Los nuevos formatos y su relación con la trama urbana

Mientras la tendencia indica que las ciudades no contribuyen con la calidad de vida y el bienestar, los titulares del estudio ATV Arquitectos proponen rescatar el impacto positivo que pueden generar las metrópolis en los habitantes. El tejido urbano también puede ser una opción saludable si se contemplan ciertas estrategias proyectuales que contribuyan, desde la arquitectura, a mejorar ciertos aspectos cotidianos.

Entre las soluciones que promueven Federico Azubel, Ignacio Trabucchi y Walter Viggiano para habitar la ciudad desde una perspectiva saludable, figuran los patios verticales, las casas en altura, los espacios aireados y luminosos y una marcada predilección por las escalas bajas. Esta nueva postura urbana invita a pensar las nuevas formas de habitar a partir de gestos arquitectónicos que marcan la diferencia. La espacialidad, los detalles de diseño y el equipamiento desarrollado para habitantes cuyas necesidades están en constante transformación los posiciona como observadores precisos a la hora de implantar un nuevo volumen en el tejido. Conectar desde las emociones es la premisa.

“Todas las obras tienen implícita una manera de pensar la ciudad”, señala Trabucchi. Y agrega: “Cada una conlleva una responsabilidad como arquitectos, en función de aportar nuestra visión para colaborar en la construcción de una ciudad mejor. Cómo mejorar los modos de habitar es una de las problemáticas que nos interpelan. Analizamos las metamorfosis que se van dando en las ciudades para entender los nuevos escenarios a partir de ciertas mutaciones”, apunta el arquitecto, director comercial y de Planificación Estratégica del estudio.

La pandemia puso en jaque los planes urbanísticos previstos para encarar cuestiones de movilidad e impulsar dinámicas en las ciudades inteligentes. La reactivación de los centros urbanos, el agotamiento de cierto modelo establecido y la expansión de la “mancha” urbana en territorios de baja densidad son los ejes conceptuales con los que ATV replantea la forma en que los edificios se alojan en nuevos contextos.

Desde este análisis y en conjunto con un equipo interdisciplinario, Azubel, Trabucchi y Viggiano proyectaron el conjunto Sens Nicaragua en función de “implantar un borde allí donde se presenta un cambio de densidad. Analizamos el proceso de gentrificación de Palermo y pusimos el foco en zonificaciones de mediana y baja densidad. Por eso coincidimos en lo que no queríamos hacer: una torre tradicional que atentara con la conformación de la manzana y las características históricas del barrio”.

Los arquitectos imprimieron su propio código en el edificio que acaba de ganar el premio SCA CPAU de Arquitectura y Urbanismo en la categoría Vivienda Multifamiliar. El jurado que lo destacó entre 400 unidades que se presentaron al certamen, ponderó el estilo contemporáneo, la creatividad y la respuesta puntual “ante un Código Urbanístico que genera fachadas compactas y continuas. El estudio valoró la implantación urbana, contrapuso otras alternativas, jugó con la sorpresa, lo discontinuo y los vacíos”.

“Asumimos el desafío de proyectar un edificio distinto, a pesar que en ese momento el Código permitía levantar un volumen con perímetro libre. Sens Nicaragua se construyó con una premisa: que no rompiera con la historia de su entorno”, apuntan los arquitectos.

¿Cómo generar tejido urbano sin perder metros? ¿Cómo establecer una morfología urbana que componga tejido? Estas fueron las preguntas, el punto de partida desde el cual ATV tomó las preexistencias para proponer una nueva forma de (re)habitar el espacio. Así, los patios y los fondos entre medianeras fueron decisivos  para diseñar espacios exteriores verticales y horizontales que llegan desde el espacio público al pulmón de la manzana. ATV promueve un modelo de ciudad que no niega el entorno, sino que establece relaciones con el espacio público, maximiza esos vínculos .

“Porque re habitar también es generar situaciones porosas, aireadas, luminosas, situaciones que se insertan en el entorno y generan un telón de fondo a escala baja. Y esta es nuestra postura urbana. Sumar conciencia e impacto positivo a la ciudad”, determina Federico Azubel.

“Preferimos hablar de habitantes antes que de clientes. De esta manera podemos encarar otros formatos para conectar con la vida urbana”, agrega Walter Viggiano.

Para los arquitectos, “Buenos Aires es una ciudad increíble. Rescatar su espíritu nos impulsa a explorar soluciones para optimizar las condiciones de caminabilidad y cercanía. Estamos convencidos que la arquitectura tiene la capacidad de vincular a las personas y en este sentido nuestros edificios tienden a generar encuentros”, afirman. A partir de resignificar la tipología de la propiedad horizontal, que retoma los gestos de las casas, ATV boceta un nuevo modelo de ciudad, donde los espacios exteriores favorezcan las visuales cruzadas desde la propia unidad o desde las contiguas. “Sin molestar ni taparle nada al vecino de enfrente”, sostienen.

En este sentido, la arquitectura del vínculo es tanto o más importante que el revestimiento o la orientación. Al intercalarse llenos y vacíos –una de las estrategias proyectuales que aplican a las casas en altura–, se generan espacios ambiguos. ¿De quién es este patio? ¿A quién le corresponde esta terraza? ¿Y este espacio verde? Preguntas que surgen a medida que los habitantes empiezan a vivir y a apropiarse de los circuitos que propone la obra.

Los cruces, así, son inevitables. Y la construcción de comunidades urbanas, con sus tensiones, encuentros y cruces, representan dinámicas propias, formas de vivir y transitar la ciudad desde una expresión: la casa inserta en su propia trama.

 

 

 

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José Abel Autor

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