

En líneas generales, para los países que poseen grandes reservas significa una clara oportunidad de negocios, una alta posibilidad de atraer inversiones y un nuevo segmento expansivo sobre la concepción en el eslabonamiento productivo direccionado a las economías a nivel regional. 

Hasta el momento, las investigaciones de suelo para el desarrollo de las actividades extractivas vinculadas a la explotación de éste mineral, han demostrado que la mayor concentración del sólido se ubica en los municipios del Departamento de Susques, al sudoeste de la provincia de Jujuy, la localidad de Fiambalá en la provincia de Catamarca, en la cuenca de Pastos Grandes de la zona norte del salar y la municipalidad de General Güemes, ambos en la provincia de Salta. Sin embargo, la realización de diversos estudios sobre territorios potencialmente explotables, han corroborado la presencia de nuevos depósitos de litio, ubicados en el yacimiento de Palmar Largo, situado en el Departamento Ramón Lista, de la provincia de Formosa.

Si bien la actual producción no ha alcanzado su máximo exponente, su importancia se ve cada vez más materializada en sus nuevos usos, siendo el más importante el de la producción de baterías ionlitio para teléfonos celulares, computadoras portátiles y más incipientemente, vehículos eléctricos e híbridos. Sin embargo, el litio tiene muchos otros usos que, aunque no son tan visibles para los consumidores, son muy importantes en términos de la demanda por el recurso, tal es el caso de la producción de cerámicos y vidrios para darles mayor resistencia al cambio de temperatura, como también el aleado con aluminio y cobre para ahorrar peso en componentes estructurales de fuselaje y en la producción de tritio para reactores nucleares.

Durante los últimos 5 años, la demanda de litio aumentó aproximadamente un 80%, es por ello que, desde los municipios, las provincias y la Nación se ha tomado nota, brindando la intervención necesaria para su máximo aprovechamiento desde una mirada productiva, pero también, desde una perspectiva de protección del medio ambiente y ámbito social a nivel local. Tal es así, que los dispositivos de gobierno se encuentran desempeñando un papel fundamental en la determinación del impacto potencial de las actividades extractivas sobre los procesos de desarrollo, quedando establecido la necesidad de capacitar recursos de personal y lograr mecanismos eficientes de captura, procesamiento y análisis de la información, así como la importancia de establecer esquemas adecuados de coordinación entre las organizaciones del sector público, privado y las de naturaleza mixta.

Las medidas a través de las cuales se pretenden canalizar los efectos virtuosos de la explotación del recurso se basan en la atracción de inversiones, el aumento de las exportaciones, el incremento de los recursos fiscales y la creación de empleos mediante la localización de procesos productivos. A tales efectos y entre otras, empresas como Y-Tec o el Conicet (I+D) de la Nación, LIVENT Corporation de EE.UU. a través de la Minera del Altiplano S.A. de Salta, operan conjuntamente en las proporciones accionarias fijadas, donde al Estado le corresponde la mayoritaria, permitiendo a empresas nacionales y extranjeras llevar adelante actividades de exploración o producción minera en las provincias, junto con otras entidades ligadas al sector, sin comprometer la soberanía sobre de los recursos, fomentando el desarrollo de la minería e industrias vinculadas y asociadas ante entidades públicas y privadas que pueden influir en esta actividad productiva.

A modo de conclusión, la virtuosidad de la producción es muy superior a la que se creía, dejando aún varias páginas para sus provechos, donde los municipios han tomado nota utilizando el principal instrumento para promover sus economías a través del desarrollo productivo en la minería de litio, definiendo la política de “compre local” (PCL), como instrumento que condicione el acceso al recurso natural o el mantenimiento de las concesiones al cumplimiento de estándares que beneficien el área de influencia del proyecto, promoviendo la creación de eslabonamientos productivos locales y evitando que los proyectos mineros se transformen en diversos enclaves aislados.

Nuestro país cuenta con un régimen federal de gobernanza de la actividad minera, implicando que el dominio original de los recursos naturales pertenezca a las provincias. Así, este esquema federal plantea desafíos donde el diseño de una visión estratégica, traduzca las políticas públicas en un contexto de transición energética, donde las provincias ejerzan los derechos que les da la “propiedad” sobre el recurso en el marco de un conjunto de reglas definidas por la Nación.

POR LIC. MARTIN RYBA.

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José Abel Autor

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