El municipio de Ayacucho tiene una ordenanza que promueve la construcción con tierra cruda, y apunta con ella a desarrollar una política enfocada en los problemas de la vivienda, el hábitat y la migración interna.
El Concejo Deliberante del municipio bonaerense de Ayacucho aprobó una novedosa ordenanza, que sienta bases para la construcción de viviendas con tierra cruda. La iniciativa, surgida del Ejecutivo local, es impulsada como una política pública tendiente a dar respuesta a la problemática habitacional de la que las localidades del departamento no escapan, pero también se vincula a abordar otros fenómenos conflictivos, propios de los territorios ligados a la vida rural, como el despoblamiento del campo y la seguridad y soberanía alimentarias.
El texto de la ordenanza consta de ocho artículos, en los que, entre otras cuestiones, se dice, por ejemplo, que “en los casos en que este tipo de construcción sea destinado a viviendas de carácter social y previo informe del área de desarrollo social, el Municipio proveerá en forma gratuita los elementos naturales -tierra, arena y piedra– para la construcción de la obra”; dice, asimismo, que “en los casos en que el propietario o destinatario de la vivienda a construir sea personal de la planta permanente o temporaria del Municipio, y la construcción sea destinada a vivienda única, dicho personal gozará de una licencia especial de 10 días hábiles con goce de sueldo para permitir su participación en las tareas de autoconstrucción”; y que el Ejecutivo local “ofrecerá la formación básica necesaria en lo concerniente al tema para una mejor comprensión y conocimiento por parte de todos aquellos interesados en esta alternativa constructiva”.
Se destaca también la inauguración de un bio-corralón de construcción. Sobre estos puntos desde del área de coordinación de Asuntos Municipales de Ayacucho, indicaron que “la idea era un reglamento amplio que contemplara diversas experiencias, incluyendo las viviendas de quincha, de adobe, de cob y con otras técnicas existentes”, mientras que sobre el biocorralón dijo que “es un espacio público donde va a haber elementos naturales y donde se van a hacer las mezclas para preparar los materiales, con la infraestructura y el apoyo necesarios por parte del municipio”.
Sostuvieron que el proyecto de ordenanza se envió al Concejo “debido al fuerte apoyo de la iniciativa y el respaldo comunitario, había y hay familias que ven que la construcción en tierra cruda puede ser una alternativa en la búsqueda de soluciones a la problemática habitacional”.
Además, comenzó la restauración de un rancho que estaba en ruinas, en la localidad rural de La Constancia, en Ayacucho, con el objetivo de que luego fuese habitada por la enfermera del pueblo. Allí comenzó el primer taller acerca de construcción con tierra.
Nota Publicada en ÁreaUrbana46