Matías Battaglia y Juan Manuel Pippia, ambos Lic. en Ciencia Política (UBA) que forman parte de Innovaes, un centro de estudios en políticas públicas que se especializa en temas de desarrollo municipal, local y regional. Los profesionales explican por qué es importante descomprimir AMBA y optar por una estrategia de Ciudades Intermedias.
Argentina se arriesga a concluir la década con un agravamiento de la macrocefalia del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), área que se compone de CABA y 40 municipios bonaerenses y que desde la década de 1950 experimenta un crecimiento demográfico vertiginoso. Esto genera que muchos servicios públicos no lleguen a prestarse y se produzcan congestionamientos vehiculares frecuentes, que haya ocupación de terrenos y espacios verdes y que la falta de planificación urbana genere incentivos para el surgimiento de asentamientos.
Cuadro de situación del AMBA
El AMBA no es igual al Conurbano Bonaerense o al Gran Buenos Aires (GBA). El Conurbano es un conjunto de unos 30 municipios que rodean de forma inmediata a CABA y se subdividen en 1°, 2° y 3° Cordón con relación a su cercanía con la ciudad. Mientras tanto, el AMBA se conforma de CABA, el Conurbano y otros 10 municipios más alejados (que se suman al 3° Cordón). El crecimiento demográfico se concentra –principalmente– en el Conurbano, que pasó de 2 millones de habitantes en 1950 a unos 12 millones en 2010. A su vez, en CABA, la población se “amesetó” en cerca de 3 millones desde 1950.
La relación entre CABA y AMBA (Conurbano especialmente) se gestó cuando las familias se mudaban a la periferia de la Capital para acceder a su mercado de trabajo. A comienzos del 1900 CABA era el lugar natural para la radicación de empresas, dada su cercanía con el puerto. Con el tiempo las empresas comenzaron a ver rédito en instalarse en el Conurbano, privilegiando la cercanía logística al puerto y el gran mercado capitalino. Más tarde, el Gran Buenos Aires también desarrolló sus propios mercados, dado el crecimiento poblacional, y comenzó a tener gravitación propia, que se tradujo luego en materia electoral. La relación simbiótica siguió y en 2020 un estudio del Centro de Estudios Metropolitanos decía que de 2.741.500 puestos de trabajo que hay en CABA, 1.365.500 son ocupados por residentes en la ciudad y 1.376.500 por residentes en el Conurbano.
Dentro de todo este escenario de simbiosis urbana, a partir de los ’80 la generación de asentamientos fue creciendo, manteniéndose en niveles altos en el SXXI. Ello terminó por provocar la eliminación de espacios libres para realizar obras de infraestructura o establecer espacios verdes necesarios para mejorar la calidad de vida. Antes de los ‘80 el patrón de crecimiento que había caracterizado a la región era de cierta organicidad y predominaban los barrios de clase media. También empezaron a popularizarse los barrios privados que surgen como opción para la clase media que deseaba adquirir una casa de dimensiones medianas o grandes, algo inaccesible en CABA. Sin embargo, tienen una extensión considerable, poca densidad y dependen mucho del transporte automotor. Todo ello hace que brindar servicios públicos sea más caro por la dispersión poblacional (“urban sprawl”), lo cual ayuda poco a dar orden.
Hoy, en el Conurbano hay grandes extensiones de territorio próximas al estado de anomia, ya que ninguno de los 3 niveles de gobierno puede hacerse cargo -de manera eficiente- de funciones básicas, como la seguridad, la provisión de agua y el saneamiento u otras políticas esenciales. A pesar de ello, la denominada “mancha urbana” continua creciendo en el AMBA. Avanza hacia áreas rurales o periurbanas que deberían mantenerse como espacios verdes, recreacionales, reservas ecológicas, actividades como “cinturones verdes” o programas de agricultura urbana. Empeorando la situación, la mancha urbana suele expandirse con asentamientos y barrios privados, lo que dificulta la planificación urbana y la provisión de funciones básicas.
¿Qué es una estrategia de Ciudades Intermedias?
Por Ciudades Intermedias nos referimos a ciudades o municipios que se encuentran alejados de las grandes áreas metropolitanas y que tienen cierto potencial de crecimiento económico. En función de lograr mejores resultados, se recomienda que reúnan 2 condiciones. Por un lado deben contar con una población de entre 20.000 y 145.000 habitantes. Esta población permite ganar una mínima economía de escala y ordenar eficientemente el crecimiento urbano. Por otra parte, deben jugar un rol logístico, económico o administrativo que les otorgue cierta influencia en su área cercana. Por rol logístico se refiere a si cuenta con un nodo vial relevante o con una conexión ferroviaria; por rol económico se refiere a si su economía es relevante para su área circundante, y por rol administrativo se refiere a si cuenta con alguna institución del Estado (ya sea una sede judicial, un hospital de alta complejidad, universidad) que le otorgue una ventaja para despegar.
Vale aclarar que las ciudades argentinas que alcanzan o superan los 145.000 (como por ej. Mar del Plata o Bahía Blanca), son centros urbanos consolidados que, inclusive, tienen su propia periferia y reciben flujos migratorios internos. Sumar más población allí, no es prioritario. Por eso las ciudades de 20.000 a 145.000 hab. son claves. Su espacio urbano tiene un tamaño idóneo para organizar la recepción de migración según criterios urbanos sostenibles. El crecimiento puede planificarse y adelantarse a los hechos.