Desde Córdoba, la productora agropecuaria Vanesa Padullés Igoillo destaca el rol de las mujeres en la producción agrícola y el trabajo que lleva adelante junto a su familia en su empresa.
En la actualidad y según datos estadísticos de la ONU y la W20, las mujeres rurales ocupan más de un tercio de la población mundial y representan el 50% de la mano de obra agrícola. Su participación en el sector resulta de vital importancia, ya que contribuyen, en gran medida, a la erradicación de la pobreza y del hambre, al acceso a una educación universal, como así también al fomento de un desarrollo sustentable. Aunque su rol es clave para la sociedad, los desafíos continúan.
En el marco del Mes de la Mujer, Vanesa Padullés Igoillo, productora agropecuaria y una de las propietarias de la empresa familiar Carlos Garetto, integrada por productores cooperativistas, nos cuenta sobre la importancia del rol de la mujer en el campo y los retos que conlleva su labor.
Con sede en Córdoba, la compañía familiar opera al norte de la ciudad de Leones y al sur de Noetinger, en el departamento de Marcos Juárez, en los Establecimientos El Bagual, Ana Teresa, La Blanca, Santa Margarita y el Vallo, donde trabajan más de 1.800 hectáreas con los cultivos de soja, maíz, trigo y sorgo.
Padullés Igoillo es Licenciada en Administración de empresas, posee un posgrado en agronegocios y una especialización en impuestos agropecuarios. Junto su marido Carlos Garetto, ex presidente de Coninagro, formaron desde cero la compañía que hoy en día trabaja junto a un equipo de profesionales desarrollando tareas agrícolas y ganaderas en los campos familiares. “Durante varios años trabajé en una empresa de nutrición animal en São Paulo, Brasil, realizando las investigaciones de mercado para todo Latinoamérica. Un día, en un embotellamiento de cuatro horas en la ciudad, me puse a pensar si ese era el futuro que quería para formar una familia. En ese momento, mi cabeza hizo un click y volví a mis tierras, valorando y amando el lugar donde nací, la ciudad de Leones, con la idea de dedicarme al campo y a producir”.
Para Vanesa “es fundamental tener una política de reinversión constante para que todo funcione correctamente, y en eso trabajamos a diario. Disfrutamos y necesitamos mantener la seguridad y la comodidad para trabajar de manera eficiente y productiva. Principalmente, mis ocupaciones son administrativas, de gerenciamiento y de relacionamiento con instituciones del agro, llevando adelante la labor estratégica de la empresa. Además de cumplir el rol de madre, que es toda otra empresa”.
Reflexionando sobre su pasión y relación con el agro, afirmó: “Nací ligada al campo, en mi familia son todos productores agropecuarios. Estudié en la universidad y por 15 años trabajé en empresas vinculadas a la tecnología o a la producción agropecuaria en Argentina y en Brasil. Nuestro objetivo es mantener el arraigo, que los niños crezcan en el campo y dar el ejemplo a nuestros propios empleados, porque éste es el lugar que amamos. El canto de los pájaros, la libertad, el sol, el día, lo verde, la quietud cuando llega la noche, eso es el campo, estar vivo y sentirse vivo”.
Potencia en las tierras cordobesas
Para desempeñar la cosecha fina y gruesa, la empresa cuenta con dos cosechadoras, una 7120 y una 2388, elegidas por su alto rendimiento, la calidad superior de los granos y la excelente productividad en todas las condiciones. Además, para el trabajo ganadero, cuenta con un tractor Puma 155 y un Maxxum 180, empleados diariamente para alimentar a los animales del campo.
“La calidad de los equipos y la tecnología Case IH facilita y hace más eficiente nuestros trabajos, y el saber que siempre dan respuestas, es fundamental a la hora de elegir. Además, la ventaja de tener cerca a Criolani, nuestro concesionario de confianza, es importante ya que nos brindan su buen asesoramiento y especialistas formados que nos dan soluciones en el momento”, afirmó Padullés, y expresó: “En el marco de la pandemia nunca dejamos de trabajar, al producir la base de muchos alimentos tuvimos que buscar la forma de salir adelante, con los cuidados necesarios, con barbijo, alcohol en gel y el distanciamiento social reglamentario”.
En relación a sus proyectos a futuro, Vanesa afirmó: “Nuestro objetivo es tratar de sostenernos y crecer en capacitación e inversiones en la empresa, siempre en la búsqueda de mejoras. Esperamos también que las escuelas rurales puedan abrir y los niños puedan seguir teniendo la educación que merecen. Desde nuestro lado, tenemos el compromiso de facilitar la comunicación en el campo, llevando internet a los lugares donde hace falta para que los chicos puedan tener acceso, valorando inmensamente la labor que hacen sus padres y el trabajo que llevan en el campo”.
A nivel personal, la productora agropecuaria comenta que forma parte de encuentros y reuniones con mujeres rurales, y sostiene: “Siempre estoy bregando por una mayor participación de la mujer en las producciones, en las familias de productores, en la capacitación y en la intervención de las mujeres rurales en la sociedad y en el desarrollo local de los lugares donde vivimos, porque creo que eso fomenta muchísimo el arraigo, siendo actores fundamentales en ello. Es mucho lo que las mujeres podemos lograr y pensar en ese sentido. Argentina tiene un potencial enorme en el profesionalismo que tenemos muchas mujeres agropecuarias. Esto es algo para destacar, potenciar y unirnos en red. En función de eso, las mujeres cooperativistas trabajamos juntas en una red de mujeres rurales argentinas que nos contiene y nos potencia a seguir con ideas, pensamientos y nuevos proyectos para dar visibilidad y valorar el rol de la mujer en el campo”.