Nuevas oportunidades en la economía naranja

El concepto de Economía Naranja está cada vez más presente a nivel mundial y la Argentina no es la excepción. Localidades como Bariloche o la provincia de Mendoza ya se encuentran trabajando en su industria cultural, para generar oportunidades a su comunidad. La opinión de los especialistas y las posibilidades de crecimiento en los próximos años.

Según las primeras definiciones la Economía Naranja es como se denomina al conjunto de actividades que consisten en la transformación de ideas en bienes y servicios de carácter cultural. En este sentido, dentro de la economía naranja, el valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual. Se trata de una denominación que toma fuerza en el año 2013, momento en que se desarrollaba una conferencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde Iván Duque (actual presidente de Colombia) y Felipe Buitrago, por entonces consultores de dicha entidad, presentaron una publicación que trataba de la economía cultural, creativa y la potencia que estarían habilitadas a causar. La denominaron Economía Naranja. 

En la actualidad existe un gran debate sobre si la llamada Economía Naranja podría ser un recurso para potenciar el desarrollo local. Con este concepto se hace referencia al mundo de la cultura, la industria creativa y la creación de contenido. Se denomina, por tanto, universo naranja a todas aquellas actividades que transformen el conocimiento en un bien o un servicio que trate de fomentar, además del beneficio económico, el desarrollo de la cultura y la creatividad. 

AreaUrbana, con la ayuda de especialistas que hace tiempo trabajan en este tipo de economía naranja o creativa, explicará algunos puntos importantes sobre este nuevo concepto.

 “La Economía Naranja no tiene una única definición; es un concepto desarrollado en Latinoamérica, en constante crecimiento y evolución”, comenta Claudia Guardia, una experta en el tema (BID) y Directora del Instituto de Políticas Socioculturales de la Asociación Civil de Estudios Populares (ACEP). Y reafirma “El BID la define como el grupo de actividades a través de las cuales las ideas se transforman en bienes y servicios culturales y creativos, cuyo valor podría estar protegido por derechos de la propiedad intelectual”.

El objetivo de esta nueva economía es potenciar una serie de sectores, entre los que se encuentra el cultural y el creativo, que se consideran poco impulsados por los gobiernos. 

¿Qué actividades comprende la Economía Naranja? Según la UNESCO, las actividades que están dentro de este concepto son aquellas vinculadas a las tradiciones o artísticas (artes visuales o escénicas, editorial, artesanías, audiovisuales y fonografía) y a la industria creativa (diseño de interiores, artes gráficas, ilustración, entre otros). 

Para hablar de las actividades que forman parte de ella y cómo se incorpora este concepto a la realidad argentina, AreaUrbana consultó a Federico Morábito, director de Innovación y Desarrollo Tecnológico de la provincia de Mendoza, quien afirma que “el concepto de Economía Naranja que tomó su fama desde el BID en Latinoamércia llegó un poco después a nuestro país, pero sin dudas, Argentina tuvo y tiene el concepto en la sangre, en su esencia”.

Tal vez resulte complejo el vínculo entre las industrias culturales y la obtención de ingresos, pero  Guardia lo aclara: “en 1995 Charles Landry publicó Ciudades Creativas. El autor se centró en la cultura como eje para fortalecer y revitalizar la economía de una ciudad. Para ese entonces, Australia y Reino Unido desarrollaron el concepto de industria creativa que tiene como elemento común la creatividad y el importante aporte a la economía”.Y agrega: “en1998 esta industria ya aportaba casi un millón de empleos y 4% del producto nacional bruto de Gran Bretaña, además de facturar 7,5 billones de libras en exportaciones. En 2006 el Reino Unido adoptó el término Economía Creativa como forma de representar la contribución de las industrias creativas a la vida económica del país”.

Una de las regiones que es conocida en todo el mundo por sus bellezas naturales y culturales es la Patagonia. Y desde este rincón de la Argentina también se trabaja intensamente en las industrias creativas. Así Joaquín De Bento, Subsecretario de Cultura de San Carlos de Bariloche, quien conoce muy bien el tema, afirma: “el concepto de Economía Naranja viene a reformular algunas iniciativas que se venían dando en nuestro país, pero con una mirada que profundiza el sentido económico de la innovación y la creatividad, es decir de qué forma los bienes y servicios culturales generan valor”.

Por su parte, Morábito sostiene que: “sintetizar el valor de las actividades que se traccionan en una cadena de valor, en un ecosistema, y que se sintetizan en actividad económica y generación de empleo es un punto. Y la disposición a pagar por estos servicios y los derechos de propiedad intelectual sobre los desarrollos creativos y el talento es otro punto”. Y dejando evidencias su pasión por el país, y sobre todo por Mendoza, explica: “podemos pensar en el impacto que generó la internacionalización del sector vitivinícola en el mundo del diseño y las artes gráficas de etiquetas de vinos. Salir a competir y vender en el mundo nuestros vinos hizo que crecieran y que lograran mostrarlo en las etiquetas de vinos de Mendoza al mundo. Mucho talento que se exporta al mundo, mejores empleos y más desarrollo económico local”.

En lo que respecta a nuestro país, hay talento creativo en los distintos sectores culturales. Basta con recorrer el país y ver las actividades culturales que se realizan en cada lugar. Música, arte, cine experimental, pintura y escultura; entre tantas otras. Ahora cabe preguntarse si la Economía Naranja puede generar ingresos genuinos y fuentes de empleo para las provincias, municipios o ciudades argentinas.

“El Sistema de Información Cultural Argentina (SINCA) en su informe del 2019 refleja que el empleo cultural a nivel nacional alcanzó los 308.872 puestos de trabajo, equivalentes al 1,8% del total del trabajo privado del país y al 1,5% de los puestos de trabajo totales (entre públicos y privados), superando al de los sectores energéticos (electricidad, agua y gas) y mineros”,aclara la experta en Economía Naranja del BID, quien refuerza su idea comentando que “tenemos en nuestras provincias la oportunidad de poner en marcha la capacidad y el talento de nuestros creativos y con ello generar más puestos de trabajo e ingresos, pero para ello es necesario que tanto políticos, como inversionistas, académicos y funcionarios, pongan la mirada obligada en el sector creativo e impulsen la implementación de políticas públicas de formación y capacitación de capital humano”.

ECONOMÍA NARANJA EN MUNICIPIOS 

Suele escucharse que los latinoamericanos somos muy creativos en distintos ámbitos. Es esa creatividad asociada a la cultura y a la economía la que podría conformar un camino para salir de las crisis permanentes que nos asechan desde hace varios años. “La Economía Naranja (o creativa) es un motor de desarrollo económico cada vez más importante en América Latina y el Caribe”, afirman José Miguel Benavente y Matteo Grazzi, quienes trabajan en la división Tecnología e Innovación del BID. Y más adelante comentan: “Las actividades de la economía creativa comparten un conjunto de propiedades que las diferencian ampliamente de otras actividades económicas y que impiden que los mercados generen resultados eficientes desde el punto de vista social; y por lo tanto, necesiten la intervención pública para solucionar estos problemas”.

Aquí se observa el importante papel estatal, ONGs e instituciones de gobierno para transformar la creatividad en recursos económicos que sirvan para desarrollar las regiones de América Latina. Argentina no está al margen de este fenómeno de la Economía Naranja y por eso queremos destacar algunos casos de éxito que demuestra su potencial. Uno de los casos modelos es el del municipio de Bariloche. De Bento revela: “Nuestra ciudad produce acciones vinculadas al sector que generan gran cantidad de empleo directo e indirecto”. Luego reafirma: “En los últimos años Bariloche se instaló como sede de festivales y eventos de relevancia local, nacional e internacional que la ubican como un lugar de referencia dentro de diferentes ramas de las industrias culturales y creativas”.

Otro caso emblemático es la provincia de Mendoza, que a fines del 2020 realizó el Foro Internacional de Economía Naranja con la presencia de importantes referentes de la cultura y funcionarios, nacionales e internacionales y más de 500 participantes. Esta iniciativa despertó grandes expectativas a nivel provincial y en los distintos municipios provinciales. 

El director de Innovación y Desarrollo Económico de Mendoza aseveró: “se viene trabajando hace tiempo y se dieron un conjunto de factores que hicieron que el tema se ponga en agenda”. Respecto a las pymes que forman parte de la Economía Naranja, enfatizó: “abrimos el Registro del sector Audiovisual de Mendoza y en menos de 1 año se registraron más de 60 empresas; y sigue creciendo. Luego, en asalariados registrados en ramas vinculadas con audiovisual tuvimos más de 600 en 2020”. Y finaliza con una afirmación que demuestra la importancia que le otorgan los mendocinos a esta economía: “Cada profesional, cada talento creativo es un emprendedor, es un empresario en acto y en potencia, puede generar una empresa que brinde oportunidades de empleo a otros”.

EL PAPEL DE LOS GOBIERNOS 

El 2021 fue declarado por las Naciones Unidas como el Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible: creatividad inclusiva para la recuperación global. Y esa recuperación es posible si todos los sectores, creativos, industrias, empresas privadas nacionales e internacionales y organismos de gobierno, trabajan a la par. 

Las empresas más jóvenes o start up que se caracterizan por sus ideas innovadoras, están produciendo un cambio en las reglas de juego y ya compiten con las corporaciones gigantes que fueron las dominantes en años anteriores. Ante estos cambios inesperados, impuestos por una pandemia (ver recuadro) que arrasó con las economías mundiales y el ascenso de las pymes creativas, surge la pregunta: ¿qué papel tienen los gobiernos municipales, provinciales y nacionales, para impulsar este tipo de economía cultural y creativa?

Según señala Morábito: “debemos entender que el fin es el mismo a cualquier nivel de gobierno, las políticas públicas deben ser convergentes y debe existir coordinación multinivel. Que el talento crezca y tenga una red ágil que lo impulse. Talento, emprendedores, empresas son el corte de las políticas públicas en esto”.Por su parte, Guardia refuerza esta idea: “El Estado juega un papel muy importante mediante las políticas públicas a mediano y largo plazo que permitirían no solo retener a nuestros creativos, sino atraer, formar y reproducir el talento”. El rol del estado es fundamental, ya que el ecosistema creativo necesita visibilizarse para producir trabajos en conjunto, en tanto los gobiernos municipales, provinciales y nacionales tienen la posibilidad de incentivar la oferta y la demanda cultural. Y su propuesta para lograr este objetivo es incluir dentro de sus estructuras administrativas áreas específicas de Economía Naranja y buscar sistemas de financiamiento colectivo como, por ejemplo, mediante el Crowdfunding o la microfinanciación. “Es necesario que nuestros gobiernos piensen a la cultura como una inversión y no como un gasto”, subraya convencida. 

En este punto, “el Estado debe funcionar como un articulador que genere oportunidades, que vincule actores y que formule el marco normativo para que se pueda desarrollar la Economía Naranja”, explica De Bento. Y añade: “en esta instancia inicial el Estado debe generar las condiciones para que puedan instalar y crecer las empresas, emprendimientos y proyectos de economía cultural”.

Algo importante es que, ahora más que nunca, las políticas públicas que se implementen a nivel de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales, deben basarse en la planificación y no en la improvisación. Y también es vital la capacitación permanente de las industrias creativas, como lo expresa Guardia, quien además afirma que “en nuestro país existe ese talento tan buscado en el mundo, pero para que puedan surgir oportunidades y florecer la creatividad, debemos prepararnos y capacitarnos”.

Morábito reafirma que “los ejes principales consisten en financiar proyectos a emprendedores y empresas; atraer nuevos proyectos e inversiones con las capacidades instaladas y el talento local, vincularcon empresas externas a Mendoza y formar talento y profesionalizar a las Industrias Creativas y Culturales (ICC)”.

POLÍTICAS PÚBLICAS

Muchas veces el potencial de la cultura no alcanza por sí solo, si no se planifican acciones concretas de gobiernos de diferentes niveles, como expresamos más arriba. Pero no solamente es necesario el apoyo oficial, sino que las empresas, organizaciones no gubernamentales y organismos de crédito mundial, también cumplen un papel fundamental a la hora de apoyar a la cultura para que se transforme en un sector productor de riquezas. Ahora, cabe preguntarse: ¿la Economía Naranja es identificada por los gobiernos y reconocida como una verdadera fuente de recursos económicos?

Guardia nos explica que “los países necesitan mentes creativas que encuentren soluciones. Países como Japón; Alemania, EE.UU., Finlandia, Reino Unido, Suecia y China, no solo reconocen la importancia de la Economía Creativa, sino que apoyan la investigación, fomentan incentivos para que las empresas tecnológicas puedan desarrollarse, invierten en educación superior y en el resguardo de la propiedad intelectual, y facilitan el camino a los emprendedores creativos y las startup”. Ese apoyo se manifiesta, según la experta, de la siguiente manera: “los eximen de cargas impositivas, apoyan los proyectos vinculados a Inteligencia Artificial, valoran el talento y observan en una economía basada en la creatividad la posibilidad de crecimiento y desarrollo, ya que esta se convirtió en la verdadera riqueza de las naciones”.

Un buen ejemplo de este apoyo a las industrias creativas es el municipio de Bariloche. La ciudad cuenta con un importante ecosistema creativo que incluye a grandes referentes de la cultura nacional e internacional. En la ciudad se producen acciones vinculadas al sector que generan gran cantidad de empleo directo e indirecto. Ante este panorama, la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad se propuso generar datos e información sobre estas industrias para determinar su impacto económico y definir políticas públicas de fomento del sector.

Otro ejemplo concreto de este apoyo oficial a esta economía creativa es el del Gobierno de la provincia de Mendoza. “Desde el Ministerio de Economía, con la Dirección de Innovación y Desarrollo Económico provincial se creó el Programa Mendoza Naranja para fortalecer a las ICC de Mendoza y trabajar junto con el sector privado”, aclara Morábito. El foco es una Mendoza que trabaja en red, que se conecta con otros ecosistemas, que atrae proyectos, que desarrolla talentos, que acoge proyectos y que tiene una mirada internacional.

TIEMPOS DIGITALES

La digitalización de los medios de comunicación y sociales produjo un cambio sustancial a la hora de producir, transmitir y consumir contenidos culturales creativos en todo el mundo. Nadie hubiera pensado hace diez años que íbamos a poder ver un contenido de manera asincrónico ondemand, es decir a la hora que quisiéramos y en tipos de soportes (celulares, tablets o Smart TV). 

Todos los nuevos medios digitales, las redes sociales e internet, sin discusión, revolucionaron la nueva forma que adopta ahora esta Economía Naranja o creativa. Sobre este aspecto, Morábito remarca esta tendencia y aclara: “la nuevas tecnologías digitales fueron aceleradores de un proceso y facilitaron la escalabilidad de los negocios vinculados a la Economía Naranja”. Esto implica un cambio de escenario importante, la demanda es el mundo. Y la posibilidad de generar ingresos y riqueza crece con ello. Pero también ha aumentado la competencia.También se anima a reflexionar sobre la calidad de los contenidos creativos: “los estándares de calidad y los procesos son cada vez más competitivos y exigentes. Es clave entender cómo funciona el sistema para poder jugar y esto implica una profesionalización y un mayor nivel de especialización por parte de los emprendedores y las empresas”.

Guardia aporta una mirada más igualitaria acerca de esta nueva era digital y sentencia: “Transitamos la cuarta Revolución Industrial, la tecnología que nos trae la Web 3.0 que disrumpe con la hiperconectividad, la nanotecnología, la Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas y el blockchain. Aprovechar lo que este momento nos brinda e impulsar la Economía Naranja es un reto para construir un sistema económico más justo y sostenible”.

Tampoco tenemos que olvidar el alto impulso que alcanzaron las industrias creativas con el surgimiento del marketing digital. Según un informe del McKinsey Global Institute, que realiza investigaciones económicas y empresariales en más de 20 países del mundo, las tecnologías disruptivas transformarán la vida, los negocios y la economía global para el 2025”. En esa investigación se incluye a las tecnologías disruptivas que, sin duda, revolucionarán la Economía Naranja: Internet Móvil, Internet de las Cosas, tecnología de la nube, impresiones 3D, tecnologías avanzadas.

Lo interesante es que el público accederá de forma más masiva a través de ellas y el marketing digital -como una herramienta poderosa- potenciará el acceso, consumo y producción de esa industria creativa. El informe también indica que la demanda de productos relacionados con la Economía Naranja aumentará de manera exponencial. 

A manera de breve conclusión podemos afirmar que Argentina cuenta con este poder creativo y que puede dinamizar la economía en sus distintos niveles. En algunos puntos del país se percibe el apoyo a estas manifestaciones culturales y en otros aún no se detecta el potencial. La Economía Naranja es una realidad y tendrá que imponer nuevos modelos que se basen en la innovación, en la disrupción, la creatividad y la innovación para seguir creando fuentes de recursos y empleos en todo el mundo.

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José Abel Autor

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